Año 2017.
Narrador omnisciente
Hace 4 años, en una casa tranquila y un ambiente agradable en la cocina, Jeff cuidaba a su hermana mientras su madre cocinaba con una hermosa sonrisa.
—Mamá, Alessandra tiene los ojos más claros que yo, ambos tenemos ojos marrones, pero los de ella son más claros ¿Por qué? — preguntaba el pequeño Jeff de forma inocente.
—Porque ella ha heredado el color de ojos de tu padre hijo — respondió su madre mientras reía.
La vida que Jeff y su familia llevaban era muy pacifica, no eran ricos, pero tampoco eran muy pobres, tenían lo necesario para vivir en paz, aunque no eran lujos y excesos.
—No puede ser, la tetera ya está muy vieja y oxidada, al parecer estos días solo tendremos agua fría — dijo la madre. —Hablaré con su padre para poder comprar una nueva tetera pronto.
El pequeño solo escuchaba y observaba a su madre tirar a la basura aquel objeto que ya no era útil, pero no podía evitar querer ayudar en algo.
Al día siguiente, Jeff se encontraba en su salón de clases, sentado al lado de su único amigo llamado Jake.
—¿La tetera de tu casa ya no servía y la señora Elena tuvo que botarla? — preguntó Jake.
—Sí… quisiera ayudar a mis padres a conseguir una nueva, además mañana es el cumpleaños de mi mamá y no tengo nada para regalarle — respondió Jeff.
Ambos niños continuaron conversando un poco, su amistad era de las mejores, nunca habían tenido algún problema. Después de un rato llego la profesora y comenzó la clase, fue totalmente normal como cualquier otro día, al finalizar, la profesora dio un anuncio.
—Escuchen por favor, en dos días habrá un concurso de habilidades matemáticas y verbales, el que obtenga el primer lugar ganará una plancha y una tetera inoxidable, los que deseen participar inscríbanse al salir, muchas gracias por su atención niños.
Cuando Jeff escucho el anuncio, se levantó emocionado y no dudo en participar en aquel concurso, era la oportunidad perfecta para conseguirle un regalo para su madre, y que mejor que una plancha y una tetera. Al llegar a su casa, les contó a sus padres sobre el concurso.
—¡Mamá! ¡Papá! ¡En dos días habrá un concurso y el primer lugar ganará una plancha y una tetera! ¡Voy a participar! — dijo Jeff con una expresión emocionada.
—¿Un concurso donde el premio incluye una tetera? Vaya, te ira muy bien hijo, sé que lo harás estupendo — respondió la madre sonriéndole a su hijo.
—Tenemos fe en ti campeón —mencionó su padre.
En ese momento el pequeño Jeff abrazó a sus padres y cuando se dirigía a su cuarto para empezar a estudiar, miró a su madre.
—Te regalaré esa tetera por tu cumpleaños mamá ¡Prometo que pronto volveremos a tener agua caliente!
El tiempo pasó muy rápido, y llegó la hora del concurso, todos los niños entraron a sus aulas para dar inicio a la competencia.
«Voy a ganar este concurso, llevaré esos dos premios a casa, lo voy a lograr» pensó Jeff.
Y así empezó, todos los participantes dejaron toda su inteligencia en aquellas hojas llenas de problemas matemáticos y verbales. Al terminar el concurso, todos se dirigieron al patio del colegio para escuchar los resultados.
—¡Felicidades a todos por participar! Mencionaremos a los 5 primeros lugares, estos son los resultados finales… — dijo el profesor encargado.
En ese momento mencionó al quinto, cuarto y tercer lugar, hasta que dio el nombre del segundo.
—El segundo lugar le pertenece a… Jeff Ahrends ¡Muchas felicidades!
Cuando Jeff escuchó que solo había alcanzado el segundo lugar, una enorme tristeza llenó su corazón, y más aún cuando vio como entregaban los dos premios al niño que obtuvo el primer puesto, el pequeño Jeff no había logrado su objetivo. Al regresar a casa, la señora Elena recibió a su hijo con un abrazo.
—Bienvenido hijo ¿Cómo te fue? — preguntó la madre.
—Mamá… perdón, no pude ganar, no logré ganarme la tetera… yo no pude traer agua caliente para la casa — respondió Jeff aguantando las lágrimas.
—No te preocupes hijo, estoy convencida de que diste lo mejor de ti, nadie tiene que reprocharte algo — dijo la señora Elena mientras le acariciaba la mejilla a su hijo.
Al caer la noche, la señora Elena encontró a Jeff sentado en la sala mirando la televisión, estaba viendo una entrevista de Hailee Melnyk, para la madre no era sorpresa eso, después de todo, sabía que su hijo admiraba mucho a la pequeña actriz, sin embargo, esta vez él no miraba la pantalla con la misma expresión feliz de siempre.
—Mamá… ella está logrando sus metas, sus padres deben sentirse muy felices y orgullosos… ¿Yo también puedo… lograr mis objetivos y hacerlos felices a ustedes? — preguntó el pequeño con mucho dolor, señalando la pantalla mientras su mano temblaba.