II. Joe's

Después de una larga jornada de cirugías, finalmente eran las 8:50pm. Me dirigí hacia la sala de descanso para retirarme el uniforme y cambiarme de ropa.

Me retiré el uniforme y comencé a vestirme. Finalmente solo me faltaba la blusa, lamenté que tuviera un cierre por detrás ya que no podía subirlo, por la mañana Amelia me había ayudado pero ahora estaba sola. 
Comencé a estresarme porque iba tardé a mi reunión con Addison, por si fuera poco mi teléfono comenzó a sonar, ni siquiera me molesté en ver quién era, llevaba el tiempo contado. 
El teléfono no dejaba de sonar, así que puse mi mano en mi espalda tratando de encontrar el cierre mientras el ruido del celular sonaba por toda la habitación.

—Maldición– pensé.

Sentí una mano tocando mi piel delicadamente, seguido de una risa.

—Por un momento se me pasó por la cabeza que te habías ido, dejándome plantada– susurró aquella voz mientras subía el cierre de mi blusa delicadamente.

Aún de espaldas a ella, me tomó por los hombros y me hizo darme la vuelta, quedando finalmente de frente, era Addison. 
Llevaba un vestido azul que la hacía verse radiante.

Lo único que salió de mi boca fue una risa nerviosa, estaba apenada.

—¿Nos vamos?– apretó mis hombros y sonrió.

—Claro!... Lo siento– reí.

—No te preocupes, lo bueno que se me ocurrió venir a ver si estabas aquí antes de irme– soltó mis hombros. 
—Incluso te marqué por teléfono– comenzamos a caminar hacia la salida del hospital.

—¿Eras tú?– pregunté divertida. 
—Espera...– me pare inmediatamente.

—¿Que pasa?– cuestionó.

—¿Cómo es que tienes mi número telefónico?– pregunté entre risas.

—No te encontraba, así que se lo pedí a Amy– me dio una media sonrisa. 
—Vamos, muero de hambre– inclino la cabeza hacia la calle.

Caminamos hasta Joe's mientras hablábamos de las cirugías que habíamos hecho a lo largo del día de hoy. 
Cuando llegamos nos sentamos en una de las mesas más alejadas. Decidí no tomar esa noche, quería platicar tranquilamente con Addie. 
Al parecer ella también deseaba estar sobria esa noche, así que solo ordenamos algo para comer.

—¿Cómo has estado?– me miró directamente a los ojos.

Entendí a lo que se refería, así que comencé a explicarle mientras ella me miraba atenta durante todo el relato.

—...Al principio no fue fácil, pero finalmente logré estar mejor...– finalicé y le sonreí con la boca cerrada.

—Lo lamento mucho Meredith– tomó mi mano que se encontraba sobre la mesa.

—Gracias Addison– baje mi mirada hacia nuestras manos. 
—Y dime ¿cómo está Henry?.

—Bien, cada día crece más y no puedo estar más orgullosa– sonrió con melancolía.

—¿Esta todo bien?– la miré atenta. 
—Está bien si no me quieres dec...– Addison interrumpió.

—Jake y yo nos estamos tomando un tiempo...– finalmente dijo. 
—Creo que las cosas entre nosotros ya no funcionan Meredith– separó nuestras manos y las puso en su rostro.

—No, no sabía... Lo lamento– no sabía que hacer. 
—¿Amelia lo sabe?– me atreví a cuestionar.

Addison solo negó con la cabeza.

No sabía que hacer o que decirle, ella y yo nunca habíamos sido cercanas, pero definitivamente necesitaba desahogarse con alguien, así tomé el riesgo y me levanté de mi asiento, ella volteo a verme con duda ¿Pensaría que me iría?. 
Me senté junto a ella en silencio, sabía que nada de lo que dijera iba a ser de mucha ayuda, solo podía brindarle ni compañía. 
Al paso de unos minutos sentí cómo apoyaba su cabeza sobre mi hombro.

[...]

Había pasado un mes y medio desde que Addison luego a Seattle, con el paso del tiempo nos habíamos hecho bastante cercanas, salíamos a menudo, solíamos comer junto con Amelia y Maggie durante el día. 
Addison parecía estar mejor, desde aquella platica que tuvimos.

Flashback*

—¡Hey! Yo te voy a apoyar en lo que decidas...

—¿Pero?...– retiró sus manos de su cara y subió la vista hacía mi.

—Piensa las cosas bien, es una decisión importante. 
—Solo te sugiero que lo pienses, cualquier cosa te apoyaré– tomé su rostro con ambas manos.

Addison suspiró cansada, cerró sus ojos y puso sus manos sobre las mías

—Gracias Mer...– recargo su mejilla sobre una de mis manos y, lentamente abrió sus ojos, de manera que nuestras miradas se conectaron.