Narrador omnisciente
Jeff se puso en marcha junto a Hailee para llegar a su casa, en el camino evitaron a los hombres gigantes a toda costa, además de eso, también veían como mucha gente era asesinada sin piedad. Finalmente llegaron a la calle donde vivía Jeff y solo encontraron ruinas, todo estaba destruido, el joven observaba cada detalle con tristeza, a pesar de que no era el sitio dónde él había nacido le tenía mucho cariño, fue ahí donde encontró a su primer y único amigo con quien jugaba por las tardes, sin mencionar que también fue ahí donde vio a Hailee por primera vez en la televisión.
—No puedo quedarme a mirar las ruinas, eso no hará alguna diferencia, sigamos adelante Hailee — dijo Jeff con voz firme.
Los muchachos siguieron su camino, pero no encontraban nada, la casa de Jeff ya no existía, todo el lugar se convirtió en una zona fantasma adornada con escombros, además el cielo aún tenia ese color rojo sangre que dificultaba la búsqueda de los jóvenes, hasta que… todo se resumió a un momento.
—Hijo… — escuchó Jeff.
El joven logró reconocer rápidamente aquella voz, lo que él no se esperaba es que esos minutos que se aproximaban serían los más horribles y dolorosos de toda su vida… al menos hasta ese momento.
—Mamá… papá… hermanita… ¿Qué… paso? — dijo Jeff con voz temblorosa mientras veía a su papa muerto con las piernas rotas y con el cuello cortado.
Al ver el cadáver de su padre el corazón se le rompió en mil pedazos, además su madre y hermanita estaban de rodillas llorando, sus rostros reflejaban el miedo que sentían. Jeff intentó acercarse a ellas, sin embargo, su madre lo impidió.
—¡Hijo no te acerques, quédate donde estas! — gritó la madre de Jeff desesperada.
—Quédate donde estas o le cortare la cabeza — dijo un hombre y desenvainó una espada apuntando al cuello de la madre.
La apariencia de aquel hombre era muy imponente, una pequeña aura envolvía todo su cuerpo y su vestimenta parecía una armadura, también había dos hombres más, el de la derecha era un hombre gigante, pero su corpulencia y altura eran distintas a la de los otros colosos, por último, el hombre de la izquierda poseía una lira, así mismo su cuerpo también era envuelto con una pequeña aura, aunque el color era distinto.
«Si intento dar un paso más las mataran, maldita sea, la distancia es mucha y aunque mi movimiento sea muy rápido lograran reaccionar a tiempo ¿De dónde salieron esos malditos? No notamos su presencia en ningún momento… no tengo tiempo para pensarlo, lanzare el cuchillo que utilice anteriormente y cuando lo esquiven hare mi movimiento, no dejare que la madre y la hermanita de Jeff mueran ¡Tengo que hacerlo!» pensó Hailee y al mismo tiempo tomaba el cuchillo escondido en su cintura.
Ella estaba dispuesta a todo, quería arriesgarse con esa jugada peligrosa, pero Jeff puso su mano delante de Hailee y se miraron fijamente, la joven con solo una mirada entendió lo que él estaba tratando de pedirle, finalmente volvió a esconder el cuchillo en su cintura y decidió no realizar lo que había planeado.
«Hailee quería intentar salvarlas, sé de lo que ella es capaz de hacer y de sus habilidades, ya lo demostró antes, pero es muy peligroso, mi madre, mi hermanita y ella podrían morir en el intento… maldición, no sé qué hacer» pensó Jeff mirando fijamente a los seres que amenazaban la vida de su madre y hermana.
Una situación difícil para cualquier persona, pensar que no tienes opciones en un momento en el que no sabes que hacer para ayudar a las personas que amas, aun así, Jeff no estaba dispuesto a huir y si debía arrodillarse para salvar a su madre y hermana, lo haría.
—Por favor… por favor se los suplico, déjenlas ir, no las maten se los ruego ¡Por lo que mas quieran no las maten! Mátenme a mí, yo tomare su lugar de ellas… si quieren asesinar a alguien que sea a mí por favor, pero se los suplico… no les hagan daño — dijo Jeff arrodillado mientras sus lágrimas reflejaban su desesperación.
Cuando Hailee escucho las palabras de Jeff sintió un apretón en su corazón y a la vez sintió confusión.
«¿Qué me está pasando? ¿Por qué el sentimiento de querer protegerlo es tan fuerte? ¡MIERDA! No puedo pensar en eso ahora, dos personas están a punto de ser asesinadas y no puedo hacer nada para ayudar» pensó Hailee.
—¡Hijo no digas esas cosas! ¡TÚ Y ESA MUCHACHA HUYAN DE AQUÍ AHORA MISMO! ¡OBEDECE! — gritó la madre de Jeff.
El hombre con la espada empezó a burlarse de las suplicas de Jeff, no sintió empatía hacia el joven, y mucho menos tendría piedad.
—Respóndeme una cosa ¿Qué valor tiene tu vida para escoger asesinarte? A simple vista solo eres un ser humano sin importancia, pero no te preocupes, te dejare vivir unos cuantos minutos más, así que solo disfruta del show — le dijo el hombre con la espada a Jeff con una expresión burlona.
Después de decir esas palabras tan crudas, Alessandra le hablo por última vez a su hermano mayor.
—Hermanito… ya no llores más, no te preocupes por mí… te quiero mucho hermanito – dijo Alessandra con una tierna sonrisa.