The Journey of a Magicians Family

Capítulo 3: Cartas de Hogwarts

Se supone que el 1 de Septiembre era el día que los magos y brujas asistían al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Y las cartas debían llegar antes de esa fecha para poder alcanzar a comprar los materiales.

Lily Potter cumplía 11 años ese 25 de Julio, entonces la carta debía llegarle ese día o a más tardar al día siguiente. Mientras que, Lyra Black cumplía años el 14 de Agosto, por ende, recibiría su aceptación en el colegio ese día.

Luego del regalo sorpresa de Teddy hacia la pelirroja, habían bajado a comer con los demás. Le cantaron Feliz cumpleaños a la pequeña y le entregaron varios presentes.

Todo el día estuvieron en la casa, viendo películas y jugando cualquier cosa que quisiera Lily. Al anochecer, fueron a la Madriguera para degustar la cena que había preparado Molly en celebración a una de sus nietas.

Fueron los Weasley-Delacour, Granger, y muchos más cercanos a la familia. Le dieron bastantes regalos; uno de ellos fue un libro sobre las criaturas mágicas que habitaban en su mundo, una patineta, unas botas nuevas, ropa, más libros sobre el mundo mágico, entre otras cosas.

La comida que había hecho su abuela estaba deliciosa. Se trataba de un pavo con una sazón exquisita, arroz con choclo, ensalada rusa y otros aperitivos para acompañarlos como pan de ajo, una de las cosas que amaba comer Lily.

- Eta riquítimo - habló Teddy con la boca llena de pavo y arroz.

- Teddy cote bient - le dijo James en la misma situación.

El rubio terminó de tragar y le contestó con una sonrisa divertida y ceja alzada:

- Mira quien habla.

Todos en la mesa rieron, y el azabache le sacó la lengua.

 

(...)

 

Al día siguiente, Lily, como era costumbre, se levantó temprano y bajó a desayunar sola.

Teddy últimamente le había estado enseñando algunas cosas en la cocina. Aperitivos y comidas fáciles de preparar, por si algún día tenga una emergencia, podría cocinarse ella misma. Lupin era un muy buen cocinero. Tenía buena sazón, al igual que su abuela Molly.

La pequeña pelirroja se preparó unos panqueques con fruta encima y una leche de chocolate, luego colocó todo en una bandeja y se sentó en el sofá para ver la televisión.

En el canal Fox pasaba una película de Marvel: Civil War. Era una de sus películas favoritas.

Estaba en la parte cuando el Capitán América peleaba contra el Soldado del invierno y de un momento a otro le sacaba la máscara y se daba cuenta de que era su viejo amigo, Bucky. En ese instante empezó a escuchar picoteos que provenían de la pequeña ventana del comedor.

Al principio, Potter no giró al escuchar esos ruidos, pero el sonido fue incrementando y tuvo que apartar su vista del televisor para centrarla en el ventanuco. Una lechuza marrón con tonos más claros en sus alas se encontraba en el alfeizar de esta.

Llevaba un sobre blanco en su pico con un extraño sello en él. Lily se levantó y caminó hasta ella abriendo la ventana para que entre. El ave voló por todo el comedor y parte de la sala, antes de dejar caer la carta en la mesa.

La pequeña corrió a agarrarla y sin ver mucho de quien era, la abrió. Dentro habían dos hojas. Una con la lista de útiles y otra con la aceptación suya en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Tomó aire mientras sus ojos se abrían a más no poder, y gritó. Gritó de emoción y alegría. Se puso a saltar por toda la cocina y parte del comedor, luego se fue a los muebles y saltó más mientras seguía.

En ese momento, en el segundo piso, se escuchó un fuerte golpe y como varias puertas se abrían.

Potter corrió hacia arriba saltando en los escalones, de dos en dos.

- ¡James! ¡Mira! - el pelinegro había salido al pasillo con un rostro asustado y su corazón latiéndole a toda prisa. Llevaba una toalla amarrada a la cintura y shampoo en el cabello y parte de su abdomen.

- Me aceptaron en Hogwarts! - Lily sonreía de una manera radiante, y James pues... estaba molesto.

- Que bien. Pero para la próxima vez que recibas alguna noticia genial, haz el favor y NO. GRITES. TAN. FUERTE... ¿entiendes?

- Si.

- Ok. Chévere, te felicito. Ahora, si me permites, me seguiré bañando.

El azabache se dio media vuelta y volvió a caminar hacia su habitación. La niña soltó una carcajada cuando su hermano mayor la dejó sola. Hubiera querido tener una cámara para capturar el rostro de él al salir del dormitorio.

Lily le contó a Teddy, Lyra, Albus, y a sus padres y primos también.

Todos la felicitaron y ella no podía estar más feliz.




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