The Lovers

En el silencio de la mañana

Todo empezó de la nada, un día mientras me estaba preparando para ir al trabajo, escuché un latido, como de corazón, tan silencioso que solo podrías escucharlo cuando hay un silencio abrumador, como en medio de la noche o muy a la mañana, aunque esté sea el caso, decidí no darle importancia, ya que estaba llegando algo tarde al trabajo, sin embargo el recuerdo del latido no dejo mi mente durante todo el horario de trabajo, cuando llegue a casa el ruido natural del mundo era suficiente para sobreponerse al latido, cuando vi a mi mujer en la cocina preparándose algo inmediatamente fui a saludarla, no habíamos hablado desde ayer a las once de la noche, me acerque por detrás y antes de que se diera cuenta, mis brazos ya la estaban abrazando, ella, fiel a su naturaleza asustadiza, se sorprendió un poco.

—no te escuché entrar —dijo mientras se sacaba uno de sus auriculares inalámbricos—

—no pasa nada, solo quería abrazar a mi linda esposa —el cansancio se notaba en su voz—

Una risa juguetona pero llena de felicidad salió de su boca —yo también quería abrazarte en cuanto llegarás, pero estaba preparando esto para los dos.

Baje mi mirada y vi una deliciosa tarta de dulce de batata, mi labios solo sabían un lugar donde ir, la cara de mi mujer.

Luego de estar encima del otro mientras veíamos la tele, la noche se hizo vieja así que fuimos a dormir, al despertar al otro día, ahí estaba de nuevo, pero más fuerte, está vez me alarmó, así que decidí descubrir de dónde venía, pero no era lo suficientemente fuerte en un solo lugar como para encontrarlo, así que tuve que rendirme e ir a trabajar, cuando volví el latido no estaba siendo tapado por el ruido de los autos o gente, mi mujer, que estaba sentada en el sillón, parecía inquieta, en cuanto me vio su rostro se relajo bastante, me senté con ella y le pregunté si estaba bien, ella parecía estar dudando, pero respondió que estaba bien, lo asocié a qué tal vez se sentía algo enferma y deje el tema ahí.

Al la mañana siguiente el latido era peor, lo busque por todas partes, pero no lo conseguí, el latido parecía venir de todos lados, tenía que salir de ahí y relajarme, al volver, mi mujer parecía algo asustada, fui rápido a su lado

—Estás bien? —Pregunte algo nervioso—

—si…estoy bien —su tono era de una calma forzada—

—Paula vos sabes que me podes contar todo, sabes que voy a estar de tu lado siempre

ella hizo una pausa larga antes de siquiera decir algo.

—vos también lo escuchas no? —pregunto por fin—

Me quedé en silencio, sin saber que decir, sin saber cómo calmarla y que no tenga miedo, al final no tuve más remedio que decirle

—…si, yo también lo escucho —mientras decía eso mi mirada se desvío—

—…me podés… traer un vaso de agua?

Me levanté del sillón y fui a buscarlo, mientras pasaba por un pasillo una silueta oscura apareció al fondo de este, cuando me di cuenta ya no estaba, ni tampoco uno de los talismanes alrededor de la casa, mi casa está llena de talismanes que mi mujer y yo compramos para nuestra protección, faltaba uno, ósea que algo estaba dentro de la casa, fui a buscar el vaso, cuando volví le entregué el vaso y nos quedamos callados un rato, ella fue la que rompió el silencio.

—crees que ya vienen? —pregunto inquieta—

—uno de los talismanes ya desapareció —dije, con un tono derrotado—

—que…?—su cara paso de la incomodidad a un miedo intenso—

Ella se aferro a mi, fuerte, yo hice lo mismo, fuimos a la habitación, en medio del silencio de la noche, mientras intentábamos dormir, su voz, algo cansada, me preguntó

—cuanto tiempo nos queda.

—hasta que destruyan todos los talismanes.

—que pasará cuando no hayan más? —el miedo volviendo a ella—

—no lo se.

La ansiedad aumenta cada vez que un talismán desaparece, pero ambos nos percatamos que desaparece uno por día, por tanto nos quedaban 35 días, pero también sabíamos que no podíamos irnos o cambiar de casa, dado que si lo hacíamos no abría nada que nos proteja, el único motivo por el que yo salgo a trabajar es porque tengo talismanes en la ropa que me protegen, si no fuera por ellos ahora no estaría aquí con mi esposa, aunque al final no sirvió de nada, ya que ahora están destruyendo nuestra protección.

todo siguió con relativa normalidad, hasta el día 20, uno de los talismanes en mi ropa había desaparecido, solo me di cuenta cuando estaba volviendo a casa.

—cual desapareció hoy? —pregunte—

—hoy se llevaron el del baño.

dándome cuenta de lo que estaba pasando, no pude evitar agarrar un vaso y arrojarlo lo más fuerte que pude contra la pared de la cocina, mi esposa se me quedó viendo confundida, preocupada y con algo de miedo.

—que pasa? estás bien? —me preguntó parándose a mi lado, agarrándome del brazo—

—esos malditos demonios se llevaron dos. —dije con un tono molesto—

—que? cuál? —mientras decía eso apretó aún más mi brazo—

—el que estaba en mi traje.

ella busco el bolsillo en dónde los guardo, cuando lo encontró, vio que faltaba uno de los 5, su único reflejo fue abrazarme.

—tenemos que prepararnos, en 4 días ya no podrás volver a salir. —dijo, mientras se aferraba más fuerte a mi

—Lo se. —la abrace fuerte—

en el transcurso de los 4 días compré muchas cosas, sacando préstamos en bancos a los que nunca pagaré, aunque no disfrutaré mucho de esa plata, para sobrevivir los siguientes días necesitaré, bastante comida, al igual que el agua, aunque no la compraré, tomaremos agua de la canilla.

cuando el último de los talismanes en mi ropa estaba por desaparecer, mi esposa me preguntó.

—no podemos hacer más de estos?

—buena idea, pero tuvimos que hacerlo años atrás.

—por que?

—estas cosas necesitan tiempo para alcanzar su máxima potencia, pueden tardar un mínimo de 9 meses para proteger de verdad.

—ósea que no importa lo que hagamos vamos a morir?

—si, pero al menos moriremos juntos —tome su mano mientras decía eso—



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En el texto hay: romace

Editado: 17.11.2025

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