Capítulo 7.
Ante semejante cantidad de insultos e improperios en mi contra, me volteé arrechísima y furiosa mientras mis ojos se incendiaban, pudiendo sentir que estaban de color rojo intenso como un volcán en plena erupción de lava ardiente trayendo consigo temblores, rayos y centellas por todo el lugar… Entonces, Tomoe sintió miedo y cada vez que me acercaba a ella lo podía percibir, pero ella no se movía y solo estaba como expectante a lo que sucedería.
Tomoe.- No creas que con esto me estás asustando niña, yo vivo de guerra en guerra y siempre he salido sin un solo rasguño, por eso no te tengo ni te tendré miedo nunca.
Zahyir.- Pues deberías tenerme miedo arrogante pendeja!!! Tú te lo buscaste, no supliques piedad Tomoe…
De manera que tomé un arco y apunté adonde estaba ella, derribando a su caballo. Luego, tomé una Catana y comencé a luchar con ella mientras la tormenta se intensificaba cada vez más y más, al igual que nuestra batalla.
En medio de nuestra lucha, pude recordar algunos movimientos esenciales que Chin Yang me enseñó, por lo que de inmediato los apliqué a Tomoe justo cuando ella estaba por ganar; pero con un movimiento relampagueante, tomé su brazo acercándola a mí, entonces ella bajó su mirada, pero le levanté el rostro violentamente gritándole:
Zahyir.-¡¡MÍRAME .. MÍRAME DESGRACIADA!!!
Entonces de sus ojos brotaron lágrimas de terror que reflejaban que ahora si tenía mucho miedo; ella me tenía miedo y eso me excitaba a tal punto que comencé de nuevo a golpearla mientras gritaba de dolor, luego tomé un látigo y comencé a azotar el suelo con el mismo haciendo que ella comenzara a sollozar y gritando que parara, pero yo no quería parar, pues quería que ella me sintiera con toda su alma… tenía que hacerle saber que yo era quien tenía el control.
Zahyir.- ¿Qué es lo que decías hace un instante perra?… Ahhh, ya recordé Tomoe… dijiste: “no soy rival para ti niña”… ahora mírame Tomoe y dime quién es la niña aquí, porque según parece tú eres la niña ahora.
El clima regresó a la normalidad y mis ojos ya no estaban encendidos, me acerqué a ella, pero me tenía tanto miedo que no podía pararse y tampoco dejar de llorar.
Zahyir.- Levántate que ya no te estoy lastimando y no soporto que alguien llore de esa manera, además, tú te lo buscaste.
Tomoe.- ¿Qué eres Zahyir?
Zahyir.- Eso ni yo misma lo sé aún…
Tomoe.- ¿Te puedo pedir un favor?
Zahyir.- Seguro, lo que sea…
Tomoe.- Si algún día necesitas ayuda, llámame, ven a buscarme, pues será un honor para mí morir en batalla a tu lado joven Zahyir…
Gracias Tomoe Gozen, el tiempo lo dirá todo y si te llego a necesitar solamente te pido que no llores tonta.
Ambas reímos por el comentario y me dispuse a bajar de las montañas caminando como si nada hubiera pasado y pronto un árbol retumbó a mi lado desconcertándome y captando mi atención.
Al acercarme al árbol, este desapareció junto conmigo; y al volver a abrir los ojos estaba de nuevo en el segundo Cielo con los dioses.
Vemos que has derrotado a dos de los mejores guerreros que tenemos en Asia, ahora tendrás que ir no contra uno sino contra dos de ellos y así sabremos si tu destreza en la batalla solo es compatible con una persona o si puedes ganarle a dos al mismo tiempo…
Ve al Monte Yushan, ahí te esperan al pie de la montaña los guerreros Liang Hongyu y el Monje Ji Gong, apresúrate y ve con ellos, pues te estaremos vigilando desde acá.
Caí, pero esta vez era diferente, ya que estaba flotando y no volando, pero es mejor flotar y así no me estrellaré una vez más con el suelo.
Al tocar tierra vi a dos personas; uno vestía como con harapos; y el otro parecía ser una mujer.
Zahyir.- ¿Acaso es una broma de mal gusto?…
Ji Gong y Liang Hongyu- Te esperábamos con serenidad, ojalá y seas paciente, pues te recordamos que China y Taiwán en esta época son un solo territorio como lo serán siempre: una sola China.
Zahyir.- Bien, comprendo, díganme donde entrenaremos.
Ji.- Tienes las trenzas sueltas…
Me agaché para amarrarlas, pero hey, espera Zahyir, ¡¡¡tus zapatos no tienen trenzas!!!... de inmediato sentí un fuerte golpe a traición que me hizo perder la noción del tiempo y me desmayé.
Al despertar me encuentro con Ji Gong, ¿meditando?, y Liang Hongyu descansando, ¿qué clase de entrenamiento es este tan ridículo?
Me dispuse a huir sin que lo notaran, pero para mi desgracia caí en la trampa de un oso haciendo que mis piernas sangraran, por lo que grité de pavor y dolor; al cabo de unos minutos, Ji Gong y Liang Hongyu se quedaron mirándose fijamente y al unísono dijeron : ¡ya cayó la pendeja en la trampa ja, ja, ja!
Sin más burlas, ambos se dispusieron a caminar adonde estaba ella y rieron al ver cómo cayó en la trampa de un oso.
Zahyir.- ¿Les parece gracioso mi dolor grandes carajos sádicos?
Liang.- No niña, sino que más bien es gracioso que intentaras evadir tus responsabilidades huyendo de nosotros.