Narrador omnisciente
El entrenamiento se hacía cada vez más intenso, en especial en los días lluviosos, una de las áreas era la carrera de 30 Km cargando peso, y aquellos reclutas que no podían seguir el ritmo simplemente se quedaban atrás.
—¡Soldado McCall siga corriendo! ¡No se detenga! — ordenó el sargento
Jake era un muchacho con gran inteligencia e ingenio, pero no era de los que tienen una gran condición física, cuando todos lo estaban dejando, Brail se acercó para ayudarlo a seguir corriendo.
—¡Dame tu mochila! Te ayudaré a cargarla, vamos levántate
—¿Qué? Pero si te ven ayudándome te llamarán la atención
—No te preocupes, no debes quedarte atrás, hay demasiada lluvia así que sigue corriendo
Es cierto que el pelinegro necesitaba ayuda, pero él se había prometido no seguir siendo un miedoso que siempre necesita que alguien más corra a su auxilio, por lo que tomó una decisión.
—¡Brail dame mi mochila! ¡Yo la llevaré! — exclamó Jake
—¿Estás seguro de eso?
—No seguiré siendo alguien que siempre necesita ayuda ¡Puedo hacerlo!
Entonces Jake recibió su mochila y siguió corriendo junto a Brail.
Otra área del entrenamiento eran las clases que recibían los reclutas, que consistía en darles la información que se iba obteniendo gracias a los soldados que salían de la isla a combatir.
—¡Muy bien jóvenes! Hemos decidido llamar “colosos” a esos seres, recuerden que el tamaño de ellos es de dos metros y medio, hasta máximo los tres metros, tienen una capacidad de regeneración única, son capaces de regenerar cualquier parte de su cuerpo en poco tiempo, además su piel es muy gruesa y fuerte — explicó el profesor
—Profesor ¿Eso quiere decir que no existe una forma de matarlos? — preguntó Ivar
—Es cierto que tienen características nunca antes vistas por el ser humano, sin embargo, no son inmortales, existe una forma de asesinarlos, y es esta — respondió el profesor mientras dibujaba un cerebro en la pizarra
—¿Sacándoles el cerebro? — dijo Frederick
—¡Claro que no tonto! La forma de matarlos es cortándoles el cerebro ya que es el encargado de enviar información al organismo, es como una red dentro de nuestro cuerpo, si deja de funcionar, ya no serán capaces de regenerarse y morirán al instante
—¿Y por qué no simplemente les cortamos la cabeza? — cuestionó Jeff
—Porque su cuello es la parte más dura de todo su cuerpo, las balas no les causan ningún daño, incluso son capaces de soportar misiles, pero hemos logrado crear estas cuchillas con la aleación del titanio y wolframio que les permitirá cortarles la piel y el cráneo a esos malditos, ambas miden veinte centímetros, las llevaran en sus antebrazos en la parte superior y costado, en el lado de sus codos para ser más precisos, soldado Melnyk
—Dígame profesor
—Creo recordar que usted ya mató a un coloso antes
—Sí profesor, lo informé cuando me ofrecí como recluta
—Los soldados pudieron obtener ese cadáver con mucha suerte ya que no había ningún coloso alrededor en ese momento, pero bueno… cuando lo analizaron pudieron obtener mucha información valiosa, además vieron que usted le atravesó el ojo con un cuchillo de cocina, incluso hizo que el cuchillo saliera por la parte trasera de la cabeza, me sorprende la fuerza con la que lo atacó, felicidades soldado
—Gracias profesor
—Para finalizar, recuerden no atacar al cuello, asegúrense de cortar una buena parte del cerebro de esos monstruos, si solo cortan un pequeño trozo no morirán, y entrenen bastante chicos ¿Quedó claro?
—¡SÍ PROFESOR! — respondieron todos
La información que los chicos recibían era muy valiosa, no solo porque los ayudaría a asesinar a los colosos, sino porque muchas vidas se perdían en el camino para recolectar esa información, en varias ocasiones los jóvenes ya habían visto a los soldados llegar lastimados de forma extrema y con miradas aterradas, si en una misión salían cincuenta, solo regresaban veinte o quince, debido a esas escenas muchos se retiraban de la isla, poco a poco la cantidad de reclutas iba disminuyendo.
En la tercera semana de entrenamiento, en el área de combate Jeff vio a Hailee un poco incómoda.
—¡Oye Hailee!
—¿Qué pasó Jeff?
—Bueno es que tu cabello es muy largo, creo que te está dando problemas para entrenar
Hailee tenía su cabello con las puntas onduladas, castaño y largo, en definitiva, era precioso, pero había momentos en los que no le permitía ejecutar bien algunas técnicas al combatir.
—Tienes razón ¿Debería cortármelo? — respondió Hailee