The Masked Cobalt

El colapso de un imperio

El grupo restante abordó un avión de carga, preparándose para la siguiente fase de su plan. Mientras volaban, el peso del agotamiento los venció y cayeron en un sueño profundo. Pero en la mente de Cobalto, la batalla apenas comenzaba.

En su sueño, se encontró frente a una entidad oscura y amorfa que emergía de las sombras del vacío. Su voz, retumbante y etérea, le ordenó conseguir una gota de sangre de un individuo específico para liberarla por completo. Cobalto, con una mirada fría, se negó sin dudarlo. La entidad reaccionó con furia, intentando invadir su mente y doblegarlo, tal como lo hizo con el general Zac y Yamiatsu en su momento. Sin embargo, Víctor no era como ellos. Su mente, endurecida por la tragedia y el sufrimiento, resistió el asedio de la entidad con una voluntad inquebrantable.

Lo que para otros hubiera sido una condena, para Cobalto fue una guerra mental. Luchó dentro de la pesadilla interminable, enfrentando las visiones del caos y la destrucción. Cuando la entidad intentó someterlo, él hizo lo impensable: se sumergió en su esencia, la atrapó y la ató a su voluntad. La criatura, que alguna vez había manipulado a otros, ahora era prisionera de su nuevo amo. Por primera vez en su existencia, la entidad no tenía control. Víctor despertó con una mirada renovada. Ahora, el amuleto no lo poseía… él poseía el amuleto.

Los paracaídas se desplegaron a gran altura mientras descendían sobre el Gran Palacio del Kremlin. En plena caída libre, antes de tocar el suelo, desataron una lluvia de granadas que explotaron en las zonas clave, desatando el caos y la confusión. Alarma roja. Los sistemas de seguridad se activaron y los guardias se movilizaron frenéticamente. Pero era tarde. Los tres ya estaban dentro.

El presidente ruso fue evacuado de inmediato hacia un búnker subterráneo. Los pasillos se llenaron de soldados protegiéndolo, pero Cobalto y su equipo avanzaban sin piedad, eliminando a cada guardia que se interponía en su camino. Cobalto, con su máscara azul brillando entre las sombras, era un espectro de muerte.

Cuando finalmente interceptaron la comitiva presidencial antes de que alcanzara el búnker, una lluvia de balas los recibió. Cobalto se cubrió tras una columna y, con precisión quirúrgica, respondió con ráfagas mortales. Luego lanzó una bomba de humo y, entre la confusión, emergió como una sombra entre la niebla. En un solo movimiento, inmovilizó al presidente, presionó un pañuelo con cloroformo contra su rostro y lo dejó inconsciente. Acto seguido, desapareció con él.

Mientras tanto, el hacker de Cobalto había tomado el control total de los sistemas del Kremlin. En cuestión de segundos, todas las comunicaciones, cámaras y defensas electrónicas quedaron inservibles. El palacio estaba ciego. El caos reinaba.

En la azotea, el helicóptero de extracción descendió rápidamente. Cobalto apareció con el presidente a cuestas y abordó la nave sin perder tiempo. Los ninjas, por su parte, terminaron de colocar las cargas explosivas y huyeron en una motocicleta que los esperaba cerca. A una distancia segura, apretaron el detonador.

El Kremlin explotó en una serie de detonaciones masivas, enviando fragmentos de concreto y fuego al cielo nocturno. El palacio, símbolo del poder ruso, fue reducido a escombros en cuestión de segundos.

Las imágenes del desastre recorrieron el mundo entero. Las televisoras, las redes sociales, los gobiernos… todos estaban en shock. La guerra cambió en un solo instante. Estados Unidos declaró un alto al fuego inmediato. Las naciones se tambalearon. Y en el centro de todo, una figura se alzaba como la nueva gran amenaza global.

El Cobalto Enmascarado.

En el interior del helicóptero, el presidente comenzó a recobrar la conciencia. Sus ojos desenfocados intentaron procesar lo que estaba ocurriendo. Frente a él, Cobalto lo miró con frialdad absoluta. Se inclinó levemente y, con una voz profunda y helada, le susurró:

—Ahora empieza el verdadero sufrimiento.

Antes de que el presidente pudiera reaccionar, un puño se estrelló contra su rostro. Oscuridad total.

El mundo entero contuvo la respiración. El caos acababa de comenzar.



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En el texto hay: accion, antiheroe, secuelas

Editado: 01.04.2025

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