No dejo de pensar en la injusticia que han cometido, todos han optado por dejar a Fergal bajo ese campo de fuerza con solo un par de manzanas y una cantimplora media vacía, mientras deciden lo que se hará al final, si se seguirá uno de los caminos a simple vista u optaremos por el sendero oculto que mantiene en secreto, lo que asegurará su existencia. Al final decidimos partir al anochecer, las antorchas encendidas fuera de las casas en Castile emiten un resplandor azul, los brujos del sol detienen sus caballos, sus rostros se vuelven confusos. -Damon ¿Qué significa esto?- inquiere Bronson sin dejar de mirar al frente, veo frente a mí como sus manos sostienen la soga del caballo con fuerza.
-Las luces del camino celestial- expone Allard en voz baja. No me atrevo a preguntar ya que supongo no es algo bueno, por sus expresiones. -No puedo creerlo, es que acaso tu padre...- no termina la frase, quiero saber de qué hablan, y no solo yo, también Thomas y Ackerley. Aún más tratándose de su padre.
-¿Qué sucede?- inquiere Ackerley al fin, con la misma ingenuidad que yo poseo ahora.
-Esas luces son encendidas cuando alguien de la familia real muere. Y si las han encendido debe ser porque el rey ha muerto- no lo creo, ese brujo por tanto que merezca morir no creo que haya muerto, aunque lo deseo, anhelo que su existencia se apague para que deje de dañar a otros, a aquellos que son inocentes. Debe ser otra cosa... viene a mi mente la hoguera en Karp, su padre frente a mí, casi agradeciendo que había acabado con la vida de su hijo, sí, se trata de eso, él debe haber anunciado su muerte exponiendo una pena que no siente.
-No, en Karp le dije a tu padre que te había asesinado, él cree que has muerto así que ya debe haber anunciado la noticia- todos me observan, después solo se observan entre sí los brujos del sol.
-No podemos entrar a Castile, si esa noticia se ha esparcido quiere decir que brujos que estaban en la batalla en Karp están aquí, reconocerán a Thomas y a Hope-.
-Tampoco deben saber de ti-expongo, de inmediato me arrepiento, no pretendo hacerle saber las crueles palabras de su padre porque le rompería el corazón, y no pretendo ser yo quien lo rompa. Además, no sé de qué pueda ser capaz su padre si sabe que su hijo no está muerto.
-¿Por qué no?-.
-Solo piénsalo, así la guardia real de tu padre no intentará buscarte donde quiera que te encuentres, lograste eludirlos cuando me abandonaron aquí y después de creerte muerto no te dejarán por ningún motivo sin su protección- ahora más que nunca no confío en la guardia real, puede que la mayoría le sea leal a su príncipe e ignoren las malas intenciones del rey para con su hijo, pero uno solo de ellos puede tener órdenes diferentes.
-Tienes razón, pero tenemos que pasar esta noche en Castile, confío en Myra, ella puede guardar el secreto, separémonos y encontrémonos allá, no llamen la atención de nadie y usen sus capuchas- Allard ríe.
-No te preocupes, llevas a la más despistada del grupo contigo- Damon coloca la capucha en mi cabeza y hace que el caballo avance. Los demás se separan como Damon lo indicó, y sin protestar, lo que me ha parecido bastante sorprendente en Thomas, es la segunda vez que no hace algo estúpido con lo que aseguro no está de acuerdo, como el haber venido a Castile en el mismo caballo que Damon y que no haya protestado por ello; no tengo idea de si Ackerley le contó lo que significa en Harld que la bruja vaya delante del brujo, ya que fue bastante insistente con que subiese primero.
-¿Piensas decirme la verdadera razón por la que debo ocultar mi existencia?- inquiere en voz baja. Sus brazos a mis costados se mantienen firmes, y sus manos no sueltan la soga que ata al caballo.
-No sé de qué hablas-.
-Sé que has mentido, pero no comprendo la razón de tu actuar-.
-Ya lo dije antes, no mentí-.
-Bien ¿Por qué no vamos por una cerveza a la taberna? – no puedo evitar girar la cabeza para verlo a la cara, pero no hay una expresión que pueda exponer lo que pasa ahora, mantiene la mirada al frente, como si viniese solo.
-Acabas de decir que no podemos llamar la atención, además, ya me conocen en ese lugar, si un solo brujo me reconoce aun usando la capucha estaremos perdidos-.
-Los brujos que han dado la noticia de mi muerte se han marchado, la bandera real de Brayton ya no se encuentra lo que significa que ya puedes mostrar tu rostro- no lo hago, dejo la capucha en el mismo lugar ya que hace frío. El amanecer llega y la oscuridad de la noche desaparece. Brujos y brujas caminan de un lado a otro cargando carretas, madera para calentar sus hogares, comida, y unas cuantas canastas llenas de frutas y vegetales. No comprendo por qué lo hace, se detiene en la taberna, baja del caballo y me ayuda a hacerlo también, nos acercamos a la barandilla de fuera para atar su caballo.
-¿Crees que moriré y por ello me traes aquí?- inquiero curiosa. Frunce el ceño y niega con la cabeza sin decir nada. -Me asustas, no te agrada que venga a estos lugares porque siempre que lo hago algo pasa- le sigo al interior de la taberna, se acerca a la barra y de inmediato le sirven una cerveza, gira la cabeza hacia atrás esperando a que llegue a su lado, pero un enorme brujo se interpone. Le observo detenidamente, es quizás tan alto como Damon, apesta y tiene una terrible apariencia.
-Entonces eres la que venció a Wise- cierto Wise, cuando nos liberaron de la hoguera me anunció que volvería a Castile. -No te caería mal alimentarte bien, bruja, eres tan flaca como una serpiente y tan fea como un decar-.