The Last Descendant

Capítulo 6.

Capítulo 6.

Comenzamos el duelo, pero cada vez que lo tenía a punto de ganarle con un solo movimiento me derribaba.

Zahyir, tienes que concentrarte, mírame, ve mis movimientos, tienes que saber cuál será mi próximo movimiento y antes de que yo te ataque tienes que sentirlo en tus venas.

Y aquí voy de nuevo, toda coñazeada, casi parezco masoquista, pero debo encontrar su punto débil como sea y por eso sigo allí dispuesta a derrotarlo, pero de nuevo me venció con tremendo coñazo que me dejó viendo estrellas y sin aire…

Zahyir.- Maldición Chin Yang, ya no tengo fuerzas para seguir este duelo, estoy muy cansada y golpeada… ya no creo poder derribarte al menos el día de hoy.

Chin Yang.- Dime cuál es tu nombre, pues lo olvidé

Zahyir…

Chin Yang- Vuelvo a preguntarte cuál es tu nombre…

¡¡¡ZAHYIR MARINA!!!

Chin Yang.- SI LO PUEDES DECIR LO PUEDES VIVIR, AHORA REPITEME… ¿CUÁL ES TU NOMBREEE…?

MI NOMBRE ES ZAHYIR dije gritando ¡¡¡ZAHYIRRR COÑOOO!!!!

En ese momento sentí como mis ojos ardieron, recobrando la fuerza que ya no tenía y comencé con el duelo una vez más; y ahora le gané, superándolo en todos sus trucos y movimientos; utilizando solo mi agilidad y sutileza.

Entonces, el clima comenzó a variar drásticamente y empecé a sentir como sus miedos me hacían sentir más y más poderosa, era como si cada una de sus palpitaciones me insuflaran vida, entonces lo golpee por la espalda con tal fuerza que de su boca salieron bocanadas de sangre que me hicieron sentir grande e invencible en ese momento, tanto que olvidé que mi propósito nunca ha sido el matar a alguien, sino de salvar a las personas y justo con ese pensamiento fue cuando el clima se aquietó, mis ojos dejaron de arder y caminé adonde estaba él en el suelo sangrando… ¿estás bien, Chin Yang-?, ¿te lastimé?

Chin Yang.- Niña, tú no me has hecho nada, pero toma tu piedra mágica, creo que estás lista, así que ve con los Maestros y ellos te dirán que hacer; quédate tranquila y quita esa cara, pues no me moriré, pues primero tengo que luchar a tu lado en una guerra.

Me dispuse a salir de las montañas de Baeduk y orientándome por el horizonte, caminé sin rumbo alguno cuando una corriente de aire me empujó al segundo Cielo.

Al abrir mis ojos vi a los dioses de nuevo y esta vez me estaban felicitando por haber derrotado a Chin Yang, pero advirtiéndome que mi próximo adversario sería mucho más poderoso que Chin Yang.

Así, la diosa Izanami caminando frente a mí me dice: niña, tendrás que aprender en grande, por lo cual irás a Japón y entrenarás con Tomoe Gozen ahora con el viento como guía. Ella te espera en KOYASAN la montaña sagrada…

Sin preámbulos, les dije que yo iría, y que no era necesario empujarme… Por ello, de inmediato salté de las nubes y fui a caer al pie de la montaña sagrada de Koyasan, donde una joven mujer guerrera a caballo me esperaba.

Tomoe Gozen.- De seguro debes saber que soy Tomoe Gozen, y que mi señora y mi guía en la guerra, la diosa Izanami, me ordenó entrenarte; espero que valgas la pena como dicen niña.

Zahyir- Oye Tomoe, pero parecemos de la misma edad, le dije.

Tomoe- ¿En serio Zahyir?... entonces dime a cuántas guerras has ido, a cuántas personas has matado y si sabes tanto como dicen, ¿por qué tengo que entrenarte si eres mejor que yo?

Zahyir.- Espera amiga, no digo que sea mejor que tú, pero tampoco soy peor, entiendo que no he estado en guerras ni soy una guerrera como tú, pero te prometo que si me das la oportunidad aprenderé rápido todo lo que tengas para enseñarme.

Tomoe.- Eso lo veremos, así que camina que ya está comenzando tu entrenamiento.

Zahyir.- Espera Tomoe ¿y mi caballo? …

Tomoe.- No Zahyir, no hay caballo para ti, pues en el camino al éxito tienes que caminar, atenta a tus pies, pues si caes es fácil volver a levantarte.

De modo, que tuve que caminar tirando de las bridas del caballo para que su ´´alteza real´´ no me siguiera sermoneando, ¿qué clase de entrenamiento es este tan patético pensé?...

Y allí la cosa se puso buena, pues el caballo le tenía miedo a las serpientes y comenzó a relinchar haciéndome reír porque ella estaba por caer, pero susurró algo al oído de su caballo y lo palmeó tranquilizándolo de inmediato.

Zahyir.- ¿Qué fue eso, ¿cómo lo hiciste?

Tomoe.- Eres curiosa, cierto, pero mejor continúa guiando al caballo si es que quieres saberlo todo…

Caí en el barro; muchas ramas me arañaron y me coñazearon, es decir, que no era agradable guiar a un animal por estos terrenos inhóspitos, pero por fin llegamos a nuestro destino y dejé caer al suelo mi sufrido, adolorido y descoñetado cuerpo.

Zahyir.- Creí que no viviría para contarlo…

Tomoe.- Niña, levántate, toma este arco y tira de él, pues quiero verte cazando golondrinas.

Zahyir.- Pero bueno Tomoe… Yo no sé cazar ni tengo puntería, mucho menos equilibrio y jamás he usado un arco.

Tomoe.- Mira Zahyir, la paciencia y la tranquilidad son virtudes maravillosas y verás que con determinación y sin desesperarte lograrás hacer lo que te pido.




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