El ambiente en la clase 1-6 era tenso. Los duelos ya estaban anunciados y la ansiedad flotaba en el aire. Algunos estudiantes murmuraban entre sí, otros simplemente miraban sus escritorios en silencio.
Ofcu Caisawa, con sus ojos entrecerrados y su rostro serio, parecía indiferente a la situación. Kaede Tanaka y Takeshi Murata estaban visiblemente nerviosos, apenas intercambiando palabras. Haruka Shimizu, con su expresión de determinación, observaba a cada uno de sus compañeros como si tratara de evaluar su disposición. Uma Umezawa estaba sentada con el ceño fruncido, claramente molesta, mientras que Ryota Nishimura estaba en lo suyo, ajeno a la tensión del grupo.
Ayano Kazami, con los brazos cruzados, sonreía con confianza, aunque su mirada analizaba cada detalle. Y en medio de todos, Yoge Hagame mantenía su expresión inexpresiva, como si nada de esto le importara realmente.
El profesor Kenji Takamura observó a sus alumnos y, tras un breve silencio, habló con seriedad:
—Alumnos, los duelos serán mañana temprano. Espero que estén listos, especialmente tú, líder… —Señaló directamente a Ayano Kazami.
Kazami mantuvo su compostura y asintió con una sonrisa.
—Sí, profesor. Daré todo de mí.
Kenji la observó por unos segundos y luego mostró un tablero donde aparecían los enfrentamientos:
Duelos:
Clase 1-1 vs Clase 1-2
Clase 1-3 vs Clase 1-4
Clase 1-5 vs Clase 1-6
—El líder de la clase 1-1 es Tatsuya Sukube —continuó el profesor.
Apenas mencionó su nombre, los estudiantes comenzaron a murmurar.
—Tatsuya Sukube… —murmuró Uma, aún con el ceño fruncido—. He oído que es alguien con un talento excepcional.
Kenji asintió.
—Tatsuya es considerado el mejor de la clase 1-1 y tiene un futuro prometedor. Se enfrentará a Mori Satsune, la líder de la clase 1-2. La clase 1-3, liderada por Kaori Sunmi, se medirá contra la clase 1-4, liderada por Maiki Katahara. Y finalmente… nos enfrentaremos a la clase 1-5, cuyo líder es Ryu Mitsubishi.
Un silencio tenso se formó en la sala. Era obvio que la clase 1-5 tenía fama de ser fuerte.
Kazami levantó la mano.
—Sí, Kazami —dijo Kenji.
Kazami miró a sus compañeros con determinación.
—Chicos, vamos a derrotar a la clase 1-5.
Algunos estudiantes asintieron, aunque no todos compartían su entusiasmo.
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Cuando sonó la campana del receso, Kazami estaba a punto de salir del aula cuando Haruka Shimizu se le acercó.
—Kazami, tenemos que hablar —dijo con tono serio.
Kazami sonrió de forma amable, notando la mirada de algunos estudiantes.
—Claro, Shimizu-san. ¿De qué se trata?
—Vamos a un lugar más privado.
Kazami suspiró, pero aceptó. Ambas salieron del aula y caminaron hasta un área más apartada. Para sorpresa de Kazami, allí ya estaba Yoge Hagame, comiendo su sándwich con su rostro inexpresivo.
—Yo que hago aquí… —dijo Hagame sin levantar la vista.
—Tenemos que hablar los tres —afirmó Haruka con firmeza.
Kazami cruzó los brazos y sonrió con arrogancia.
—¿Y qué quieres ahora, Shimizu?
Haruka suspiró y dijo con calma:
—Tengo una idea para vencer a la clase 1-5.
Hagame siguió comiendo sin decir nada. Kazami, sin perder su sonrisa, negó con la cabeza.
—No, gracias, Shimizu. No necesito ayuda de una cualquiera.
Haruka apretó los puños.
—Kazami, sé que tenemos nuestras diferencias, pero ¿acaso quieres que nuestra clase pierda?
Kazami la miró con burla.
—Cállate. No me das órdenes. Déjamelo a mí. Tú no te metas.
Antes de que pudiera continuar, levantó la mano, dispuesta a darle otra bofetada a Haruka.
Pero antes de que su mano pudiera tocarla, Yoge Hagame apareció entre ellas, deteniéndola con una mano firme.
—Es suficiente —dijo con su rostro inexpresivo.
Kazami abrió los ojos, sorprendida, y rápidamente se soltó bruscamente de su agarre.
—¿Acaso tú no estabas de mi lado? —le reclamó.
Haruka aprovechó el momento y dijo:
—Kazami, Hagame está de mi lado.
Kazami bufó.
—Me da igual. Adiós.
Dicho eso, se fue sin más.
Haruka se quedó mirando el suelo con frustración.
—Maldición… Si seguimos así, vamos a perder.
Hagame la observó con su rostro inexpresivo y se encogió de hombros.
—Ya qué… Adiós.
Comenzó a alejarse, pero Haruka lo detuvo.
—Espera, Hagame. ¿No harás nada?
Él se giró ligeramente, con la misma expresión indiferente de siempre.
—¿Qué pretendes que haga?
—Ayúdame. Tenemos que convencer a Kazami. Si no lo hacemos…
Hagame la interrumpió con su tono calmado y su mirada vacía.
—Escúchame bien, Shimizu. Déjala hacer lo que quiera.
Haruka frunció el ceño.
—¿Qué?
—Cuando su estrategia falle, es muy probable que venga hasta aquí a pedirnos ayuda.
Haruka lo miró con incredulidad.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
Hagame tomó un último bocado de su sándwich antes de responder con la misma calma de siempre.
—Porque yo sí conozco bien a Kazami.
Dicho eso, se dio la vuelta y se fue sin más, dejando a Haruka en silencio, pensativa.
Ella apretó los puños.
—Espero que tengas razón, Hagame…
El lunes era tranquilo , pero tenso, por la mañana en la Preparatoria Kurohime. Los estudiantes regresaron de su receso al salón de clases, sus mentes aún centradas en los duelos anunciados. La clase 1-6 estaba especialmente nerviosa, y eso se notaba en cada uno de ellos. Yoge Hagame, como siempre, observaba desde su lugar con su rostro inexpresivo, sin mostrar la más mínima emoción ante lo que se avecinaba. Kaede Tanaka y Takeshi Murata, por otro lado, lucían algo ansiosos, mientras que Haruka Shimizu tenía una mirada fija, determinada, como si ya estuviera visualizando la victoria. Uma Umezawa estaba sentada con una expresión tensa, frunciendo el ceño. Ryota Nishimura parecía perdido en sus pensamientos, mientras que Kazami cruzaba los brazos con una mirada desafiante. Y, por supuesto, Ofcu Caisawa, el chico más callado de la clase, permanecía en su lugar, tan impasible como siempre.