The Mirror Room: Reflexiones sobre la Identidad

¿Quién eres cuando nadie te mira?

Las trampas de la identidad
Conclusión de la Parte 2: Las trampas de la identidad

Existen tantas trampas tejidas en torno a la pregunta de la identidad. La sociedad, muchas veces sin siquiera darse cuenta, sabe exactamente dónde golpear: donde duele, donde somos más vulnerables. Podemos ser recompensados, juzgados o condenados antes incluso de pronunciar una sola palabra. Y la mayoría de esas trampas están completamente fuera de nuestro control.

Entonces, ¿qué hacemos en esos momentos? No lo sé del todo. No tengo una respuesta lista ni una solución universal. Cuando me ocurre, sonrío. Tal vez sea una forma sencilla de sabiduría—o un reflejo de supervivencia. Me digo que es mejor aceptar lo que no podemos detener. Ese pensamiento me devuelve la calma. Me devuelve a mí mismo.

Si alguien me juzga por el color de mi piel, mis ideas, mis gustos, mi religión o mi nacionalidad—claro que duele. La injusticia siempre duele. Pero elijo sonreír, elijo estar en paz con quien soy. Porque explicar no siempre funciona. Las palabras no lo pueden todo. Así que me conformo con ser yo mismo, y dejo a los demás la libertad—o la carga—de juzgarme y, si pueden, comprenderme.

Trato de ser como un líquido. No me atrapo en juicios apresurados. Observo. Escucho las culturas, las tradiciones, las tendencias y los valores familiares, no para adoptarlos ciegamente, sino para buscar los fragmentos de verdad que resuenen conmigo.

Jim Rohn, en una de sus enseñanzas, dijo:
“Sé un estudiante, no un seguidor.”

Eso significa que debemos aprender, estudiar, escuchar a quienes admiramos, pero nunca disolvernos en ellos. Aprender, sí, pero filtrar. Transformar, sí, pero a nuestra manera.
Lo que elegimos llegar a ser debe ser una decisión tomada para nosotros mismos, no para agradar, no por ira, no por miedo, y tampoco solo por admiración.

Al final, de eso se trata construir la identidad: de filtrar lo que viene de afuera y edificar con paciencia sobre lo que de verdad resuena dentro, no sobre los valores de los demás.
Nuestra paz no puede construirse sobre cimientos inestables.

La Biblia ofrece una imagen poderosa para comprender la importancia de los cimientos de la identidad. Jesús dijo que si una casa se edifica sobre arena, se derrumbará cuando llegue la tormenta. Pero si se edifica sobre roca, permanecerá firme, aun frente a los vientos más feroces.
Qué lección tan hermosa.

Y me pregunto: ¿existe alguna roca más sólida que nosotros mismos?

Los demás, igual que nosotros, también están cambiando. Ellos también buscan sentido en sus vidas. Y a veces, sus valores cambian. Lo que antes les ofrecíamos puede dejar de ser suficiente. Entonces se alejan, eligen otro camino… y a veces, nos dejan. Sin dirección. Sin anclaje.

Si nuestra identidad está construida enteramente sobre ellos, si nuestro valor depende de su mirada, de su amor o de su validación, entonces puede derrumbarse de la noche a la mañana.
Por eso es vital aprender a mirar hacia adentro, a encontrarnos, y a construir quienes somos, sobre nosotros mismos.

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Mensaje central:
Vivimos en un mundo ansioso por definirnos—por nuestra raza, nuestro origen, nuestras creencias o nuestro comportamiento—a menudo antes de que siquiera hablemos. La identidad se convierte en una trampa cuando empezamos a vivir para cumplir esas expectativas. Pero la paz y la resiliencia llegan cuando dejamos de edificarnos alrededor de la validación de los demás, y en cambio enraizamos nuestra identidad en algo más profundo: el núcleo inquebrantable de quienes somos, cuando todo lo demás desaparece.

Si algo de esto resonó contigo, aquí tienes algunas preguntas para llevar contigo:

  • ¿Qué partes de tu identidad han sido moldeadas más por las expectativas ajenas que por tu propia verdad?

  • ¿Sientes que pierdes una parte de ti cuando alguien se aleja o deja de aprobarte? Si es así, ¿por qué?

  • ¿Qué creencias o valores resuenan de verdad contigo—no porque sean populares o esperados, sino porque los sientes profundamente correctos en tu alma?

Si te gusta esta reflexion, dale un like, deja un comentario. Estaré encantado de escucharte y responderte.

Nos vemos la próxima semana.

Con afecto,




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