Varias horas después de la comida, Remus caminaba hacia la biblioteca con una pila de pergaminos bajo el brazo. Había decidido que un poco de estudio y tranquilidad le vendrían bien después de la extraña mañana que había tenido. No podía dejar de pensar en la conversación con los merodeadores y cómo Sirius había reaccionado ante su pregunta. Sabía que había algo más detrás de su incomodidad, pero prefirió no darle demasiadas vueltas. Al menos, eso era lo que intentaba hacer.
Al entrar en la biblioteca, el familiar olor a papel viejo y tinta lo envolvió, Hizo su recorrido usual hacia la mesa de siempre esperando ver a Regulus, al divisar la mesa se detuvo en seco y ladeó la cabeza sorprendido, junto a Regulus se encontraban Evan y Barty, cosa para nada normal en ellos. Remus se detuvo a pensar por un momento antes de acercarse más a la mesa, todavía un poco desconcertado por la inesperada presencia de Barty y Evan en la biblioteca. No era un lugar en el que los dos solían pasar su tiempo, y mucho menos acompañando a Regulus, a quien Remus veía con bastante frecuencia allí. Sin embargo, la mesa, normalmente tranquila con Regulus a solas, estaba ahora animada por las sonrisas burlonas y las miradas chispeantes de los dos Slytherins.
Cuando finalmente se acercó lo suficiente, Remus se inclinó ligeramente sobre la mesa y lanzó una sonrisa inquisitiva.
—¿Y bien? ¿Qué hacen ustedes dos por aquí? —preguntó, mirando directamente a Barty y Evan—. No suelo verlos en la biblioteca. ¿Han decidido finalmente que es hora de concentrarse en sus estudios o hay algo más detrás de tan pronto interés?
Barty se rió entre dientes y dejó caer el libro que fingía leer, mirándolo directamente a los ojos.
—¿Estudios? Vamos, Remus. No soy yo el que tiene esa reputación de buen chico. Nosotros no necesitamos excusas para estar aquí —dijo con un guiño descarado—. Pero, si quieres saber la verdad, digamos que vinimos a... observar una de nuestras materias favoritas.
Evan asintió, sonriendo de manera traviesa mientras entrecerraba los ojos hacia Remus.
—Exacto, Remus. Hemos oído rumores de que eres un profesor bastante... atento —dijo con un tono juguetón, enfatizando la palabra "profesor" de una manera que hizo que Remus levantara una ceja con curiosidad—. Y nos dijimos, ¿por qué no ver al maestro en acción?
Remus rodó los ojos, aunque no pudo evitar reírse un poco ante los comentarios coquetos. Estaba acostumbrado a la manera provocativa en la que Barty y Evan solían interactuar con él, pero esa referencia a los rumores sobre su "capacidad para enseñar" le llamó la atención.
—¿Rumores, eh? Me atrevería a preguntar qué clase de rumores, pero algo me dice que no voy a obtener una respuesta seria.
—Oh, no necesitas una respuesta seria para saber a qué nos referimos —dijo Barty, inclinándose un poco hacia él, mirándolo con esa chispa burlona en los ojos—. Se dice por ahí que Lupin es un excelente... tutor. Muy cuidadoso con sus alumnos, si sabes a lo que me refiero.
—¿Cuidado con sus alumnos? —Remus sonrió, negando con la cabeza—. Debería haberlo sabido. Están aquí solo para molestarme.
—¿Molestarte? —Evan fingió una expresión de inocencia, llevándose una mano al pecho como si estuviera ofendido—. Nosotros no molestamos, Lupin. Solo hacemos observaciones basadas en hechos. O al menos en lo que hemos oído. Aunque, por supuesto, estamos abiertos a... más evidencia.
Remus se dejó caer en una de las sillas vacías junto a ellos, fingiendo estar exasperado pero disfrutando de la ligera tensión que había en el aire. Había algo curioso en cómo, desde la noche anterior, la relación entre ellos había cambiado de una forma que no podía explicar del todo. Aunque Barty y Evan siempre habían sido coquetos, parecía que ahora había menos filtros, como si la barrera entre ellos se hubiera difuminado de alguna manera.
—Bueno, si están esperando una lección, lamento decepcionarlos, pero me temo que hoy no tengo planes de enseñar nada —dijo con tono ligero, tratando de seguir el juego.
—Eso dices ahora —respondió Barty, encogiéndose de hombros—, pero nunca se sabe. Los estudiantes aplicados siempre encuentran una forma de aprender algo, ¿no es así, Evan?
Evan asintió, apoyando la barbilla en una mano mientras miraba a Remus con una expresión casi calculadora.
—Oh, definitivamente. Y hoy estamos particularmente... aplicados.
Remus rió, sacudiendo la cabeza con resignación. A pesar del descaro evidente en sus palabras, había algo en el ambiente que lo hacía sentir cómodo, como si estuviera en una especie de tregua no oficial con ellos. De alguna manera, las tensiones y las diferencias que había sentido antes de la fiesta habían comenzado a disiparse.
Conforme el tiempo pasaba, la conversación fluyó con una facilidad sorprendente. Hablaron de clases, de las travesuras que algunos estudiantes de primer año habían estado haciendo, y hasta se rieron de los profesores más estrictos. Sin embargo, tras un rato de charlas triviales, Evan decidió lanzar un comentario que volvió a elevar la intensidad de la conversación.
—Por cierto —empezó Evan, con una mirada de complicidad hacia Barty—, hoy en la comida me pareció que Sirius estaba... un poco tenso, ¿no creen? Y ni hablar de James, que no pudo dejar de mirar a Regulus desde su mesa. Fue bastante obvio.
El comentario hizo que Remus levantara la mirada, intrigado. Podía entender que Sirius estuviera algo raro después de la noche anterior, pero lo de James...
—¿James? —Repitió Remus, mirando a Regulus con curiosidad—. No me di cuenta de eso.
Regulus frunció el ceño ligeramente, claramente sorprendido por la observación.
—Yo tampoco. ¿James mirándome? No creo... —dijo, pero parecía pensativo.
Evan se encogió de hombros y continuó.
—Te aseguro que lo estaba. No te quitaba los ojos de encima. Y Sirius, bueno, me pregunto si no estaba un poco... celoso. O, al menos, molesto. Lo vi mirando a Remus todo el tiempo, y no de la manera habitual.