Redscope logró romper las cadenas. De inmediato, corrió hacia la computadora para intentar cancelar la orden, pero los soldados intervinieron. Tras un feroz combate, lograron vencerlos… pero la amenaza no terminaba ahí.
De repente, una de las paredes explotó. Doctor Halve y Breakbones entraron al cuarto.
—Resulta que yo sí quiero que esa instrucción siga su curso —dijo Halve con una sonrisa sádica, disparándole a Redscope y Tracker.
Pulsewave se lanzó sobre Breakbones. Calentó sus puños al rojo vivo y comenzó a golpearlo sin darle tiempo de reaccionar o recargar sus armas. Sonaria atacó a Halve, que se defendía con sorprendente habilidad. Mientras tanto, Lashbite se acercó a la computadora y, con manos temblorosas, logró cancelar la orden.
Pero Halve noqueó a Sonaria con un rayo antes de que pudiera alejarse. La noche comenzaba a caer, y bajo la luna llena, Tracker comenzó a convulsionar violentamente. Le crecieron pelos por todo el cuerpo, su tamaño aumentó, sus uñas se alargaron y afilaron: también era un hombre lobo. Se lanzó sobre Halve con rabia bestial.
Redscope, a duras penas de pie, volvió a la computadora y finalmente canceló la orden completa. Entonces, como si un hechizo se rompiera, la gente del mundo comenzó a detenerse.
Pero algo no encajaba.
—¿Por qué nosotros no fuimos afectados por la orden? —se preguntó Redscope, recordando que Frank era de Suiza.
Entonces lo oyó. La voz de Peter resonaba en su mente.
—Yo los protegí de mi orden... deben matarme. Soy un peligro para la humanidad. Estoy sufriendo más de lo que pueden imaginar.
En otro punto de la ciudad, el hombre misterioso con capa seguía enfrentando a Cobalto. Lo golpeaba con fuerza, lo lanzaba contra edificios, lo atravesaba con rayos láser… pero nada lo mataba.
—¿Quién carajos eres? —gritó Cobalto, sangrando pero regenerándose.
—Soy Glareman —respondió el hombre.
—Qué nombre tan estúpido —dijo Cobalto burlándose. Entonces se lanzó contra él, pero Glareman cayó al suelo de repente.
—¿Qué pasa, Glareman? ¿No eras súper fuerte? —se burló Cobalto. Miró al cielo—. Así que dependes del sol para tener poderes... ¿qué idiota te dio semejante maldición? —escupió.
—Yo soy los cinco sentidos en uno —jadeó Glareman—. Pero tanto poder… requiere un precio.
—Pues qué débil eres —rugió Cobalto—. ¡Porque yo, con la oscuridad de la noche… me vuelvo más fuerte!
Lo levantó por el cuello y lo lanzó contra un edificio. Al ver que la gente se había detenido, Cobalto regresó furioso al búnker.
—¡Te lo dije, nadie puede vencer a Breakbones! —gritaba su enemigo, golpeando a Pulsewave.
Pero Pulsewave lo atrapó contra una pared y lo abrazó con fuerza. Calentó su cuerpo a temperaturas extremas. La ropa de Breakbones se desintegró, y luego su cuerpo comenzó a fundirse lentamente… hasta que desapareció.
—¡Wow! Creo que necesito ropa —bromeó Pulsewave mientras se enfriaba—. Ah, cierto… al final sí vencí a Breakbones —dijo antes de irse.
Halve seguía luchando con el Tracker hombre lobo. Logró copiar su estilo de pelea… y también se transformó en licántropo. Parecía equilibrarse la batalla… hasta que fue electrocutado por una malla electrificada.
Cobalto había regresado.
—¡Idiotas, no saben lo que están haciendo! —gritó, furioso.
Pero Lashbite lo sujetó por el cuello con su lengua y lo levantó del suelo. Redscope se apresuró a reprogramar la computadora. Dio una última orden:
"Eliminen de todo aparato electrónico o la nube cualquier registro de una Tercera Guerra Mundial. Borren de la mente de todos, excepto de nosotros cinco, que Inglaterra alguna vez existió o que la guerra comenzó. Que olviden que la gente se lanzó. Libérenlos de la mente de Peter."
Peter obedeció. Ejecutó la orden sin resistirse.
Cobalto, desesperado, intentaba liberarse, pero Sonaria lo esposó con unas nuevas esposas especiales.
—¡Idiotas! ¡Yo solo estoy salvando a la humanidad! —rugía sin control.
Unas horas después, la policía llegó. Arrestaron a Doctor Halve y a Cobalto.
—¿Por qué hiciste que todos olvidaran, incluso a la gente que se lanzó? —preguntó Sonaria con tristeza.
—Porque no había otra manera de terminar la guerra… sin comenzar otra —respondió Redscope, mirando al vacío.
Entonces, todos escucharon de nuevo la voz de Peter en sus mentes:
—Mátenme… por favor… sufro mucho.
Redscope se acercó a la cápsula. Sus ojos comenzaron a brillar.
—Perdóname… amigo mío —dijo.
Disparó. La cápsula se rompió. Peter se desintegró.
Después de todo aquello, los cinco escaparon. La policía quería respuestas, pero ellos no podían decir nada. Huyeron a Suiza, donde Redscope tenía una casa. Compraron comida, se ocultaron… y simplemente esperaron.
El mundo entero se volvió un misterio. Se abrieron miles de investigaciones:
¿Qué había pasado?
¿Por qué había ciudades destruidas?
¿Quiénes eran esos héroes llamados… The Five Senses?
Continuará…