The Dimensions (libro 2) "The journey of the seven"

8. El sabio del aire

Zark se mostró complacido de no ser un blanco fácil aún para el poder de una Única, pero eso los dejaba nuevamente sin salida, en un lugar hostil donde todos podían morir.

—Sabía que no sería tan simple —admitió Briana.

—¡Como sea, necesitamos un refugio para pensar en qué hacer, la tormenta parece ir en aumento! —gritó Nubiya.

—¿Zark? —inquirió Ashvend.

—¡No me miren a mí, es el señor del aire en nuestra contra!

Ratnik reaccionó por si mismo y alzó ante ellos un lugar donde refugiarse, todos entraron a medio congelar (menos Nubiya) y se sentaron todos juntos mientras Eiden provocaba un fuego que no necesitaba madera alguna.

—Esto está mal, ¿Cómo haremos para saber la pista de este lugar? —dijo Ashvend.

—Quizá si Zark va solo —sugirió Ratnik.

—No podré con ello, lo sé, ya lo he intentado.

Loewen se encontraba sumida en sus rodillas, avergonzada por no haber logrado efectuar el plan y por tenerlos a todos en esa terrible tormenta de nieve. La única que parecía perfecta era Nubiya, quién miraba hacia la pequeña salida que Ratnik había dejado a la cueva, parecía meditar en si quedarse ahí o salir a congelarse.

—Alguien viene —dijo de pronto.

—¿Alguien? —Zark frunció el ceño—, no puede ser, nadie viene por aquí a menos que quiera morir.

—Gracias Zark, por la muerte asegurada —dijo Ratnik.

—No, es en serio, alguien se acerca… ¡Y muy rápido! —Nubiya se puso en pie y en formación de ataque.

Los demás la siguieron, pero, aunque Nubiya hizo movimientos defensivos con las manos y los brazos, terminó en el suelo por alguna razón, al igual que el resto de los chicos, a excepción de Aubrey quién no tocaba el suelo, sino que levitaba y Loewen a quién no habían tirado.

—Jamás creí vivir para conocer a la Única en persona —dijo un anciano— y eso que tengo más años de los que aparento.

—De hecho, si luce bastante anciano —dijo Loewen— ¿quién es usted?

—Pensaba que venían a buscarme, me he presentado por esa razón —Zark abrió los ojos como platos y se sentó rápidamente, haciendo una inclinación hacia el anciano quién sonreía apacible y miraba al Elementarista con calmosos ojos grises—. Eres extremadamente poderoso mi querido discípulo, no has permitido que una Única te robe tu poder, de hecho, creo que no podrías robar el poder de ninguno de ellos querida niña.

Loewen bajó la cabeza.

—Nos dijeron que había una pista aquí, Eiden recuerda una nota de usted —dijo ella de mala gana sabiendo quien era en seguida.

—Sí, se la dejé al príncipe Eiden cuando apenas era un pequeño bebé, desde entonces sabía que su destino y el de la Única estarían ligados.

—¿Cómo puede saberlo? —dijo Ratnik.

—Ah, un Elementarista tierra —sonrió el hombre—, me da gusto conocerte y lo sé porque he no solo soy un Elementarista.

—Entonces… ¿Es usted el protector?

—Oh no, yo no podría con esa carga, pero fui el encargado de que no encontraran esto —el hombre sacó de entre su mullida manga café un pequeño libro de cuero, bastante viejo.

—¿Qué es? —preguntó Nubiya.

—Es el libro de los sellos —dijo radiante Briana, apareciendo de la nada y tomándolo de las manos del anciano— es el diario.

—Pues sí, se perdió en el Everest, tuve que hacer caer muchos aviones y ganarle fama a este lugar de peligroso por esa razón.

—¿Ese es libro? —se acercó Loewen a su consciencia.

—Este hombre estudió a fondo tus poderes, fue él quien creó los sellos para mantenerte a raya y en él nos dice como manejarlos.  

—¿Podemos controlarlos? —se acercó Ratnik—, pensé que solo hacía que se desmayara.

—Yo pensé que sería lo último que encontraríamos, ¿el diario no lo tendría que tener el protector?

—No, porque podría ser que el protector quisiera utilizarlo, en cambio este hombre solo parece un conocedor e idolatra de la ciencia —dijo Eiden.

Loewen comenzó a sentirse amenazada de pronto, ahora todos ellos tenían en su poder algo que la controlaba, sería como una máquina de juguete para ellos. No lo gustaba. Eiden fue el primero el volverse hacía ella.

—Tiene miedo —le dijo Lewin—, eso puede desatar un poder.

—El diario está incompleto Loewen —Eiden se lo arrebató a Zark quién lo veía interesado—, ¿Ves? Cortaron páginas.

—Eso quiere decir que hay más de una persona que sabe cómo controlarme.

—Soy parte de la orden negra y el resto con las páginas también son de la organización, nos encargamos de la paz —tranquilizó el hombre mayor—, no queremos hacerte daño. Además, nada está completo, ninguna dimensión tiene la síntesis de tu poder, este diario es lo más completo que hay, pero incluso con toda la investigación que logré hacer, no pude descifrarte.

—Pero logró poner sellos en cada uno de mis poderes, haciéndome prisionera de la voluntad de otros.




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