Una idea. Una idea que llegó a mi mente hace algunas lunas atrás y que con el paso del tiempo, cobró vida. Porque para mi sorpresa, estas imágenes en mi cabeza crearon rostros y nombres. Se convirtieron en personajes y ahora forman parte de un libro. «The Lucky One» es una historia que me mantuvo y mantiene despierto durante la noche.
Un cantante increíblemente famoso. Una carta a un padre abusivo y homofóbico que jamás fue enviada. Una máquina del tiempo. Infidelidades. Una mancha de vino tinto. La marca en la clavícula de un chico pelirojo. Injusticias. La historia de la abuela de una chica rubia. Amores de verano. Inseguridades. Botellas de champagne.
Me adentré a un mundo del cual no quiero salir nunca más. Me descubrí a mí mismo escribiendo desde lo más profundo de mi corazón, y de mi alma. Relatando pensamientos y sentimientos desde la perspectiva de personas que no existen, pero que desearía con todo mi ser poder conocer. Y en solo unos meses, ya tenía el cuerpo de estas historias. Cuentos y fábulas. Chismes y dichos.
Su pasado, su futuro y su presente.
El otoño, el frío de Los Angeles, la mente traicionera y despiadada de John. Ese parque en Nueva York donde solía pasar su nostálgica infancia. Las tardes en Coney Island y los recuerdos que invaden su mente.
Las pinturas al óleo que son obra de Arthur y esas viejas cartas de amor que entregó a John durante su noviazgo.
Los caballetes que arrastraba Rebekah por toda la universidad y ese coraje que invadía su cuerpo por ser tratada como si fuese inferior a sus compañeros varones.
Canciones de amor y ruptura. La voz de Sarah y la melancolía de recordar a esas personas que dejó en su ciudad natal, porque se mudó a Europa para cumplir sus sueños.
Y que, para bien o para mal, todas estas narraciones están atadas. Porque son una familia, aunque aún no lo vean de esa manera.
Me encantó el escapismo que encontré en estos cuentos imaginarios y no imaginarios. Me encantó la forma en que le dí la bienvenida a los paisajes oníricos, las tragedias y las historias épicas de amor perdido y encontrado en la vida de cada uno de estos personajes.
John es un chico de veinte años que tiene que batallar con sus pensamientos cada día. Rebekah es una joven que lucha por ser tratada de manera justa. Sarah es una chica soñadora que deja la ciudad de Los Angeles para irse a Europa y perseguir sus anhelos. Arthur es todo lo que John soñaba pero que no está —aún— preparado para recibir.
En mayores rasgos, un chico taheño que le pide matrimonio a un escritor y cantante famoso. Pero que lamentablemente está jodido de la cabeza y este le rechaza. Dejándolo de rodillas con el anillo de su madre en mano. Un anillo que ha pasado ya por unas seis generaciones. Y esto no es una especie de spoiler porque lo dice la descripción de la historia.
Otros dos enamorados. Él es un estudiante de medicina y ella una cantante mucho menos famosa que John. Pero el talento y la pasión se desprenden de su alma.
Una chica rubia quien es la mujer más ruidosa que ha conocido Los Angeles. Respira llamas cada vez que habla. Y que lucha por ser reconocida en una industria tan machista.
Y una madre que busca arropar y proteger a su hijo de su propio padre.
Pero sobre todo, el reto más grande para John porque tendrá que darse cuenta de que, a veces, la única forma de sanar es desear felicidad a quien se la quitó.
Escribí y estoy escribiendo estas historias con el amor y la dedicación que se merecen.
No sé cómo terminaste aquí, pero te lo agradezco y espero que disfrutes leer cada capítulo.
No soy escritor profesional, eso lo tengo muy en mente. Me hace falta mucho por aprender y para ello estoy aquí. Deseo —realmente mucho, en serio— que en un futuro, puedas tener en tus manos un libro en físico de mi autoría.
Quiero aclarar que durante los capítulos habrán pequeñas referencias a canciones de Taylor Swift. Pero la historia, personajes y trama son absolutamente de mi propiedad. Creados totalmente por mí.
Tengo claras muchas de las cosas que pasarán después, pero esta historia se ha ido modificando en mi imaginación. Solo me aferro a lo que me impulsó a publicar este libro. Y eso siempre fue y será el arte de crear.
Ojalá te guste conocer a John, Sarah, Rebekah y Arthur.
Con amor, Daniel