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CAPÍTULO 1: DESTINO
La tierra celebraba la semana más importante del año, el Deidaebo, semana donde los humanos hacían ofrendas de oro y ganado a sus sagrados dioses. Toda la economía del continente se detenía, y los habitantes solo se dedicaban a agradar a las deidades. Mientras, los seres divinos se regocijaban de su obediencia haciendo su propia celebración desde el Megalo, ya que no podían bajar a la tierra a festejar junto a ellos, porque los tres grandes: Zigmund, Athlios y Thalássa invocaron un hechizo en el gran portón. De esta manera todas las deidades obligatoriamente acataban el descanso, para seguir bendiciendo a la gente y a sus cosechas el resto del año. Sin embargo, Helltantine “el umbrío” el hijo menor de Athlios y el menor entre todos los dioses, mandó a su lacayo Dimateo al Megalo disfrazado a su semejanza, y así pudo ascender del inframundo con su ejército y conquistar la tierra.
Los demonios y dragones de las profundidades avanzaban destruyendo todo a su paso, y al mismo tiempo los dioses veían la masacre inundados de dolor, llanto e impotencia. Pero, a Zigmund “el rayo” se le ocurrió un plan para acabar con la conquista de Helltantine al ver como su hijo, el semi- dios Klisis luchaba cara a cara contra los demonios para salvar a la humanidad y a su familia. Entonces, el rayo dijo:
Derramo esta lágrima sobre ti Klisis, con el fin de que sea la última lágrima derramada por esta guerra. De esta manera te bendigo con el don de la fuerza, la resistencia y la agilidad del rayo de Zigmund, para que vengues tanto a dioses como a mortales del engaño del traidor mentiroso, y con esto la batalla termine con el mundo en tus manos.
Mientras la gota de llanto caía sobre Klisis, otros dioses decidieron seguir la voluntad de Zigmund y derramaron más lágrimas sobre otros 3 humanos bendecidos. Thalássa derramó una lágrima sobre Entrífone “la muda”, bendiciéndola con el poder de los cuatro elementos: Aire, Agua, Fuego y Tierra. Kóuh soltó una lágrima sobre Thorium “el sabio codicioso”, bendiciéndolo con el don de la mageia, fuerza mágica utilizada por los dioses para crear a los ángeles y al Megalo. Por último, Ira y Athlios derramaron ambos una lágrima sobre Herástocles “el sacerdote de la paz”, brindándole el don de la luz y de la oscuridad. Así fue como 3 humanos y un semi-Dios se levantaron como los 4 grandes pilares de la humanidad, y lucharon contra el dios Helltantine y su ejército.
Pasadas 3 lunas, los 4 pilares ganaron la guerra haciendo que gran parte de los demonios regresaran al inframundo, y otra gran parte se esparciera por el mundo huyendo de la batalla. Helltantine muy malherido y a punto de morir decidió hacer una última hazaña en contra de las deidades, y postrado en una nube dejó caer una lágrima sobre el mar diciendo:
He aquí lanzo mi alma y la mitad de mis poderes, dones y conocimientos. Con la fe puesta en la profecía de que, en algún día, pasados cientos de años surgirá un ser digno que encuentre esta lágrima, y la use para revivir mi espíritu para así vengarme de los humanos y de los demás dioses.
Posterior a esto tiró otra lágrima sobre una prostituta que se encontraba vagando por las calles de una ciudad, y gimió las siguientes palabras:
Maldigo a tu vientre y a todo lo que de él surja a una vida de esclavitud y dolor, de él saldrán los peores seres que la madre luna pudiera parir, aberraciones, deformes y bastardos. Pero a su vez lo bendigo, porque cuando llegue el día de la profecía, de su descendencia emergerá el ser que tenga la otra mitad de mis poderes, dones y conocimientos. Uno de rara raza, que tome mi lágrima para que así cumpla con todo lo anteriormente mencionado, y juntos nos uniremos en una sola alma y carne, para dominar la tierra con repudio hacia los demás dioses.
Ya cuando del umbrío solo quedaba un esqueleto sin casi nada de poder mientras era perseguido por los cuatro pilares, decidió hacer el punto final en su profecía de esta forma:
Dragón Enasdrakos, que en algún lugar del cosmos se encuentra esparcida tu alma después de ser asesinado por los traidores de tus hijos: Zigmund, Athlios y Thalássa. Escucha esta plegaria como la última de mis voluntades. En tu nombre maldigo a los dioses para que las puertas del Megalo jamás les vuelvan a ser abiertas, y nunca más puedan descender a la Tierra para amar a los humanos. Así pues, los condeno a una eternidad atrapados en el mundo de lo divino, a cambio tomo este cuchillo y me arranco el corazón en tu nombre para que hagas verdadera esta maldición.
Así sucedió, Helltantine se quitó la vida, y Enasdrakos con la poca fuerza que le quedaba a su espíritu, tomó su ofrenda y encerró a los Dioses por toda la eternidad.
Después de la victoria de la humanidad, los 4 pilares decidieron repartirse el territorio, y formar 4 grandes naciones donde cada uno sería el rey y monarca. Thorium “el sabio codicioso” decidió quedarse con el centro, y fundó Tesalónica, país que gracias a su descendencia se convertiría en la tierra de los Laykhos diestros en el uso de la mageia. Entrífone “la reina muda”, se quedó con el oeste y fundó Emeritia, país de los Lyontari con el poder de los 4 elementos. Herástocles “el sacerdote de la paz” tomó el Sur, fundando Corfinium el hogar de los Vasalios fieles a Athlios e Ira. Por último, Klisis “el hijo de Zigmund”, escogió el este fundando Olimpia, tierra de los Magnos y guerreros gigantes.
Siglos después de la fundación de las 4 grandes naciones en el continente de Voreia, cada una fue creciendo en fuerza militar y económica, y gracias a la buena relación que existía entre ellas nunca hubo una guerra. Los 4 pilares generación tras generación, fueron cediendo su trono a uno de sus hijos que fuera portador del don original, y tras pasar más de 9 generaciones, emergió un rey que se convertiría en el más fuerte de la historia hasta el presente día. Deiu “el gran Magno”, descendiente de Klisis, era un guerrero al cual hasta los demás pilares le temían y guardaban recelo. Se dice que logró vencer él solo a un asentamiento de demonios, que se encontraba en lo más profundo del pozo de la penumbra, también, que logró matar con sus propias manos al Gigante durmiente en el calabozo de los colmillos, y, que además conquistó gran parte del continente Aftólum junto con solo 5.000 hombres más. Así iba Deiu por el mundo, cazando bestias, demonios, y derrotando ejércitos de más de 40.000 hombres, no obstante, esto tuvo su fin cuando a Zigmund lo invadió el miedo de que, de alguna manera el gran magno subiera al Megalo con su ejército a conquistar el mundo de lo divino. Así que Zigmund mandó su espíritu en forma de cuervo para hablar con Kiersten el intelectual, pilar de los Laykhos y así organizar una trampa para Deiu.
Editado: 21.11.2024