The Dimensions

Capítulo 16

La recostó con cuidado en su cama, tratando que quedara de una manera cómoda, pero ella no dejaba de quejarse, se movía constantemente. Supuso que era muy doloroso tener unas costillas rotas, hizo una nota mental de tratar que nunca le pasara.

Estaba poniéndole la manta sobre su cuerpo y cuando regreso la mirada a su rostro notó que lo veía directamente.

— Gracias… pero no creas que es una tregua ni nada de eso— Loewen miró hacia otro lado algo apenada.

—Ni loco, aún tengo que quemar tu cabello. — se inclinó de hombros —Es una de mis metas— sonrió.

Loewen sonrió de vuelta.

—Inténtalo siquiera— Eiden rio un poco por tal contestación, nadie se atrevía a hablarle de esa forma, de alguna manera era refrescante.

—Duerme, necesitas descansar— le dijo acomodándole inconscientemente un mechón de cabello detrás de la oreja, ella algo apenada asintió levemente. Se acomodó un poco en la cama.

—Tu...— comenzó a decir, haciendo que Eiden la viera a los ojos, bajó la mirada apenada —Tu estarás cerca ¿verdad? — el muchacho se sorprendió, ella estaba mostrando con esas simples palabras que tenía miedo, estaba dejando que su orgullo callera. ¿Qué le habría provocado tanto miedo? Él sonrió petulante, para relajar la tensión que había en ella.

—¿Tanto me necesitas princesa? — la muchacha rodo los ojos.

—¡Claro que no! Solo quería saber para decirte que no te me acerques ¡pervertido! — volteó su cara enojada. Pero él sabía que era en serio que tenía miedo.

—No te preocupes, estaré aquí— en su voz no quedo ni una gota de sarcasmo, lo decía con toda la sinceridad que tenía para dar.

La muchacha lo moro impactada, pero solo alcanzo a ver su espalda saliendo por la puerta. Se relajó al saber que no se iría lejos, ahora más que nunca no podía descuidarse, o lo volverían a intentar. No era que le agradara demasiado pedir ayuda, pero en estas circunstancias era necesario que hubiera alguien cuidándola, ya que ella misma no podía hacerlo.

Eiden salió de la habitación de Loewen mas pensativo que nunca, tenía que investigar lo que le había pasado, pero no era el mejor momento para preguntarle a ella. Estaba adolorida, asustada y cansada, obviamente no quería hablar de lo sucedido. Además, había notado algo en su mirada, como si de pronto supiera algo. En la estancia de su habitación se encontraba esperándolo toda su familia. Que al verlo se pusieron de pie y se acercaron a él.

—¿Qué fue lo que paso Eiden? — preguntó su padre seriamente

—La verdad es que no lo sé, no estaba con ella cuando pasó esto.

—¿no fue una de sus peleas? — preguntó Jilett enojada.

—¡Claro que no! ¡Yo no le hice eso! — gritó Eiden.

—si hijo te creo— habló su madre – pero es extraño que los ataquen en una zona tan común como la escuela.

—si… pero… no creo que ella quiera hablar ahora— suspiro Eiden cansado –está bastante lastimada— la cara de preocupación de todos no se hizo esperar. –Está bien, me dijeron que se sanaría rápido— tranquilízate Eiden.

—¿Qué tiene?

—bueno, unas quebraduras, un golpe en la cabeza y varias cortadas por su cuerpo— puntualizo en orden de importancia los daños de Loewen.

— Asígnale una doncella para que este con ella día y noche— Ordeno su padre a lo que Eiden asintió.

—Vale, dejemos de hacer tanto ruido y vaya cada quien a sus cosas— ordeno su padre.

 La familia comenzó a salir hasta que todo quedó reducido a Eiden y su padre en la sala.

—Eiden, sabes bien lo que hay en juego.

—si… creo que ella sabe algo. Lo he notado.

—supongo que su atacante habrá revelado información— rasco su barba, pensativo –Cuida de ella, al fin y al cabo, te asigné como su protector.

—Lo sé, pero no sé interpretar tal papel. Ella parece estar siempre en problemas— su padre sonrió y caminó hacia la salida.

—Parece que tu vida se torna interesante ¿no crees?

Eiden entro a su cuarto se sentó de forma holgada en el gran sofá negro que había en su recamara. Su cabeza iba a explotar de seguir así. Necesitaba algún tipo de analgésico, así que llamo por medio de un botón a alguna doncella para que lo atendiera lo más rápido posible.

—¿sí? ¿Necesita algo príncipe Eiden? — se oyó una voz de mujer al otro lado de la línea

—si, por favor que me traiga algo para la cabeza.

—en seguida príncipe.

El botón dejo de estar en rojo, indicando que la llamada había terminado. Después de unos minutos ya estaban tocando a su puerta. Dio el pase con una suave voz, que revelaba que aún no se sentía del todo bien.

Una chica e cabello corto y negro entro en seguida feliz de que le dieran la oportunidad de estar con Eiden, es cierto que solo venia por cosas del trabajo, pero ella apreciaba cada momento a su lado, aunque él no sintiera lo mismo que ella.

—Príncipe, aquí está la pastilla y un poco de agua— Eiden apenas y asintió con la cabeza. La chica un poco decaída, dejo la bandeja con las cosas en la mesa de alado del sillón y se dispuso a salir.




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