La Última Descendiente.
Tomo 7.
El Regreso de Zahyir.
Capítulo 86.
La arrogancia y la soberbia pueden cegar completamente a una persona que no tiene idea de como lidiar con el poder que se le ha impartido, haciendo que de algún modo actúe para sus propios beneficios sin importarle el daño que pueda causar en una sociedad que es rebelde en muchos aspectos y que es gobernada por personas ignorantes, que al escuchar como los adulan, su ego crece exponencialmente, haciéndose sumisos ante un adulador dominante y lleno de ambiciones que los someterá por cualquier medio…
Stelle despertó en su departamento como si nada de esto hubiera ocurrido, quizás solo fue un sueño, como de costumbre se levantó y fue al baño, pero lo primero que hizo fue verse en un espejo, pues quería creer que todo realmente había sido un sueño y que nada de lo que había pasado realmente sucedió…
Y qué mejor forma de comprobarlo que mirándose en un espejo, pues si bien era cierto que esto había pasado y había sido castigada al no poder recordar su rostro y jamás poder quitarse la máscara de cristal traslúcido, ella no creía que realmente este castigo fuera realizado, pero al mirarse en un espejo no solo se dio cuenta de que esto no era un sueño, sino que además, la armadura que ella forjó no se podía desprender de su cuerpo.
Por todos los medios, Stelle intentó quitarse la armadura y la máscara, pero sus esfuerzos fueron en vano, pues era imposible hacerlo… Y si los Ancestros habían dictado que este sería su castigo, en la vida consciente debía estar más atenta que nunca, pues como ellos le habían dicho, hasta su sombra podría traicionarla.
Era la presa del cazador y tenía muchos enemigos, los cuales tenían un denominador común, que era castigarla a cualquier precio, ella seguía pensando que solo una persona podía ayudarla y esta persona era Gurab el Mentalista desaparecido ante todos.
El único que pudo borrar su rastro para no ser rastreado con facilidad, de hecho, ni su prometida Zif había dado con su paradero, lo cual era un indicador bastante alarmante, ya que ella es la delegada de la quinta dimensión y la representación de la minoría de los Antiguos.
Por la mente de Stelle pasaron muchas preguntas sin respuestas, para ella sería imposible ubicar a Gurab, el Mentalista capaz de dominar la mente de Los Elegidos y de sus enemigos si él así lo quisiera, pero ¿qué habría sido de Gurab?, ¿dónde estaba en estos momentos? ,
Porque se alejó del ojo público del universo, tal vez se habría cansado de luchar por tanto tiempo o quizás como ella misma había inventado, él había renunciado a su título como Mentalista y se había marchado a un planeta desolado donde nadie lo molestara.
Quizás el Mentalista había entrado en depresión al ver explotar al perro Nevado y al presenciar la condena injusta de Los Elegidos y por eso se alejó del ojo público sin dejar rastro alguno, sin dejar huellas que guiaran a alguien hasta su ubicación.
Tal vez solo evolucionó y se convirtió en una estrella brillante, todo esto pasaba por la mente de Stelle en este momento, pero no lograba encontrar una brecha que le indicara el camino hacia el Mentalista, y para ella era imposible reconocer a Gurab, pues no conocía su rostro.
Quizás si lo hubiera visto o si hubiera caminado a su lado no lo reconocería, pues mientras ella aún trabajaba antes de ser abducida por los Ancestros jamás le importó conocer el rostro de sus salvadores, los que eran capaz de dar su vida a cambio de proteger la Tierra y el universo.
Ahora se arrepentía de no haber sido curiosa antes, había estatuas y esculturas de Gurab en Egipto, pero ella tenía prohibida la entrada a este país y a otros países de los cuales jamás pudo controlar a sus mandatarios.
Ahora se sentía ansiosa incluso al ver el agua, pues temía que si entraba Poseidón la atraparía…si dormía, temía que Morfeo no la dejara despertar jamás, incluso si salía, sería alcanzada por un rayo de Zeus o tal vez la Tierra se abriría y Osiris, Hades y Erlik vendrían para arrastrarla al Inframundo, donde el Diablo la esperaría para terminar lo que no pudo terminar aquel día.
Incluso temía abrir las ventanas, pues si RA la veía, lo más probable es que la quemara, pero todo esto eran suposiciones que ella se hacía así misma, quizás nada de esto pasara al final, pero de algo si estaba segura, y es que si Los Elegidos habían sido liberados de su condena, vendrían a buscarla, y ahora nadie podría detenerlos, pues los Ancestros habían decidido que ellos aplicaran el castigo que vieran conveniente.
Por lo cual, encerrada entre 4 paredes, Stelle comenzó a entrenar con altos mandatarios militares, los cuales siendo controlados por ella, no se les permitía revelar su ubicación y menos burlarse de las bajas estrategias que ella demostraba, pues nunca antes había entrenado y mucho que menos sabía de estrategias militares, lo de ella era adular el sentido auditivo y visual de las personas para dominarlos a su antojo .
Zahyir estaba siendo atendida por los Invasores de Plutón, mientras que Jasper estaba siendo atendido por las Leyendas de Neptuno, quienes eran los únicos capaces en el universo de tratar a Los Elegidos, los Invasores lo hacían con mucha confianza, y sin miedo, retiraban cada una de las flechas de Stelle, devolviéndole la forma original a La Última Descendiente, pero no era igual para las Leyendas de Neptuno, quienes eran amenazados por Jasper de destruirlos si no retiraban todo con sumo cuidado, haciéndolos llegar a sentir miedo, pues él era muy bien conocido ahora, por ser el gemelo de La Última Descendiente.