Capítulo 105.
Ji Gong y Liang al unísono dijeron que yo estaba derrotada ya, cayendo así en mi trampa y ahora es cuando comienza mi diversión.
Dicho esto comencé a caminar adónde estaban ellos quienes adoptaron posición de batalla; y antes de que comenzaran a golpearme una ola de viento apareció cuando abrí mis brazos evitando que estos pudieran acercarse, lo cual me dió ventaja, pues comencé a girar y abriendo mis manos empecé a soltar dagas las cuales se enterraron en sus muslos, piernas y costados , cayendo ellos al suelo, por lo que me acerque a donde ellos estaban…
Levántense pendejos, eso no los hirió de verdad, y con un solo pestañeo mío, las dagas desaparecieron de sus cuerpos y de sus heridas quedando sin marca alguna de haber luchado.
Ambos se inclinaron ante mi en una respetuosa reverencia haciéndome sentir incómoda, por lo que los ayudé a levantarse mientras ellos al unísono me dijeron: No dudes nunca de nuestra lealtad hacia ti Zahyir, pues hemos aprendido que tenemos que seguirte de ahora en adelante, no importa donde estés, aún si es el fin del mundo te acompañaremos y lucharemos junto a ti, pues seria un Honor morir a tu lado.
Dicho esto me fui con el viento al Segundo Cielo donde los Dioses me recibieron y se alegraron por haber derrotado a esos Grandes Guerreros de China y Taiwán que para la época eran un mismo país.
Sin embargo, el Dios de Mongolia me miró amenazante y me dijo que esperaba que yo hubiera aprendido bien porque ahora sí vendrá mi verdadera prueba con los Jefes Militares y Guerreros Jochi y Chagatai, hijos de Gengis Khan, el gran Guerrero y Conquistador Mongol.
Ellos te entrenarán y te enseñarán el Arte de la Guerra, así que ahora ve al río Onon donde te entrenarán bien y enseguida y sin avisar me empujó de la nube, sentí al caer que casi no había viento, pero recordé que al levantar mis brazos lograba controlar el aire a mi alrededor y no perdía el equilibrio, así caí a las orillas del río Onon donde estaban estos dos Jefes Militares esperándome
J.- ¿Eres Zahyir no?
Z.- Si y supongo que ustedes son los hijos de Gengis Khan.
CH.- Acertaste, ahora levántate, pues debemos comenzar con tu entrenamiento.
Z.- ¿Espera ,a dónde vamos?
CH.- No irás a ningún lado, pues aquí es donde nuestro padre entrenó y donde nosotros entrenamos y aquí mismo te entrenaremos.
J.- ¿Tienes problemas con eso Zahyir?
Z.- No, me parece bien.
En eso entra una llamada de Henry que no me la esperaba, así que contesté.
H.- Mira Muchacha del Carajo ¿Qué piensas que estás haciendo? ¿Cómo es eso de que en toda Asia apareces y desapareces?... ¿es que ahora te crees una versión femenina de David Copperfield???
Z.- No Henry, realmente ando es visitando, o al menos eso creo.
H.- No estás de turista por esa época Zahyir Zabramova, tienes que regresar, deja ya de jugar a ser importante en la Historia de la Humanidad … ¿Cómo es que hay una Leyenda que los Grandes Ejércitos de toda el Asia Antigua juraron lealtad a una tal Zahyir?¿ ¿Quién Coño te crees que eres ahora? ¿Una Súper Mujer?... te lo voy diciendo Zahyir Zabramova, regresa y deja todo como está, no sigas interfiriendo en el pasado porque cambias todo el futuro y obviamente nuestro presente tal como lo conocemos actualmente .
Z.- Henry disculpa, pero no te escucho bien , la señal es mala y la estoy perdiendo ...
H.- No me engañas Zahyir, no te atrevas a cortarme la llamada no jodaaa.
Z.- Lo siento ya no te escucho.
Corté la llamada y volví a ver donde estaban Jochi y Chagatai, quienes me veían desconcertados como si no supieran qué es lo que acababa de suceder.
J.- ¿Qué es eso que tienes en las manos?...Preguntó Jochi con intriga y mirada de preocupación .
Z.- Esto no es nada malo, sólo es el regalo de un amigo .
J.- Está bien Zahyir , tienes que saber cuales son las tres reglas básicas del entrenamiento:
1.- No debes subestimar a tu oponente aún si fuere una mujer.
Z.- Y dicho esto de una vez comenzaron a atacarme con sus espadas y hachas; en ese sorpresivo ataque yo no supe que hacer y sólo esquivaba cada uno de sus movimientos como si estuviera danzando; y cuando se detienen, Chagatai dice: Regla número dos
2.- Aún si no tienes un arma la naturaleza será tu mayor arma .
Y apenas terminó de decir esto comenzaron a tratar de golpearme de nuevo como si me quisieran matar.
Z.- Por eso corrí cerca del Río Onon haciendo que las rocas que estaban en lo más profundo de él surgieran y los atacaran; su dolor al ser golpeados por las enormes piedras realmente me excitaba, pero tenía que continuar con el entrenamiento, pues de no ser así no sería divertido, sin embargo, presiento que este juego se pondrá agresivo y hasta mortal, realmente lo presiento.
Así, comencé a caminar hacia dónde ellos estaban siendo atacados, pero eran astutos y se estaban escondiendo tras grandes Escudos de Guerra; al alcanzarlos salté y patée sus Escudos haciendo que se rompieran y luego les dije que ahora comprendía las reglas del juego .