Era Sábado 25 de Julio del 2017, y ese día era especial para una personita querida por todos sus cercanos.
Lily Potter cumplía 11 años, y eso significaba que recibiría su carta de Hogwarts. Eran las 6:30 am, y en la casa Potter solo una persona estaba despierta. Teddy Lupin.
Él había decidido levantarse temprano para terminar de prepararle la sorpresa especial que le tenía a su linda princesa. Su Tía Ginny (como era costumbre), se despertaba a las 7:30 am para bajar a hacerles el desayuno a todos y que comieran a las 8:30.
Teddy en completo silencio empezó a descender las escaleras para ir a la cocina y tener listo el regalo de Lily. Una vez que lo tuvo todo en orden, empezó a subir hacia la habitación de su mejor amiga para darle su sorpresa.
(...)
¿A ustedes les ha pasado que, cuando están muy emocionados por algo, no pueden conciliar el sueño o estarse quietos?
Pues ese es el caso de Lily Potter.
A las 6:15 am empezó a despertarse y no pudo volver a dormir. Así que, se quedó viendo el techo blanco de su habitación, imaginándose como pasaría su cumpleaños. Dio varias vueltas en su cama, haciendo ruidos raros con la boca o jugando en su celular. Luego de varios minutos en los que ya no sabía qué hacer para salir de su aburrimiento, el reloj de su mesita de noche marcó las 6:45 am.
En ese momento se oyó unos pasos fuera de la habitación de la pelirroja. Pensando que eran sus padres, Lily se tapó con la colcha de pies a cabeza haciéndose la dormida.
La puerta se abrió con un sonoro chirrido como si estuvieran arañándola. Luego la persona entró y la cerró.
Potter no podía ver a través de la colcha, pero cuando esa persona se sentó a un costado de ella, pudo saber quién era.
- Lily, despierta. - una mano grande pero tibia se posicionó en la cintura de la pequeña y la empezó a zarandear despacio.
La pelirroja a través de las sábanas pudo oler el perfume peculiar de Teddy Lupin. Aparte, nunca confundiría su voz ronca y cálida. Se apartó la enorme tela que le cubría toda y miró al rubio con sus ojos verdes esmeralda.
-Feliz cumpleaños a la princesa más linda. - canturrea Lupin en voz baja sacándole una risita a la niña. Ella se incorpora en su cama y deja los pies colgando fuera de esta.
- ¿Qué es todo esto Teddy? - inquirió Lily al ver dos regalos a su lado izquierdo y una torta de frutilla flotando en el aire. El mayor sonrió.
- Estos son tus obsequios. - señaló a las 2 cajas cuadradas envueltas en papel decorativo. - Y este es tu pastel. - volvió a sonreír. - Dime zanahoria. ¿Qué quieres primero, la torta o los regalos?
Potter pareció pensarlo seriamente, hasta que...
- ¡El pastel, el pastel! - empezó a exclamar dando pequeños rebotes en la cama de la emoción.
- Ya, ya. Tranquila enana, luego nos pueden descubrir. - mencionó el rubio mientras reía un poco al igual que la pelirroja.
Cortaron una rebanada de pastel para cada uno y comieron en silencio.
Cuando terminaron Teddy hizo desaparecer la torta y los platos, dejando solo los 2 regalos encima del colchón.
- ¿Ya quieres abrirlos? - le preguntó él con una ceja alzada al notar lo impaciente que estaba la pequeña.
- ¡Sí! - exclamó con voz ansiosa. Sus ojitos verdes brillaban de felicidad y curiosidad por lo que había dentro.
- Ten. - Lupin le tendió el más grande.
Lily, al cogerlo con sus manos pequeñas, pudo apreciar mejor los dibujitos que estaban en el papel.
Superhéroes.
No era tan fan como Lyra de los Superhéroes, pero si le gustaba mucho.
Su héroe favorito era Flash. Siempre le gustó el poder de la supervelocidad, y la ciencia. No tanto como su hermano Albus, pero si le llamaba la atención.
Rasgó el papel y se encontró con una caja blanca. No esperó a abrirla de a poco, y de un tirón la tapa había salido volando a alguna parte de la habitación.
Era una blusa de Flash hermosa.
Con su característico rayo en el centro y el color rojo predominando en la mayoría de la tela. Dentro también se encontraba un pijama de todos los héroes de Marvel.
Simplemente era hermoso.
- Espero haber investigado bien tu talla y que te quede. - habló Teddy sacándola de su ensoñamiento.
- Están hermosas. - susurró Lily admirando las prendas de ropa que tenía entre sus manos. Lupin le dirigió una sonrisa dulce.
- Me alegro de que te haya gustado. - sus mejillas se estaban poniendo rojas, y si sus cálculos eran correctos, Teddy Lupin iba a cambiar su tono de cabello a rojo en unos minutos.
Dejó a un lado la caja mediana con su ropa dentro y agarró la más pequeña entre sus manos. La sacudió un poco para saber que era, y pudo deducir que era un collar.
Lo destapó y...
- ¡Oh por Dios! ¡Está hermoso!
Una cadena de plata con el rostro de un lobo de plata de ojos verdes brillantes, se encontraba en la mano de la pequeña.
- ¿Te gusta? - inquirió el rubio.
- ¿Que si me gusta? ¡Me encanta! ¿Puedes ponérmelo? - Lily se paró y volvió a sentarse cerca de Teddy y poniéndose de espaldas a él, le entregó el collar.
Lupin lo agarró y lo pasó por el blanco cuello de la niña para abrocharlo por detrás. Por accidente le rozó el cuello con sus dedos en el acto.
- Ya está. - Potter se volteó y lo miró con una sonrisa plasmada en su rostro.
De un momento a otro, se lanzó a sus brazos, envolviéndolo en un agarre fuerte. Teddy río y la abrazó de la misma manera.
Luego de unos segundos se separaron y se miraron a los ojos.
- ¿Sabes por qué te lo di? - Lily frunció el ceño ligeramente y negó con la cabeza confundida. - Este es mi último año en Hogwarts, y es tu primer año en el colegio. Quisiera que me recuerdes, aunque no esté ahí, y que no te olvides que siempre estaré para ti. Adonde yo vaya, no importa donde estés tú; estaremos unidos, ¿Entiendes?