Victor Durán

Víctor Durán acababa de comenzar la universidad en Colombia, un paso más hacia un futuro incierto. Desde pequeño, siempre se había sentido cómodo entre las líneas de código de la programación, un lenguaje que entendía mejor que el de las personas a su alrededor. Su hermano mayor, ya adulto y profesor de karate, siempre había sido su ejemplo. Desde joven, Víctor aprendió a defenderse, no solo en cuerpo, sino también en mente, absorbiendo de su hermano no solo los golpes, sino las lecciones sobre la vida.

Aunque sus padres no lo consentían demasiado, siempre lo apoyaron en sus estudios. Le enseñaron lo que podían sobre el mundo y la vida. La relación que tenían era sólida, pero los problemas económicos nunca los dejaron tranquilos. Los cuidados y operaciones de su abuela, a quienes sus padres habían cuidado durante años, los habían sumido en una deuda que no podían manejar. A punto de perderlo todo, recurrieron a pedir prestado a una mafia local, un pequeño préstamo que pronto se convirtió en una amenaza peligrosa.

Cuando el dinero no pudo ser pagado a tiempo, la mafia comenzó a enviar mensajes más claros, y la situación empeoró. Los golpes a su padre no solo fueron dolorosos físicamente, sino que dejaron marcas profundas en el alma de Víctor. Aunque nunca lo dijo en voz alta, esa era una de las mayores preocupaciones de su vida.

Entre sus padres, las peleas no cesaban. Las discusiones se volvieron una constante, y a pesar de lo mucho que los amaba, Víctor sentía que su familia estaba al borde de romperse. No podía soportar la idea de perderlos, así que con el poco dinero que ganaba trabajando como mesero en una taquería, decidió hacer algo. Contrató un psicólogo para que los ayudara, buscando una solución que aliviara las tensiones que amenazaban con desmoronar todo lo que conocía.

El psicólogo sugirió un viaje. Unas vacaciones para que sus padres pudieran reforzar su relación y desconectarse de los problemas. Aunque Víctor sabía que esa era la última oportunidad para salvarlos, el dinero necesario para el viaje estaba fuera de su alcance. Pero la desesperación lo llevó a tomar un camino oscuro.

Una noche, mientras robaba por las calles, encontró una mochila con fajos de billetes. Era demasiado dinero, alrededor de 20 millones de pesos colombianos. Sin pensarlo, se lo llevó. Con eso, y lo que continuó robando en los días siguientes, pagó el viaje a Europa para sus padres. Berlín, Milán, París, Londres, Madrid y Lisboa. Las ciudades que sus padres visitaron, sin saber jamás lo que había hecho para asegurar que ese viaje sucediera.

La felicidad de Víctor duró poco. Cuando llegaron a Inglaterra, el mundo tal como lo conocía cambió. El ataque devastador de Rusia, liderado por el General Zac, destruyó por completo el país. Inglaterra ya no existía, y su vida, que hasta ese momento parecía estar en una espiral controlada, de repente se desmoronó.

En ese momento, algo dentro de Víctor se rompió. La ira, la culpa, todo lo que había reprimido durante tanto tiempo, explotó. El mundo ya no tenía sentido para él. Y ese fue el inicio de su transformación. Lo que comenzó como una serie de decisiones impulsadas por el amor a su familia se convirtió en algo mucho más oscuro.