The Game

29. Es complicado.

Shawn. 

”Me gustas, me gustas mucho más de lo que puedo procesar. Pero necesito poner en orden muchas cosas conmigo mismo antes de…

¿Antes de qué Shawn? ¿De dejar de ser un pendejo? 

Una puta mierda. 

Me digo a mi mismo que solo estoy algo mosqueado por haber visto como le metían la lengua hasta la garganta a mi hermana menor hace un rato, pero seamos honestos, sería hipócrita de mi parte prohibirle algo así porque yo también he metido y me han metido la lengua muchas veces...

De acuerdo, eso sonó terrible. 

Aún así el malestar en el centro del pecho no me abandona y ya que estamos, tampoco puedo dejar de pensar en el mensaje que soy incapaz de enviar por no saber cómo expresar lo que estoy sintiendo en este momento. No ayuda en absoluto que el teléfono destinatario se encuentre en este momento a más de ocho mil kilómetros, casi nueve horas en el futuro por lo que allí es de madrugada, y que eso me haga preguntarme si las cosas serían distintas si estuviéramos de frente. 

Shawn, necesitas relajarte. Estás siendo ridículo. 

Por mi propio bien, decido dejar el teléfono sobre la mesita, lo suficientemente lejos para que me de flojera estirarme y alcanzarlo de nuevo. Suspiro levantando la vista hacia los dos tortolitos acurrucados del otro lado del sofá.

Me alegra mucho por ellos, de verdad. Ethan ha estado loco por Kate desde hace meses y los últimos acontecimientos lo tienen de un humor inmejorable; Kate también parece feliz. Aunque sinceramente me pregunto si está en sus cinco sentidos porque Ethan también es un imbécil el ochenta por ciento del tiempo y el que Kate haya caído por eso aún me resulta una locura.

Pero bueno, quién soy yo para juzgar. En todo caso, ellos no son quienes están obsesionados escribiendo mensajes en sus teléfonos como si no hubiese un mañana; están acurrucados en el sofa como cualquier otra pareja normal que pasa el rato un domingo por la tarde. Una cómica punzada de celos acompaña al malestar, lo que me hace reír entre dientes. 

—Oh, olvidé mencionarte que regreso a casa esta semana. Es el cumpleaños de la abuela Jillian.—dice él, mientras juega con un mechón del cabello de ella.

—Un detalle en absoluto importante, Ethan. Gracias por comunicar.—Contesta Kate sarcástica, cosa que me hace extender mi puño para que lo choque. 
—Ustedes no me caen bien.—Ethan sacude la cabeza.

—No podríamos caerte mejor—contesto, por lo que él me muestra el dedo de en medio. Me llevo la mano al pecho, dolido.—No esperaba eso de ti, Cloud.

Rueda los ojos.
—En todo caso, quería preguntar si te gustaría ir conmigo. 

—¿Incluso la invitas a casa? ¿Qué hay de nosotros? ¿Ya no nos amas? No pensé que nos dejarías de lado solo por una cara bonita y un buen trasero.

—¡Ey!—se queja Katherine.  

—Oh, cállate Brown, tú fuiste quien se metió en nuestra relación. 
Ella me mira riendo.
—Madura, Reese.

—No soy un plátano—Me encojo de hombros. 

—Tú solo ignóralo, ¿vienes? 
—¿Quién vendrá a dónde?—pregunta Jake tomando asiento en su sillón. 
—Kate irá a casa con Ethan—Contesto. 
Jacob pone cara de cachorro abandonado. 
—¿Qué hay de nosotros? 
—Lo mismo dije—niego con decepción.—Hoy he sido traicionando por dos de las personas más importantes de mi vida, y duele. 

—Creo que hay un poco de oraciones organizadas en tu melodrama, Shawn —se burla Kate. Jake se ríe y le dedico una mirada de pocos amigos. 
—No chicos, no es en absoluto gracioso.
—Lo és, no tienes idea de cuánto. 
—Estoy seguro de que si hubieses tenido que presenciar cómo le metían la lengua hasta la garganta a tu hermana menor no estarías tan feliz. 
—¿Sabes que tu hermana también es una persona igual a tí? Capaz de tener sentimientos y deseo y ganas de... 

—Ay por favor cállate —digo riendo, intentando sacar de mis pensamientos la vida sexual de mi hermana. 

—Es natural, Shawn. Así es la vida.—Kate se encoge de hombros. 

—¿Tan natural como lo que te hizo hacerle un chupetón a Ethan?—Me burlo, lo que la hace bufar. 

—Ay por favor cállate—repite mis palabras pero termina riendo; busca algo a su alrededor  mientras habla. Ethan lo nota y le extiende su muñeca de donde ella toma una liga para el cabello. Le sonríe y procede a recogerlo en lo alto de su cabeza. No puedo dejar pasar el gesto. 

—Ay, mierda.

—¿Qué pasa?—pregunta él. 

—¿De verdad tenías una liga para el cabello en la muñeca solo para ella? No sé cómo te creímos incapaz de enamorarte. En serio, incluso me da envidia. 
—Aww, traquilo Shawn, encontrarás a alguien, ya verás.—Jake me da una palmada en el hombro.—Mientras tanto, aquí tienes a tu hermano tan soltero como tú que no te abandona por un buen trasero.

Kate mira hacia el techo con resignación.

—¿Qué sucedió con la persona de los mensajes del otro día? —pregunta. 

—Entonces sí hay una explicación al hecho de que lleves una semana mirando el celular enfurrufuñado —señala Ethan.

—No algo, alguien —Jake sonríe malicioso—¿Quien es? ¿La conocemos? 

Ruedo los ojos. 

—No empiecen, ¿si? No es nadie que conozcan. Es complicado y de todas formas parece que no llegaremos a ningún lado así que no importa. 

—Pero qué positivos andamos hoy —replica Kate con sarcarmo antes de inclinarse hacia mí y apretarme la mano en un ademán tranquilizador.—Todo se va a resolver, tú solo dale tiempo al tiempo, ¿si? 

Suspiro. 

Quiero creerle, en verdad quiero hacerlo, pero esto es diferente porque tenemos muchas cosas en contra, y creo que la distancia física es una de las menos complicadas. 

¿Cómo le haces entender a tu corazón que por mucho que enloquezca incluso con tan solo sentir la presencia de alguien junto a tí, eso no significa que deban o puedan estar juntos? 

Si alguien tiene la respuesta, se agradece que me la diga, a ver si el listillo en mi cabeza y yo convencemos al idiota dentro de mi pecho que lo que está sintiendo es una completa locura.



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Editado: 21.09.2021

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