Capítulo 9.
Así, salí casi espantada de ese lugar y regresé al segundo Cielo, donde los dioses me dieron su bendición y me presentaron a otros dos dioses más, quienes me dijeron que no me seguirían entrenando, porque yo ya estaba lista como guerrera, y por ello, no necesitaba demostrarlo más. Sus nombres, sin embargo, eran Krishna y Shiva de la India; en ese momento, todos los dioses me dicen simultáneamente que esperarán por mi convocatoria y todos los guerreros que juraron lealtad a Zahyir Zabramova, lucharían a mi lado; dicho esto y sin decir adiós, me lanzaron al cielo estrellado, cayendo entonces en la fuerza de velocidad donde no corre el tiempo y no hay escape de ese lugar… de repente, veo mi vida pasar, mi pasado y mi presente y creo que el futuro, cuando de la nada algo en el espacio-tiempo me habla con fuerte y clara voz diciéndome: “Somos los Antiguos y tú vendrás con nosotros, pues ahora comienza tu verdadero entrenamiento”; al oír esto quede impactada, pues no sabía de donde venían esas voces tan atemorizantes, pero cerré los ojos y sentí como si mi cuerpo fuera lanzado al vacío del espacio flotando entre la nada y congelándome… Creo que hasta aquí llego Zahyir Zabramova… pero no fue así, porque fui llevada por un grupo de los Antiguos al Exoplaneta Koi -4878.01 del que dicen que es idéntico a la Tierra, pero no se sabe si una raza superior lo habita.
Luego, me vi atada en una especie de nave que por fuera parecía un asteroide, pero que realmente es una nave espacial de estos seres; estaba atrapada en un campo de fuerza de gravedad que no me permitía hacer nada más que flotar.
Al aterrizar la nave, veo que todo es increíble, esto no parece real, ya que es un Exoplaneta que está habitado por una especie de humano de 3 mts de estatura. Sus edificios lucen espectaculares; sus plantas son algunas de color púrpura y otras anaranjadas, es difícil de explicar cómo es todo aquí, espera Zahyir me dije, ¿pueden ellos controlar el clima de su Exoplaneta? ¿Son iguales a mí? …
Bienvenida al Exoplaneta Koi joven Zahyir Zabramova, mi nombre es Zif y soy la representante de la minoría de los Antiguos; el gran Maestro la espera en el salón principal, por favor sígame.
¿Qué rayos sucede aquí? ¿Cómo es que saben mi nombre? ¿Quiénes son ustedes y que tengo que ver yo en todo esto?
Seguí a esta mujer tan alta y atractiva, de piel casi como porcelana, a un edificio muy llamativo que está situado en el medio de la ciudad.
Su cielo no parece real, pues están atrapados dentro de una cúpula de cristal y todo aquí parece correr más rápido.
Al entrar, vi a un hombre alto y apuesto, con cara desconcertante y de rasgos asiáticos, pero todos aquí parecen de porcelana, a tal punto de que generan la impresión de que si los tocas pudieran quebrarse. Luego, todos a mi alrededor formaron una especie de círculo, y al ver sus caras, no solo parecen asiáticos, sino también europeos, eslavos, latinos, hindúes, americanos, etc., quién lo diría, su especie es muy extraña para mí, pero todos parecen obedecer al que está frente a mi quien me inspira miedo y me intriga.
- Ya dejaste de pensar o todavía tienes más preguntas qué hacer Zahyir…
Espera… ¿Cómo sabes qué estaba pensando?
- Soy el gran Maestro entre todos los Antiguos, el Último Descendiente Híbrido de Los Sabios y mi nombre es GENO.
El mío es Zahyir, pero obviamente que eso ya lo sabías. Ahora bien, dime que hago aquí y para que soy buena.
Geno.- Atrápenla, que no escape y llévenla a mi laboratorio.
¿Quééé?
Así, entre varios de estos Gigantes me comenzaron a agarrar, pero tenía que dar pelea, no podía dejarme doblegar por unos Raros a petición de un arrogante, así que comencé a dar pelea aplicando todas las técnicas de guerra que había aprendido en la Tierra y los fui derribando uno a uno; cabe destacar que no tengo otro atuendo más que la armadura que el rey Chin Yang me obsequió en Corea, lo cual era bueno para mi porque tiene incorporadas muchas armas, espadas, lanzas, hachas y látigos, y en mi casco que parece una Tiara, pero no lo es, puesto que también es un arma de doble filo que puede cortar a la mitad todo aquello que toque o roce.
De modo que comencé a usar todas y cada una de mis armas causándoles heridas, pero de igual manera ellos me causaron heridas con sus armas tan revolucionarias; me dolía cada una de esas heridas, pero no podía dejarme atrapar tan fácilmente, así que traté de encender mis ojos girando y abriendo mis manos, pero no salió nada porque aquí no funcionaban mis poderes; entonces Geno tomó mi propia espada y la atravesó en mi pecho causándome un gran dolor, dejándome inmóvil y susurrándome que si lo obedecía esto no volvería a pasar …
Lágrimas salían de mis ojos dejando a los demás como impresionados por lo que estaba pasando, entonces Geno me tomó en sus brazos y me llevó a su laboratorio, en donde me sacó la espada causando una fea hemorragia, pero me apuntó con una máquina de luz violeta que cerró mi herida y dejé de sentir dolor ; cabe destacar que estábamos solos en el laboratorio, donde me acostó en una gran camilla y comenzó a conectarme una especie de imanes a distintas partes de mi cuerpo, dándome pequeñas descargas de energía a la vez que comenzó a abrir mi cabeza, sin embargo, no sentí dolor alguno y más bien estaba impresionada de mi propia resistencia.
Mientras tanto, él comenzó a operar mi cerebro sin alterarlo, dejando todo perfecto; por lo cual cerró mi cabeza y comenzó a hablarme sobre una historia de su Exoplaneta.