The Dimensions (libro 2) "The journey of the seven"

11. Petra

Zura tuvo que tener varios días de reposo antes de poderse volver a convertirse en su modo celestial de Dragonar, desde entonces, ella no había vuelto a tentar a Loewen, de hecho, no hablaba mucho con ella, en cambio, se había llevado bastante bien con el resto de los Elementaristas y a la vez el resto se portaba con normalidad con Loewen, pero era bastante obvio que se había desarrollado un nuevo respeto hacia ella.

—Creo que tengo la suficiente fuerza como para llevarlos a donde necesitan ir —dijo Zura de pronto mientras todos buscaban que comer y otros se lavaban el cuerpo en las aguas de la cascada.

—¡Viaje en dragón! —gritó triunfal Zark.

—Me gustaría más que fueras un topo gigante a una cosa voladora —dijo Ratnik.

Zura sonrió y la despampanante transformación dio lugar hasta convertirse en la enorme bestia de ojos azules y escamas por igual, tenía unos largos colmillos que atravesarían con facilidad a un elefante y un cráneo tan grande como el de un dinosaurio. Los Elementaristas fueron subiendo al lomo escamado y puntiagudo del dragón, tratando de no lastimarse en el intento.

Loewen fue la última en tocar la piel de aquel animal y rápidamente sintió la tensión que Zura tenía al llevarla encima, la verdad era que no recordaba del todo lo que había sucedido el día que se conocieron, se desmayó por horas y cuando despertó se encontraba recostada en el suelo, muy cerca de Eiden quién dormitaba en un árbol, al parecer, haciendo guardia. Abrió los ojos casi al instante en el que ella lo hizo y la miró de arriba abajo.

—¿Te encuentras bien? —eso fue lo primero que dijo pese a que había sido ella quién causo todo aquel alboroto.

Loewen se volvió hacia Zura y Aubrey quienes eran custodiadas por Nubiya que había caído dormida en algún punto de su guardia hacia ellas. Estaban vivas y eso era bueno para la salud mental de Loewen.

—¿Qué pasó? —se tocó la cabeza pelirroja.

—Casi matas a dos integrantes del grupo. Tres, si me cuento a mí mismo.

—¿Intenté matarte?

—No podrías hacerlo, aunque quisieras —sonrió vanidoso.

—No es gracioso —Loewen jaló sus rodillas hasta su pecho y escondió su cara—, soy un monstruo.

—Eres más como una bomba atómica, si te molestan, explotas.

Ella volvió a mirarlo mal, entonces Eiden sonrió y la abrazó con fuerza a sí. Un perceptible rubor se había instalado en las mejillas de la joven, pero se dejó estar, porque había aprendido que los brazos de Eiden eran lo más parecido que conocía al cariño y al confort de saberse protegida.

—¿Qué debo hacer? —dijo frustrada, ocultando su cara en el hombro del muchacho.

—Aprender, lo podrás manejar, lo sé.

—¿Por qué confías tanto en mí? —levantó la cara para mirarlo.

—No lo sé, solo lo hago.

Loewen lo abrazó de regreso y suspiró profundamente.

—Gracias, creo que eres el único que en verdad no me teme de aquí.

—Aprenderán.

Eso había dicho en aquel entonces, pero hasta el día actual, Zura la evitaba, Zark parecía no querer siquiera molestarla, Aubrey sonreía extrañamente y Ratnik y Nubiya se mantenían ocupados. El único que parecía no intentar disimular lo que pensaba era Ashvend, quién en cuanto Loewen pudo estar de pie, la riñó y le dijo lo que había sucedido, todos se quejaron con él, pero Ashvend era directo y sincero, no le ocultaba la verdad solo para no herirla o por miedo a una nueva explosión de emociones.

Pero le había dicho lo indicado para hacerla controlarse en todo momento de desde ese día:

—Sí vuelves a salirte de control, el que muere es Eiden, porque de ahora en adelante, será el encargado de estar pegado a ti como un lastre y si te pones explosiva, será él quien se interponga para evitar un desastre.

Loewen se había vuelto hacia Eiden impactada.

—¿Por qué has aceptado algo como eso? ¿Por qué lo dijiste?

Eiden se inclinó de hombros.

—Parece que soy al único a quién no terminas de atacar pese a estar fuera de ti. Y no lo acepté, lo sugerí.

Suspiró, sentada en aquel dragón azul con los brazos de Eiden sosteniéndola fuertemente para que no cayera sintió de pronto que él se había convertido en su barrera humana y si ella se salía de control, perdería a alguien importante, demasiado importante.

—¡Ahí es! —gritó Ratnik quién iba prácticamente pegado al enorme dragón— ¡Bajemos! ¡Bajemos!

—¡Está sitiado! —dijo Nubiya.

—Son los Xihoners —dijo Zark—, esto no será fácil.

—Solución rápida —dijo Ashvend—. Loewen, Eiden y Ratnik entran a Petra, los demás nos quedamos a defender la entrada incluyendo a Zura.

El dragón dio un fuerte gruñido de aceptación y los demás asintieron. Mucho antes de siquiera acercarse a la tierra, Loewen pudo divisar aqueres seres incontrolables, brincaban, se arrastraban y retorcían de formas extrañas, reían como desquiciados y gritaban a alturas y de formas que serían desgarradoras para una garganta humana. Sus pieles eran entre rojizas y negras, muchos de ellos parecían estar en estados de putrefacción y de ellos salían partes extrañas como cuernos o colas.




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