CAPÍTULO VI PARTE II

Al parecer el sueño me venció, la ventana está cerrada, hay una capa cubriéndome, tiene un aroma conocido, sin embargo, no logro descubrir de qué se trata. No sé cuánto he dormido.

Vuelvo con los demás, los chicos juegan dardos y parece que han apostado por quién es el mejor ya que sobre la mesa de la izquierda tienen un puñado de piezas de plata. -¿Dormiste bien?- inquiere Thomas, besa mi mejilla y lanza un dardo, éste cae realmente lejos del centro, todos ríen ante su pésimo lanzamiento. -Ya basta, cierren la boca que puedo hacer que caiga en uno de sus feos ojos-Ackerley agita su mano sobre mi cabello dejándolo peor que antes.

-Oye... Si Myra me ve querrá peinarme ella misma- se ríe, Allard confirma mis palabras, pero parece no importarle ya que lo hace otra vez.

-Como esto- Bronson me entrega un plato con una pieza de pan, algunas frutas frescas y una pierna de pollo. -Por allá hay papas cocidas, saben bastante bien, deberías probarlas más tarde- es raro que él me dirija la palabra, he comenzado a creer que no le caigo muy bien. Agradezco y vuelve con los demás a lanzar los dardos. -¿Damon sigue durmiendo?-.

-Eso parece, creo que descansa de Heloise. Esa bruja ha comenzado a parecerme sofocante- doy una mordida al pan, sabe realmente bien. Los demás parecen compartir su idea. -Ayer por la mañana me pidió que la acompañase a la cascada, dijo ser nueva en la aldea y sabía el camino hasta el lugar, me pareció bastante extraño-.

-Debe haber preguntado-.

-Supongo-.

Melisande y Heloise aparecen. Todos se giran de inmediato a donde la Heloise y comienzan a preguntar si necesita algo, la observan con tanta atención que temo que se les salgan los ojos. ¿Qué demonios sucede? Acaban de decir que están cansados de ella. Melisande ve a donde Thomas y una mirada triste aparece. Algo va mal en esto. -Oye, bruja, o lo que sea que puedas ser, dime qué demonios es lo que quieres aquí- Isolde se coloca a mi lado mirándola de la misma manera en que lo hago yo.

-Ya nos cansamos de ti y si no dices algo ahora mismo, acabaré con tu existencia- no es una falsa amenaza, ella lo sabe, yo lo sé.

-No sé de qué hablan, yo solo... deseo permanecer con ustedes porque sé que estaré a salvo. Mis padres murieron y estoy tan sola, temo porque vuelvan a atacarme como lo hicieron en la aldea- ha comenzado a llorar, Ackerley la abraza consolándola, los demás nos miran con reproche.

-¿Qué sucede aquí?- ella corre a los brazos de Brujilda. Será inútil hablarles a ellos sobre esto ya que ha quedado claro que solo desean protegerla. Heloise comienza a explicar lo sucedido, lagrimas falsas corren sin control por sus mejillas. -No se atrevan a acercarse a ella ¿Me entendieron? De lo contrario tendré que tomar una decisión definitiva- de inmediato viene a mi mente la hoguera, no deseo morir así por una basura como ella. Isolde se aleja de inmediato y la seguimos, una vez alejados de todos se detienen con expresión decidida.

-Tenemos que hacer algo esta noche, lo haremos sin dudar, la última vez se escapo de nosotras en el bosque, pero ahora no lo hará. Hope, distraerás a Damon-.

-¡No! Eso jamás, no volveré a hacerlo, parece que lleva una lista de todo lo que hago y créeme que esa lista es larga. Casi muere por haber montado la farsa en la taberna, me detesta y no tengo porqué soportar sus críticas, y lo peor es que no puedo gritarle a la cara lo que deseo porque entonces se alejaría e iría a buscar a Heloise. No, me niego, no seré yo...-.

No sé si me he vuelto débil o simplemente soy bastante estúpida como para que me dejen con el peor trabajo, ambas se han alejado como todas unas amienemigas que son, ambas en mi contra, no toman en cuenta lo que digo. Púdranse.

Sin duda Myra organiza un baile, todos los brujos y brujas que le ha complacido invitar vendrán más esta noche, y por supuesto ha demostrado que somos sus invitados de honor.

-¡Tú! No te quedarás con esa ropa para esta noche ¿Verdad? - se ha acercado a mí, Myra no deja de mirarme arriba abajo y de negar con la cabeza como si algo en mi estuviese totalmente mal. –No. No. No. Todo está mal aquí, esa ropa, esa capa, ¡son horribles!- Melisande e Isolde han logrado escapar antes de que ella volviese a la habitación que tan amablemente nos ha brindado por varios días. Solo espero que esta vez logren averiguar algo de ella que pueda servirnos. Brujilda me mira y comienza a reír por todo lo que la bruja me dice y cada cierto tiempo confirma las barbaridades que grita sobre mí y mi espantoso atuendo asintiendo con la cabeza. Me pregunto de donde ha sacado el buen humor si antes estaba por enviarnos a la hoguera -Hay tanto por hacer contigo, primero necesitas lavarte- expone como si el haberme lavado hace poco no fuese trascendente. -Y usted príncipe Damon, debería dejar de burlarse que luce igual que ella, estimé mucho a su madre por ello es que debo cuidar de usted y hablarle con la verdad- esta vez quien ríe soy yo, merece que le digan más pero el hecho de que lo compare conmigo a él debe parecerle un insulto de lo más terrible. -¡Percival! Ven acá y toma las medidas a esta niña, quiero que le consigas el mejor vestido que tengas, que alguien ha de acompañar al príncipe cuando lleguen los invitados- me niego de inmediato ante lo que ha dicho, sin embargo, me calla antes de que continúe con ello. –Cualquier bruja estaría muriendo ahora mismo por ser la que váyase a acompañar al príncipe así que quita esa cara y deja de negarte que irás con él quieras o no- Por supuesto, cualquier bruja menos yo. Percival toma las medidas pertinentes de una manera muy rápida, lo que me hace dudar en si es que lo ha hecho bien o solo ha fingido hacerlo para que la bruja Myra no le reprenda, pronto sale y Myra le sigue en busca del supuesto vestido, me acerco a la ventana, es lo bastante grande para salir corriendo de aquí antes de que vuelva, sin embargo, debería pensar en la caída.