The Moonwitch

CAPÍTULO IX LA BATALLA

No lo he visto desde la tarde anterior en la taberna, hoy por la mañana decidí salir a caminar un poco, escuché a unos brujos de la aldea decir que había salido de caza y que volvería hasta muy tarde.

-¿Qué hay de ti? ¿Tú no quieres clavarle una daga al príncipe de Brayton?- me observa con cuidado, como si el hecho de ver mi expresión le dijera cuál debe ser la respuesta correcta. -Solo dime la verdad, Dorsey- ya ni siquiera se molesta en decirme que su nombre es Wise y no Dorsey, pero creo que le va más Dorsey, le hace parecer más fuerte y poderoso.

-Por supuesto que quiero clavarle una daga, pero no en el corazón, en un ojo, para que pueda escucharlo gritar mientras mi daga le atraviesa lentamente y sus manitas intenten quitar mi pie de su mejilla- esta vez quien mira expresiones soy yo, parece que disfruta el imaginarlo.

-¿Sabes que no tiene unas manitas, cierto?- hace una mueca y continua caminando a mi paso. -Debo admitirlo Dorsey, es bueno pasar tiempo contigo. No me siento vigilada ni controlada cuando estoy contigo. Me siento libre-.

-Bueno... yo me siento como un esclavo, aunque en parte creo que lo soy, pero no eres una brujita agobiante ni debilucha, así que puedo soportarlo- no puedo evitar reír. Acostumbrada a verificar que la página continúe en mi bolsillo introduzco la mano, sin embargo, la textura del papel no se siente igual, la saco y no es el hechizo, son instrucciones para hacer un brebaje para aliviar el dolor. Me doy la vuelta y corro a la casa de Myra. Los guardias me ven llegar de lejos y abren paso sin cuestionarme el por qué corro de esta manera, subo la escalera en busca de la habitación del único brujo que sabía mi secreto. Abro la puerta para buscar la página, Myra está aquí.

-¿Estás bien?-.

-¿A dónde se ha ido a cazar? Tengo que hablar con él ahora- baja la mirada un momento, es como si ocultase algo realmente importante. -Myra...-.

-Le dije que no debía, pero no me escuchó- hace una pausa como si le avergonzara lo que va a decir. -Se fueron al anochecer, dijeron que aquí estarías a salvo- retrocedo unos pasos, no, no pudieron dejarme aquí. No soy débil, soy fuerte, sé luchar y sostener una espada, debió ser por lo que pasó en el bosque con el brujo oscuro. Malditos. Me han dejado como si fuese una princesa indefensa. No lo soy. -Él... dejó esto para ti, quizás allí explique sus razones- ¿Razones? No tenía ninguna maldita razón para haberme dejado. Una carta. Me dejó una maldita carta.

"Sé que ahora mismo debes odiarme más de lo que ya lo hacías, pero está bien, lo acepto si eso significa que estás a salvo en Castile. Aunque no lo creas disfruté el tiempo que pasé a tu lado, eres y siempre serás la bruja más exasperante que he conocido, lo admito, estás realmente loca y actúas sin pensar, aun así me enamoré de ti, siento tanto haberte agobiado al decirte mis sentimientos, pero siempre fueron sinceros, es por ello que no pude permitir que vinieses, este viaje puede acabar con nuestras vidas, solo deseo que hagas aquello que tanto anhelas, conoce tantos lugares hasta que hayas envejecido y ya no puedas hacerlo más, encuentra a tu amor épico, vive tu vida como desees y no te arrepientas de nada. Busca a Thomas, dile que emprenderás un nuevo camino, que serás feliz, y que pronto volverás a verlo. Bruja, si esto sale bien, espero saber de ti en el futuro, y escuchar que eres feliz, porque eso es lo que deseo para ti.

Se feliz, Hope de Harld."

¿Que sea feliz? ¿Cómo puedo serlo si me han dejado aquí?

Un brujo de esos que protegen la entrada de Myra aparece en la puerta. -Hay noticias, el rey y su ejército van a Karp ahora mismo, venceremos a la aldea líder de los brujos de la luna- mi corazón se acelera de golpe, salgo de la habitación corriendo, parece que mis pies no tocan el suelo debido a la velocidad con que lo hago, fuera hay un par de caballos atados a una barandilla, subo a uno de ellos son pensarlo, entonces veo a Dorsey hacer lo mismo.

-No puedes ir conmigo- parece que no le importa, no sé qué expresión ve en mí ahora. No puedo detenerme a obligarlo a quedarse así que simplemente hago que el caballo vaya lo más rápido que sus patas le permiten. Mi cuerpo completo tiembla. Los brujos que protegen la aldea a las orillas no podrán alertar a los demás a tiempo para poder prepararse. Esto no es justo, no somos los enemigos, jamás lo hemos sido, sin embargo, si llegan a dañar a un solo brujo en Karp todo cambiará, me convertiré en la mayor enemiga de los brujos del sol y en la reina de los brujos de la luna.

Veo Karp desde donde estamos, Dorsey me observa, no hay expresión en él.

Nuestros caballos corren por el camino más corto al castillo de Nathaniel, los brujos nos observan pasar, quizás no alcanzar a ver mi rostro. Cuando llegamos dos brujos abren las puertas de par en par sin cuestionar mi razón de haber vuelto, corro a donde aseguro él estará, entonces lo veo. La barba le ha crecido un poco, su cabello está despeinado y viste un ropaje viejo y rasgado. -Hope. ¿Qué haces aquí? - parece realmente sorprendido, entonces pienso en Thomas ¿En dónde está él?

-El rey de Brayton viene a Karp con un ejército de brujos del sol- no espera a que diga más, me cree, y no espera a más explicaciones para tomar su decisión, a pesar de haberle abandonado sin antes haberme despedido como debí, frente a él y no con una carta.

-Ha llegado el momento, inicien el plan- lo dice con desgana. Pareciera que llevan preparándose para esto por mucho tiempo, dos brujos se acercan con un ropaje especial, es hermoso, pero me tiemblan las piernas al pensar en la razón por el que lo habrán hecho. -Hope, deberás ir con las brujas y los niños- le miro con frustración entonces sonríe. -No para que te ocultes, es para que puedas protegerlas si alguien intenta acercarse a ellas-.




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