El pelirrojo sintió como alguien abrazaba su brazo, por lo cual voltea levemente su rostro para ver quien era. – Ya pidió disculpas, ¿Cuánto necesitas para la lavandería? ¿20 dólares? ¿30? – soltó mientras sacaba su billetera de su bolso.
Úrsula soltó una carcajada antes las palabras de Collins. – Lo siento, prometo compensártelo, ten – el pelirrojo le extiende una pequeña tarjetilla con su numero para luego jalar a su amiga de la mano e ir donde su demás compañero.
Ya en el karaoke sen encontraban cantando a todo pulmón “Back To Me” de The rose como si hubieran pasado por cinco divorcios. – Hans ¿Quién te daño tanto? – al escuchar las palabras del rubio toda la habitación se lleno de risas. Y así pasaron toda la noche entre risas, cantos, juegos y comidas.
El rubio le entrega un casco a Hans, lo cual al tener esta el menor se lo coloca. Harry sube a su motocicleta esperando que el contrario subiera tras de él, lo cual Hans entendió y subió. Pusieron en marcha la motocicleta, tras el transcurso del camino los dos jóvenes sentían la brisa fría chocar sus cuerpos. Hans tenía su rostro recostado en la espalda del rubio.
Las calles estaban algo oscuras, los dos reían por sus ocurrencias. No se dieron cuenta que un camión a toda velocidad empezó a tocar claxon. El brillo de la luz que emanaba el camión dejo al rubio algo desconcertado sin saber a dónde dirigirse lo último que escucho Hans fue “sostente bien” lo cual obedeció asustado, la motocicleta se desvió haciendo que chocaran contra un poste de luz. Ante tal impactó el pelirrojo termino lejos de donde chocaron, la vista de este se nublo, todo su cuerpo lleno de heridas. A lo lejos se pudieron escuchar las sirenas de la ambulancia llegando al lugar. Los jóvenes fueron trasladados al hospital más cercano. Harry después de dos horas logro despertar, empezó a buscar con la mirada al menor, pero no logro encontrarlo. Se levanto de la camilla quitándose las vías de suero, en eso una enfermera da su aparición. – joven, por favor cálmese. – trato de acercarse al rubio para calmarlo.
La enfermera anoto algunas cosas para luego acercarse de nuevo al rubio – bien, tu amigo aun no despierta. Le están haciendo unos exámenes, han detectado algo en su cabeza. – el rubio presto atención ante las palabras contrarias. - ¿Q-qué es lo que tiene? – dijo con el tono de voz tembloroso. – Tranquilo, aun no se sabe que es lo que tiene. – el rubio llevo su mano hacia sus hebras despeinando estas. – ¿Dónde esta mi móvil? – pregunto buscado en la habitación sus pertenencias. – la enfermera saca el móvil del contrario de su bolsillo para luego entregárselo.
Habían transcurrido las horas el pelirrojo estaba en una habitación aun inconsciente. En la habitación se encontraba Úrsula mirándolo con preocupación en eso el doctor entra saludando a la contraria. El doctor miro el estado del menor para después mirar a la presente.
En el transcurso del día el pelirrojo logro despertar, este se encontraba sentado en la camilla algo adolorido, dejando ser por su mayor ya que la pelinegra se encontraba dándole algo de comida.
Ya han pasado dos días en el hospital el pelirrojo y el rubio se encontraban recogiendo sus cosas, porque les darían de alta. Al ir saliendo del hospital el pelirrojo fue detenido por el doctor cual llevaba su caso. – Ten, tómalo cada mañana y noche. Si se termina vienes a mi consultorio, cuídese. – el pelirrojo solo recibió las pastillas y luego asintió agradeciendo por lo entregado.