The Five Senses

Cicatrices y nombres

Mientras sobrevolaban el bosque en el helicóptero robado, el grupo permanecía en silencio, aún asimilando todo lo ocurrido. Fue entonces cuando Erick rompió el hielo.

—Oye, tranquila. Estamos juntos en esto... nos hicieron lo mismo —dijo, mirando a la chica ciega que se mantenía en silencio, con los brazos cruzados.

—Llámame Sonaria —respondió ella finalmente, sin girarse.

Los demás la miraron sorprendidos.

—¿Sonaria? ¿Ese es tu nombre real? —preguntó Frank, con una mezcla de curiosidad y duda.

—Es el único que quiero usar —respondió ella, tajante.

—¡Ah, entonces son sobrenombres! Bien... en ese caso, llamenme... mmm... Pulsewave... ¡jajaja! Está genial, ¿no? —dijo Erick con una sonrisa amplia, como si estuviera jugando con una nueva identidad.

Luego miró al hombre del olfato agudo.

—Y tú... tú serás Tracker, por obvias razones.

—Mi nombre es Darren, idiota —gruñó el aludido, algo fastidiado.

Erick, sin inmutarse, se volvió hacia Rachel.

—Tú serás... Lashbite.

Rachel asintió lentamente. El nombre le agradó.

Finalmente, se giró hacia Frank.

—Y tú, Redscope. Por esos ojos rojos tuyos, supongo.

Frank sonrió, aceptando también.

—¿A dónde vamos? —preguntó Pulsewave.

—A un lugar seguro —respondió Tracker, o Darren, mientras revisaba los controles del helicóptero.

Tras un largo viaje, llegaron a un pequeño campamento en lo alto de unas montañas nevadas. Dejaron el helicóptero oculto entre los árboles y caminaron hasta una cabaña de madera. Allí los esperaba Pol, un viejo amigo de Tracker.

Pol los recibió con calidez. Les entregó abrigos, aunque Pulsewave simplemente calentó su cuerpo desde dentro y no necesitó uno. Luego, el amable hombre les preparó una sopa caliente y les ofreció camas donde descansar hasta el día siguiente.

Mientras tanto, en el laboratorio, Doctor Halve hervía de furia. Regañó con violencia a los soldados que lo acompañaban... y luego los incineró con un rayo láser que disparó desde sus ojos. Acto seguido, llamó al presidente.

—Necesito más hombres —dijo con voz tensa—. Estos ya no sirven.

El presidente, aunque molesto, accedió.

Halve, mientras tanto, recordó cómo había sido congelado por ese aliento gélido... Rachel. Le pidió a su sirviente una taza de café hirviendo. Cuando se la trajeron, la sopló. Primero la enfrió... luego la congeló por completo.

—Nada mal —susurró para sí, sonriendo con un aire de triunfo.

Aunque su plan había fallado, todavía tenía en su poder la sangre de cada uno de los sujetos experimentales. Con eso, podía crear una nueva criatura, una fusión perfecta, un arma definitiva para la guerra. Se puso a trabajar de inmediato, pero antes envió un escuadrón de soldados con dardos tranquilizantes. Les mostró en una tableta la ubicación exacta del helicóptero fugitivo.

En la cabaña, Pol les enseñó sus habitaciones. Mientras los demás se acomodaban, Sonaria salió a tomar aire. Tracker la siguió y se sentó a su lado en silencio, contemplando la nieve que caía suavemente.

—¿Por qué eres tan reservada? —preguntó con suavidad.

Sonaria bajó la cabeza.

—Porque cuando eres ciego... no es fácil vivir. Desde pequeña fui maltratada por mi familia. Me dejaron... como si nada. Después viví en un orfanato. Pero no me recibieron con los brazos abiertos. Me trataban como si fuera un error de Dios...

Hizo una pausa.

—Y tal vez sí lo soy... pero tenía que seguir. Y ahora... aquí estoy.

Tracker suspiró.

—No es fácil ser negro... en un mundo de blancos. Aunque estuve en el ejército, aunque fui piloto... siempre era el último al que llamaban. Toda mi vida he sido un perdedor.

Se miraron un momento, comprendiendo que compartían más que una lucha. Sonaria lo abrazó sin decir una palabra.

—Hay algo que no les dije —susurró al oído de Tracker—. Antes de que nos metieran en ese cuarto de metal... escuché que Halve convirtió a Peter en una especie de computadora viviente. Un cerebro gigante. Y si sus cálculos son correctos... podría controlar mentes en el futuro.

—¿Un sexto sentido? —preguntó Tracker, con el rostro endurecido.

—Tal vez —dijo ella, más angustiada que nunca.



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En el texto hay: experimentos, guerra, cinco sentidos

Editado: 08.05.2025

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