Durante siglos se han visto obligados a camuflarse, a pasar sus vidas en el completo anonimato. ¿Te ha pasado alguna vez que ve algo por un momento y al siguiente ya no está ahí? O ¿has escuchado ruidos en medio de la noche para los que no encuentras explicación? En ocasiones pasan cosas frente a nosotros que la mente no llega a interpretar, casi como si un velo, niebla o filtro cubriera nuestro mundo, protegiendo de todo lo que les rodea a aquellos cuyas mentes no están preparadas.
En el caso de Aereanne era todo lo contrario, para ella el mundo “normal” se veía un tanto diferente a nuestro concepto de “normalidad”. Pues ver unicornios en lo profundo del bosque, centauros corriendo por el campo y lobos enormes era algo completamente normal para ella, sin embargo, sus madres solían decirle que contaba con una imaginación “privilegiada”, pues allí donde ella veía todas estas criaturas y escuchaba ratones y aves susurrando, ellas sólo veían hermosos caballos salvajes, lobos grises cazando y aves cantando, pero entonces… ¿Qué la hacía diferente a ella? ¿Acaso se estaba volviendo loca? ¿Tal vez sólo los niños eran capaces de ver y escuchar tales cosas? En parte tenía razón, al menos hasta cierto punto, ya que sólo algunos niños cuyo gen forráðamenn era recesivo podían llegar a “ver y escuchar cosas” por algunos años, pero aquellos cuyo gen forráðamenn era activo, podían seguir viendo y sobre todo: recordando todas esas cosas aún en su madurez. Aun así, existían ciertas excepciones, ocasiones donde la mente no era lo suficientemente fuerte para soportar todo lo que los ojos captaban (o tal vez, no lo era su espíritu y alma), por lo que estas personas llegaban a “enloquecer” y terminaban pasando sus días en el ala de un hospital psiquiátrico mientras trataban su “esquizofrenia”.
Seguro en este momento hay demasiadas dudas en tu mente, algunas de las cuales pueden haber surgido mientras leías lo anterior como: ¿Qué es el “gen forráðamenn”? o más específicamente: ¿Qué es un forráðamenn?. Por lo que tal vez lo mejor sería que explique eso antes de continuar con esta historia; para ello, debo contarte una historia algo antigua, historia que para muchos no es más que un mito, una leyenda llena de magia para entretener a los pequeños mientras para otros es la historia misma de su pueblo, la historia de un poder tan grande que tuvo la caída más noble y olvidada.
La historia dice así: En el principio de los tiempos la magia ondeaba en el aire, al igual que los dragones, los cuales vivían junto al hombre, agresivos, feroces y mortales. En campos, bosques y mares se les conoció y temió por la destrucción y desolación que dejaban a su paso, pesados alientos de fuego, agua o hielo que atormentaban por el resto de sus vidas a quienes les veían. Sin embargo, en una remota tierra se creó un vínculo entre dos seres especiales: La primera forráðamenn, capaz de canalizar la magia en su cuerpo, pero no de la misma manera que una bruja o hechicero, su magia le permitía conectar con otro ser mucho más poderoso y antiguo que ella: El faranget, este dragón era más que escamas y alas, era un reflejo de su alma. Como ella, nacieron otros cuantos forráðamenn, que se encargaron de entrenar para el control total de sus poderes mientras se encaminaban en la búsqueda de sus reflejos: sus dragones. Con el tiempo, los dragones salvajes fueron desapareciendo, mantenidos a raya por los faranget y entrenados para no ser vistos de nuevo por los ojos de los hombres o "homanis", como los forráðamenn solían llamar a sus parientes. En el principio existieron 7 forráðamenn, la primera de ellos -y única mujer- fue conocida como Aelia quien desposó a Orbeos, el segundo forráðamenn del que se tiene registro; el resto de ellos no tuvo más opción que emparejarse con los homanis para asegurar su descendencia. Los forráðamenn se aseguraban de mantener el orden no sólo con los dragones sino también con todos los demás seres mágicos que habitaban el mundo, los escuchaban, los entendían e incluso les brindaban refugio ante amenazas, sin embargo, uno de los descendientes de Heimbrung (el más joven e insensato de los forráðamenn) ansiaba más, creía que él junto a su faranget eran los más poderosos seres, por lo que sus compañeros, los demás seres mágicos y especialmente los homanis debían rendirles respeto o ser borrados de la faz de la tierra si llegaban a oponerse.
Ese fue el inicio de la primera y única Gran Guerra Forráðamenn. Durante la guerra, Heimnich se enfrentó a sus compañeros guardianes, siendo seguido por sus aliados: Basiliscos y dragones salvajes que buscaban el dominio que les había sido arrebatado hace años. Los forráðamenn pelearon hombro a hombro junto a los demás seres mágicos, sus hermanos en la luz, mientras los homanis se escondían aterrados ante la monstruosidad de los combatientes. Haciendo uso de toda su fuerza mágica y vital, los forráðamenn fueron capaces de derrotar a Heimnich y a su ejército oscuro, los dragones reveldes fueron eliminados por sus iguales y los basiliscos fueron calcinados bajo la llama de algunos faranget's, ese día, el estallido de poder generó que todos los homanis dejaran de ver la realidad frente a sus ojos y una capa de "normalidad" se cerniera sobre ellos, separando el mundo mágico de esa nueva "realidad". Los forráðamenn sobrevivientes perdieron sus dones mágicos, por lo que ya no podían entender a sus faranget ni a las demás criaturas mágicas, pero con los escritos de sus antecesores, se las arreglaron para mantener el orden entre los seres mágicos. Los faranget con el tiempo se volvieron más escasos, pues pocos dragones aceptaban vincularse con alguien que apenas y tenía facultades mágicas, seres tan parecidos a los homanis que les aborrecían.
Los forráðamenn siguieron en pie, algunos buscando descendencia entre ellos para intentar "fortalecer" la raza y otros simplemente rindiéndose y viviendo como homanis al saber que su propósito como guardianes no se cumpliría. Así es como hasta hoy la raza de los forráðamenn se ha disuelto casi por completo, son pocos los que quedan a lo largo del mundo, entrenan como si la magia aún fluyera de la misma manera por sus venas, rastrean todo descendiente, incluso aquellos cuyos ancestros se mezclaron con homanis y cuyos descendientes no tienen idea de que llevan el gen forráðamenn en sus venas, pues guardan la esperanza de que así como antes nació la primera forráðamenn ahora nazca alguno con las mismas cualidades mágicas que para ellos no son más que un recuerdo transmitido de generación en generación.