The Game

12. Lealtad.

Jake.

El contacto es... no puedo ni decir cómo es.

Kate separa los labios y me recibe la calidez de su boca; sube sus manos a mi cuello y enreda sus dedos en el cabello sobre mi nuca. 

Al principio el beso es tierno, calmado, pero a medida que pasan los segundos el ansia crece y se hace mucho mas violento. Kate se sube en mi regazo quedando a horcajadas, permitiéndonos profundizar el beso. Nuestras lenguas pelean en nuestras bocas y a Kate se le escapa un levísimo quejido cuando me separo un poco con su labio entre mis dientes pero la silencio regresando mis labios junto a los suyos. 

Bajo las manos a su cintura y la atrigo mucho más cerca, si es posible, contra mi pecho. En este punto, estoy seguro de que cualquier cercanía es insuficiente. Mi mano viaja de su cintura a su cuello a través de su espalda permitiéndome rodearla por completo; sé que fue lo correcto porque justo despues se estremece haciéndome sonreír contra su boca. Dejo un reguero de besos en su mandíbula mientras voy bajando a su cuello, deteniéndome en el punto junto a su oreja. Ella tíra de mi cabello con firmeza para regresar mi cabeza justo donde ella quiere y volver a besarme. 

Besar a Katherine siempre ha sido increíble; sus labios son súper suaves y sabe qué hacer sin siquiera intentarlo. Es decidida sin ser exagerada y se toma su tiempo a pesar del ansia. No intenta impresionar ni lucirse y creo que precisamente por eso lo hace, simplemente se deja llevar. 

Nos separamos en busca de aire pero su frente sigue unida a la mía y nuestras narices se rozan. La miro y sus ojos son como una tormenta, oscuros y difusos. Vuelve a cerrarlos y entierra la cara en el hueco de mi cuello depositando un beso justo sobre mi clavícula. La envuelvo con los brazos y recuesto mi mejilla contra su cabello. 

—¿Qué estamos haciendo, Jake?—susurra, su aliento envía un escalofrío a través de mi espina dorsal. 

—No lo sé.—Contesto igual de bajo. Aun así la atraigo aún mas cerca. 

No quiero moverme de aquí, quiero disfrutarlo, pero hay una banderita roja en mi mente que me dice que hay otras cuatro personas en el apartamento que podrían despertar y vernos así y no sé si ella quiera eso. Seamos honestos, no sé si yo quiero eso. 

Eres un traidor, Campbell.

Ya lo sé, Cerebro, ya lo sé. 

Ethan me odiará. 

La escucho suspirar para después levantarse un poco y mirarme a los ojos, nos contemplamos en silencio. Kate acerca su mano a mi cara y pasea su pulgar a lo largo de mi mandíbula. Se acerca y me da un beso ligero en la comisura de los labios mientras disimula una sonrisa. 

—Creo que deberías ir a descansar—se coloca de pie. 

—Ambos debemos descansar Kate—corrijo, colocándome de pie para quedar frente a ella. Asiente. 

Me sonríe una última vez y camina en silencio a la habitación. No puedo hacer mas que mirarla mientras se aleja. 

Camino a través del pasillo de regreso a la cama con un solo pensamiento en mi cabeza. 

¿Qué acabo de hacer? 

 

 

 

 

Kate

En medio de la bruma en mi cerebro desubicado distingo la voz de Jessica y siento su mano en mi hombro, intentado despertarme. 

—Kate—susurra de nuevo, un poco mas alto. 

—¿Qué?—pregunto acostándome de espaldas para luchar con la pesadez de mis párpados y mirarla. 

—Iremos a la playa un rato, ¿quieres venir?—pregunta. 

—¿Qué hora es? 

—Ocho y treinta—Bostezo.

—Luego los alcanzo

—Estaremos en el bar a unos cinco minutos de aquí.

—De acuerdo. 

Jess sale, cerrando la puerta y dejándome sola. Me siento cansada pero no tengo mucho sueño, y el poco que tengo se me quita aún mas rápido cuando un pensamiento llega a mi cabeza. 

Jake y yo nos besamos. De nuevo.

Y me encuentro en el mismo punto en el que estaba el dia de la fiesta de su padre porque el beso me hizo sentir algo.

No, creo que ahora es peor porque a la ecuación podemos sumarle a Ethan, lo que tengo que reconocer, me deja las ideas y los sentimientos hechos un nudo sin saber qué quiero porque besarlo sí que me hizo sentir cosas. 

Gruño.

¿Por qué no pueden darse las cosas de una manera menos confusa? 

Me siento en la cama para recoger mi cabello en un rodete y me levanto a buscar mi maleta para cambiarme. Saco un par de shorts, una camiseta de tirantes y las chanclas. Decido no llevar bolsa así que prácticamente me baño en bloqueador solar. Tomo una gorra, los lentes de sol, el celular y bajo por las escaleras de la terraza para dirigirme al bar. 

Cuando llego, están todos sentados en la terraza del establecimiento. El sitio es bonito. Playero de una forma bastante cliché pero no pierde el encanto. Entre mis amigos hay otro chico que no conozco inmerso en lo que parece ser una intensa discusión con Ethan sobre algo que ven en su celular.

Es un poco mayor que nosotros pero no mucho, unos veintitrés, veinticuatro años. Delgado y de pelo color cobrizo, desde donde estoy distingo unos ojos color miel, muy parecidos a los míos. La camiseta sin mangas deja entrever unos músculos modestos y pecas de sol que definitivamente hacen juego con el color tostado de su piel. 

No te lo voy a negar, es una belleza. 

—Buenos días —digo haciendo que levanten la vista. 

—¡Kate!—dice Evan mientras juega a pelearse con Jess por el último trozo de piña de la bandeja de la mesita. 

Me río tomando asiento junto a Shawn quien me pasa un brazo por los hombros con aire ligero. 

—¿Cómo dormiste?

—Bien, gracias—sonrío.

—Querida Katherine,—me mira Jess mientras mastica la piña. Lo logró. Hace un gesto hacia el extraño— Él es mi nuevo tío político cuya existencia, que por algún motivo que seguimos sin comprender, era desconocida hasta esta mañana. 

Él se ríe y estira la mano sobre la mesa. 

—Kyle—se presenta.—Un gusto.

—Kate, el gusto es mío—le devuelvo el apretón sonriendo. Miro a Ethan—Hola, tonto. 



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Editado: 21.09.2021

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