The Last Descendant

Capítulo 64.

Capítulo 64.

Los chistes y malas bromas fueron llegando cada vez más a Gurab mientras conversaba con Francisco, pero Manfred recibió en su localizador que la Zarina de Rusia tenía un anillo muy peculiar y ellos tenían que tomarlo de igual manera, solo que Manfred pensaba como iba a quitarle el anillo a aquella mujer sin que ella se diera cuenta y menos sin que Francisco lo matara.

Al llegar a Rusia, Manfred tenía los nervios a más no poder, no podía comentarle nada a Gurab porque Francisco no lo soltaba por ningún momento y Nevado estaba dormido y no podía hablar en este momento, ya que nadie sabía todavía qué el perro podía hablar.

Una hermosa mujer con una sonrisa perfecta recibe a aquellos hombres, Gurab no duda un segundo en querer plasmar un beso en su mejilla, pero se ve intervenido por Francisco, quien tomó de los hombros fuertemente a Gurab y con las venas del cuello marcadas le dirigió una mirada asesina.

Tras ver esto, Manfred estaba dudando en cómo quitarle el anillo a la Zarina, pues pudo notar que ella lo tenía puesto en ese momento; Nevado solo se dignaba a caminar y ver todas las acciones que sus compañeros estaban haciendo.

Gurab parecía un loro viejo hablando y contando anécdotas con Francisco, la Zarina estaba enfocada en firmar algunos asuntos que habían sido enviados a su despacho… Manfred estaba tratando de idear una forma segura de acercarse a ella y robar su anillo sin ser detectado, pero el no tenía la gentileza de tener las manos suaves y delicadas para que ella no sintiera su tacto.

Gurab pudo notar la angustia de Manfred y no dudó en poner en práctica una vez más sus poderes como Mentalista, entrando a la mente de Manfred para averiguar qué era lo que tenía su compañero.

G.- ¿Qué tienes Manfred? No hagas ninguna expresión en tu rostro para que no noten que hablamos en tu mente.

M.- Gurab, la Zarina tiene en su mano un anillo y es lo único que nos falta.

G.- Tranquilo, yo me encargo que ninguno se dé cuenta.

Gurab se estiró mientras hablaba con Francisco emitiendo una onda magnética que paralizó el tiempo por unos segundos, los cuales Manfred aprovechó para tomar el anillo de la Zarina y guardarlo en el collarín de Nevado…

Gurab entonces regresó a su posición de nuevo al igual que Manfred, quien solo se dignaba a mirar por un ventanal la vista disimulando un poco lo que acababan de hacer, terminaban de robarle a la Zarina de Rusia, eso era algo que ninguno tenía planeado.

La Zarina no notaba aún que su anillo estaba faltando en su mano y Francisco inmediatamente se dirigió a ambos chicos diciéndoles:

F.D.M.- Bueno, muchachos, yo creo que deberían de regresar a casa, yo tengo asuntos que atender con la Zarina… Ustedes entienden.

G.- Pues si es por mi no hay problema Miranda…

M.- Gurab entiende que ellos tienen cosas de las que hablar, así como las que tú hablas con Zif, de modo que agarra a Nevado y nos vamos.

G.- Qué humor Manfred; yo quería conocer a Rusia.

F.D.M.- Bueno, otro día te doy un recorrido por Rusia, ahora si me disculpan me tengo que ir.

Ambos se despidieron y un Manfred bastante asustado se llevó a Gurab de las orejas hasta la Astronave y Nevado venía siguiéndolos hasta que entró en la Astronave y soltó la carcajada.

N.- ja, ja, ja hubieran visto sus caras.

M.- Nevado cállate.

N.- No, pues si me callé por un largo tiempo, ¿sabes cuanto me costó no reírme de Gurab cuándo la fue a saludar?

G.- Este Nevado no cambia.

N.- Para que cambiar si así me quieren…

Los tres iban riendo durante un período mientras estaban rumbo a la quinta dimensión, dónde tenían que lanzar los objetos a la dimensión del reflejo para que lo que sea que fueran estos objetos viera nuevamente su reflejo.

Un silencio ensordecedor reinaba en la Astronave; Nevado se había dormido después de tanto hablar: Gurab juntaba los objetos en el fuerte y Manfred piloteaba hasta llegar a la quinta dimensión dónde solo le permitieron a uno de ellos entrar a la dimensión del reflejo, pero ninguno de los tres quería entrar, así que lo dejaron a la suerte.

M.- Nevado irá, tiene mejores probabilidades de entrar.

N.- Lo siento, no tengo manos, sino patas, así que irá Manfred.

M.- Mejor que entre Gurab.

G.- Pero ¿y yo por qué?

N.- Mejor las lanzamos y ninguno va, así que Gurab trae los objetos del fuerte y tíralos.

Gurab asintió y Nevado reía maliciosamente; Manfred sabía que Nevado planeaba algo.

G.- Bien, abre la puerta Manfred, las tiro y cierras de inmediato.

M.- Muévete entonces…

Las puertas se abrieron y Gurab se disponía a lanzar los objetos, pero se vio obligado a saltar cuando Nevado le mordió el trasero, haciendo que este entrara por completo a la dimensión del reflejo dónde no podía salir hasta conocer su mente, cuerpo, alma y corazón por completo.

G.- Joder… ¿y yo qué hago ahora?

Gurab estaba presenciando como el polvillo de oro tomaba la forma de un humano, las perlas de la vida y la muerte se situaron en el interior del polvillo creando un color grisáceo de esta figura; el cráneo del tiempo comenzaba a tomar tejidos y fluidos y el anillo de la Zarina se posicionó en la mente de este ser y se dividió frente a él como si de gemelos se tratara…




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