Otra mañana de antaño, dos años antes en la cocina de Hamaki:
— Bueno, esto ya casi está. — Dijo Hamaki limpiando sus manos con un trapo. — Has mejorado mucho en la cocina, Fran. Tienes una sazón excelente. —
El albino asintió suavemente con su mirada pegada a la olla, le encantaba ver como se cocinaba la comida. Una sonrisa salió de Hamaki al ver así a su muchacho, yendo a recostarse suavemente en el mesón de la cocina.
— Bueno, Fran. Ya han pasado tres semanas desde que te lo pregunté. ¿Sabes qué tipo de persona quieres ser? Recuerdo que me dijiste que alguien que tenga libertad absoluta, pero aparte de eso, ¿Cómo te gustaría que fuera tu personalidad? — Preguntó Hamaki cruzándose de brazos.
Fran dejó de ver la olla y pensó en lo que había preguntado su apoderado, segundos después comenzó a hacer señas para comunicarse con él.
— Ah...tengo una mejor idea. — Hamaki se acercó hacia la sala para llevar una hoja de papel con un lápiz, volvió a la cocina y se lo entregó al chico. — Te enseñé el abecedario hace poco. Creo que podrías escribir lo que te pido, sin prisa y sin buscar la perfección. Solo escribe. —
Fran sostuvo el lápiz con su mano izquierda y empezó a escribir con mucho esfuerzo. Pasaron varios minutos hasta que el chico acabó de escribir, alzando la hoja para mostrarle al mayor lo que había escrito.
— "Me gustaría ser alguien amigable", ¿eh? Muy bien. ¿Algo más? — Preguntó Hamaki al leer lo que había puesto Fran en la hoja.
El muchacho volteó la hoja mostrando más texto.
— "Alguien a quién nadie le tenga miedo, con muchos amigos y que sepa ser independiente", vaya. — Hamaki sonrió con calidez. — Es un lindo sueño, Fran. —
El chico asintió con una mirada inocente, bajando el papel que tenía entre las manos.
— Pero hay algo que debes de saber, Fran. Tu personalidad te tiene que gustar solo a ti. No tienes la obligación de satisfacer a los demás. — El rubio acomodó sus lentes. — ¿Algo más que te guste ser? —
Fran pensó por varios segundos, escribiendo con dificultad otra vez en el papel antes de mostrarlo.
— "Alguien al que nadie le tenga miedo. " — Es lo que se mostraba en la hoja escrita por el albino.
— Ya veo. Será algo que lograrás muy fácil. Solo debes de esforzarte y creer en ti. — Aseguró Hamaki con optimismo.
Regresando a la catástrofe de la actualidad:
La penumbra gobernaba el centro de la ciudad Kori, en las zonas cercanas había personas heridas por la onda expansiva de la explosión, varias de ellas apenas despertando del fuerte golpe que recibieron. Entre tantas personas inconscientes, desapareciendo o despertando se encontraba Kali con leves heridas y sangre manchando su frente.
— ¿Qué? ¿Qué pasó? — Preguntó la chica totalmente confundida al ver en el cielo una gran cantidad de humo, sentándose en el suelo donde estaba para asimilar todo.
— A-auxilio… — Dijo un pobre hombre arrastrándose en el suelo cerca de Kali. — Ayúdame. —
— ¿Eh? — Kali se quedó observando al hombre por unos cuantos segundos antes de levantarse a ayudarlo. — Señor, ¿Cómo puedo ayudarlo? —
— Di-dile a mi esposa… — Entrecortó la oración el pobre hombre entre sus delirios de dolor. Podía presenciarse graves heridas y como las piernas del hombre comenzaban a volverse un brillante polvo. — Q-que m-me perdo…ne. — Antes de siquiera completar la oración hubo una leve pausa, los ojos del hombre perdieron su brillo y con ello, su cuerpo desapareció volviéndose ese misterioso polvo luminoso.
— N-no… — Kali se lanzó sobre el hombre para encontrar puro polvo brillante al lado de un charco grande de sangre. — ¿Por qué? — Leves lagrimas salieron del rostro de la pobre adolescente que quedó atónita por la escena, sin embargo, su expresión de enojo no dejaba de estar predeterminado en su rostro.
— ¡Ayuda! ¡Ayuda por favor! — Una pequeña niña con varias heridas gritaba asustada de un lado a otro entre las personas.
— Oye, ¡Oye! — Kali se levantó de golpe al ver a la niña llorar, acercándose a ella para sostenerla del brazo. — ¿Qué sucede? ¡Dime! —
La niña se quedó quieta al sentir el fuerte apretón en su brazo, ella quedó paralizada al ver la expresión enojada de la mayor junto a su grito desesperado por saber que pasaba.
— Niña, ¿En qué necesitas ayuda? Soy una heroína. ¿Qué necesitas? — Preguntó Kali con un forzado tono de voz más calmado, pero aún con su rostro enojado.
Lagrimas brotaron de los ojos de la niña al ver el amenazante rostro de la chica, se movió como loca intentando desprenderse de la adolescente.
Las personas heridas que estaban despertando vieron la escena, dando conclusiones incorrectas por el miedo.
— Ella hizo esto. — Dijo un ciudadano herido sin haberla visto en el suelo.
— ¡Es una villana! — Gritó otro alarmado sin enterarse totalmente de la situación.
— ¡Llamen a los héroes para que la detengan! — Gritó un último aún en el suelo.
— ¿Qué? ¡Yo no hice esto! — La sorpresa fue tanta que Kali soltó a la niña. — ¿¡De qué demonios están hablando!? —
La niña aprovechó que fue soltada para irse corriendo asustada, gritando por su madre.
— ¿Eh? ¡Niña! ¡Espera! — Kali corrió siguiendo a la niña, ignorando por completo a las personas que le dijeron villana.
Está pasando otra vez...
La niña corría asustada hacia el epicentro de la explosión sobrepasando los escombros de edificios que cubrían todo el lugar.
— ¡Mamá! — La niña se acercó hacia los grandes escombros, intentando rasgar en ellos. — ¡Déjame entrar, mamá! ¡Tengo mucho miedo! —
— ¡Oye! — Kali llegó a la escena, mirando la gran cantidad de escombros de la zona. Había fuego más adelante, pero por suerte no llegaba a afectarlos. — ¿Tú mamá está ahí? —
La niña comenzó a rasgar más fuerte entre los escombros por el miedo, lastimando sus dedos entre las piedras.
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Editado: 08.09.2023