The Moonwitch

CAPÍTULO VI EL BAILE

Castile parece ser la aldea más encantadora que he visto hasta ahora, todos aquí hablan con todos y tienen rostros alegres todo el tiempo.

Isolde, Melisande y yo estuvimos atentas en todo el camino hasta aquí, por lo visto le agrada demasiado el agua ya que bebe demasiada y su amor por ella parece igual de grande al que tiene a Brujilda. Isolde habló con él para hacerle saber nuestras sospechas, pero parece que no le ha tomado importancia a nuestros presentimientos y más aún a mí ya que me odia. Al parecer la confianza que Brujilda tiene hacia la bruja nueva tiene que ver con el hada, según él la bruja le dijo algunas palabras que el hada le contó en secreto cuando apareció ante nosotros antes de llegar a Aldous. Pero a pesar de todo eso no creo en ella, ni siquiera me ha dirigido la palabra desde que fuimos a aquella cascada y cuando ve que me acerco a ella de inmediato corre tras Brujilda como si yo intentase lanzarle un hechizo para acabar con su existencia o algo parecido, y cuando él ve que me acerco a su adorada protegida me lanza una de esas miradas furiosas que suelen sacarme de quicio. Hemos pasado la mayor parte del día y la tarde en la casa de Myra, la bruja más rica de la aldea, su casa es enorme y sin contar que cuenta con un enorme salón en que organiza bailes cada vez que se le antoja.

Cuando llegamos ayer por la tarde a Castile todos se dispusieron a comer y beber libremente olvidando por completo los problemas que nos siguen, dormimos plácidamente en una confortable cama y mantas calientes, la atención que en esta casa es brindada es simplemente magnifica, no sé cómo podremos agradecerle todo lo que hace por nosotros. Salgo de la casa cuando ha amanecido, me siento culpable al dejar de lado el salir por las noches, cuando la luna aparece, sin embargo, me he sentido tan cansada que trata de no tomarle importancia, todos los demás duermen. Myra aparece a mi lado con una amplia sonrisa. -Hope, has despertado. Ven conmigo- tira de mi brazo llevándome con ella, caminamos lentamente, lleva una canasta en la mano. Los niños salen de sus hogares dando pequeños saltos.

-¡Myra! ¡Myra! Hola, ¿Cómo está usted? Sabe, me ha dicho mi madre que cuando cumpla dieciséis podré asistir a uno de tus bailes y usar un hermoso vestido- se trata de una pequeña bruja, su cabello es largo y como el sol, tiene dos hermosos hoyuelos en sus rechonchas y rosadas mejillas.

-Me alegra escucharlo, pequeña Mery. Dime ¿Cómo se encuentra tu padre? Después de aquella caída me sorprende que siga con vida- la pequeña sonríe, le faltan dos dientes, aun así lo hace con amplitud.

-Está mejor, aunque mi madre le ha impedido por días que repare el techo ya que puede lastimarse una vez más, como sabe usted no puede mover su brazo, aquel con el que hace casi todo, y, cuando lo mueve su rostro se pone tan rojo... evita gritar, sé que le duele mucho. Dice que es indispensable que repare el techo cuanto antes o un animal podría entrar mientras dormimos, y a pesar de que mi madre se lo ha prohibido ha tomado la oportunidad esta mañana, ya que ella fue a la cascada por agua y se ha llevado a Tom consigo- Myra niega con la cabeza preocupada por lo que le cuenta la niña.

-No puedo permitir que lo haga, se matará esta vez- me observa y después a la niña. -Debo ir con Percival ahora. Mi sol... qué puedo hacer- su mirada se ve iluminada por la presencia de cierto brujo que se acerca a caballo con expresión seria. -Damon, ven ahora mismo- me sorprende cómo es que ella se refiere a él, a veces le habla con formalidad y otras como si se tratase de su propio hijo y no de un príncipe. A él no parece molestarle en lo absoluto el cómo le habla, baja de su caballo y se acerca a ella como si ésta fuese a contarle un secreto de lo más importante -Ve con Hope, lleven a Mery con su padre y ayuden a reparar el techo. Vayan ahora antes de que pueda caerse- la pequeña corre a los brazos de Brujilda, la carga y la sube al caballo.

-Bien, vamos con tu padre, Mery-.

-Ve con ellos, Hope. Nos veremos más tarde- sonríe y se aleja de inmediato agitando la canasta en su mano. Bien, creo que pasé de ser la acompañante de una enérgica bruja, a reparadora de techos.

-¡Hope! ¡Hope! Toma mi mano por favor- la extiendo y la toma fuertemente. Su sonrisa me hace sonreír, ella es una bruja del sol y es tan linda y amable, así que no importa si tengo que luchar por los brujos del sol también, porque hay brujos como Mery que merecen ser protegidos. -Príncipe Damon, ¿Hope es su novia?- ella me observa con una mirada curiosa, después gira al otro lado en espera de una respuesta. -No me mienta, por favor, ya soy muy grande para entender este tipo de cosas, cumpliré seis años muy pronto-.

-¿De donde has sacado esa idea? No debes meterte en los asuntos de los mayores, brujita. Y no, ella no...-.

-Myra le ha dicho a mi madre que ella es novia suya. No soy ninguna tonta príncipe Damon. Hope, ¿A qué sabe un beso?- me ahogo con mi propia saliva al escucharla, su imaginación está bastante desarrollada para una brujita de solo cinco años. -¿He dicho algo malo?- Brujilda ríe, y yo no sé qué responder.

-Oh pequeña Mery, ella también debe preguntarse lo mismo que tú- me observa confusa por las palabras del imbécil.

-Entonces... ¿no la ha besado, príncipe Damon? – me pregunto qué habré hecho para merecer esto, ahora mismo preferiría estar acompañando a un mercenario que a esta brujita curiosa. -¿Es qué acaso no sabe besar? Puedo decirle a mi padre que le enseñe, él besa a mi mamá y a ella parece gustarle cómo lo hace, él estará encantado de hacerlo una vez que le ayude a reparar el techo- esta vez quien ríe soy yo.




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