Una vez en la casa de Mizu y Azi, este último le explica a Ayaka lo que ha sucedido desde que se encontró con Mizu, explicándole de paso la procedencia de su cola.
—Wow… es mucho para asimilar… pero hay algo que no entiendo, ¿por qué sólo Azi tiene algo que lo delata?
Mizu se levanta un poco la camiseta, develando su torso con escamas azules, por otro lado, Karima dice que no tiene nada de momento.
—En realidad tus ojos cambiaron, ahora son como de reptil —dice Mizu entre risas—.
—Con razón no lo noté —Karima también ríe—.
Ayaka mira a Azi, le cuestiona por qué le contó todo eso, si usualmente no habla sin un motivo. Azi le explica que cada vez que un elegido acepta su destino, se revela el rostro de quien sigue para reclamar su destino y que esta vez le toca a ella.
—Aunque me gustaría no involucrarte en esto, yo no decido a los elegidos, pero me hace preguntarme ¿por qué específicamente nosotros?, no veo una similitud entre nosotros.
—Bueno yo si la veo —dice Mizu—, Azi, Karima y yo somos huérfanos, pero Ayaka…
—Yo también lo soy, solo que fui adoptada y bueno… quedé huérfana otra vez hace poco.
Azi voltea sorprendido a ver a Ayaka y esta explica que sus padres murieron en un accidente de auto muy extraño poco después de separarse de Azi.
—Desde entonces vagaba en las calles buscándote, porque no sé a quién más recurrir.
Azi empezó a sentirse mal, Ayaka solo podía recurrir a él y no estaba ahí cuando ella lo necesitaba.
—Lo siento… —dice Azi mirando hacia el suelo— no estuve ahí contigo, cuando me necesitabas yo estaba lejos.
Mizu intenta acercarse a Azi, pero Karima la detiene. Ayaka se acerca a Azi y le da una bofetada.
—Azi Komoto, te conozco lo suficiente como para saber que este no eres tú, deja de llorar por lo que pasó y mejor ayúdame con lo que se viene.
Azi se queda mirando a Ayaka, entendiendo a qué se refiere, asiente y al ver por la ventana nota que está oscureciendo.
—Mañana iremos temprano, a esta hora es peligroso —dice Karima, que también está viendo la ventana—.
—Ven, tengo una habitación en la que puedes quedarte —ofrece Mizu a Ayaka—.
Karima, se queda mirando a Azi por un momento, una vez más calmado, piensa que quizás, más allá de su personalidad, su impulsividad sea parte de su rasgo de dragón.
—Azi, ¿puedo hablar contigo un momento?
—Uh… claro.
Karima y Azi empiezan a conversar de lo sucedido en el día, analizando todo lo que pasó y compartiendo información acerca de los dragones primigenios.
—Por cierto, Azi, noté que te quedaste volando sin moverte mucho, ¿te pasó algo?
Azi le explica a Karima lo sucedido en aquel plano blanco en el que estuvo.
—Ya veo, debió ser el anterior dragón de fuego, trata de seguir su consejo, al fin y al cabo, es tú antecesor y sabe más de tu poder que yo.
Azi asiente, comprendiendo lo que quiere decir Karima.
—Bueno, yo voy con Mizu para que me diga donde quedarme, tú deberías ir a dormir.
—Si —Azi asiente y se dirige a las escaleras para ir a su habitación—.
Al llegar a su habitación, Azi se sienta en la cama y suspira.
—Espero que esto termine pronto…
Azi se recuesta de lado, para que su cola no quede aprisionada contra el colchón y se queda dormido casi de inmediato.
Mientras Azi duerme, Mizu y Karima están en la planta baja conversando de distintas cosas.
—Oye, Mizu, ¿Tú crees que Azi está listo para hacer frente a todo esto?
—¿A qué te refieres? —pregunta la chica, extrañada de la pregunta repentina—.
—Tengo la sensación de que a Azi no le gusta tener esta responsabilidad, que lo siente como algo pasajero que terminará pronto, pero me preocupa que intente ir por el dragón oscuro antes de siquiera sacar todo el potencial a sus poderes de dragón.
—La verdad pienso lo mismo, pero sé que con el tiempo asumirá esta responsabilidad como corresponde.
—¿Y Ayaka? ¿Estará cómoda con la habitación? —pregunta el joven moreno, para cambiar de tema—.
—Pues al parecer si lo está, se veía muy ilusionada con la habitación que le di jeje —dice la joven con leve risa—.
—Que bien. Bueno, yo creo que me voy a dormir, mañana tendremos que levantarnos temprano antes de que pase algo con el mural —dice el de pelo castaño levantándose del sofá donde estaba—.
—Tienes razón, mejor dormirnos temprano —replica la chica levantándose también—.
Ambos adultos jóvenes se dan las buenas noches y se van a dormir.
A la mañana siguiente todos son despertados de sorpresa por Karima antes de que siquiera terminara de salir el sol, al cuestionarlo, él solo responde que deben irse tan pronto como se aviste el ultimo rayo de sol, entonces, el grupo, haciéndole caso al trueno del saber, se levantan de inmediato y van todos a desayunar. Tras desayunar, el grupo sale y se encamina al bosque. Guiados por la memoria de Azi, los cuatro llegan ante el mural, aparentemente no hay problemas como las ultimas dos veces, entonces Ayaka se acerca al mural mientras el grupo vigila los alrededores.