No lo he visto desde aquel momento en su habitación en que Myra optó por separarnos cuando él decidió que el hechizo para evitar que ella entrase ya no era necesario. No ha dicho nada, lo cual me sorprende bastante, no nos obligó a lavarnos juntos. Solo se ha dedicado a acomodar cada parte del vestido con la mayor dedicación que alguien pudiese prestar a una tarea tan simple como esa. Las velas iluminan la habitación, la máscara sobre le mesita de madera brilla como la luna en una noche sin estrellas. -Cuando su madre murió creí que él estaría bien, después de todo parecía que su padre lo amaba- dice mientras acomoda el corsé del vestido. -Nunca había visto a un bebé tan hermoso como él, sonreía siendo tan pequeño y la fuerza con que sostenía mi dedo era sorprendente. Él era todo para su madre, lo amaba tanto- sonríe un poco, pronto deja de hacerlo para sustituirla por una expresión atribulada. -Entonces, de la nada el rey anunció la muerte de la reina, solo a un par de semanas después de dar a luz, ella no murió en el parto como él aseguró. No lo entendía, pocos sabíamos la verdad, una verdad a medias porque... no sabíamos cómo había muerto, el rey nos ordenó silencio absoluto sobre ello, nadie más habló sobre eso desde entonces, abandoné el castillo a los pocos días, dudosa de que él fuese un buen padre, pero él era el rey y yo no podía hacer nada. Sentí una inmensa culpa cuando creí que había muerto y no le dije lo que sabía sobre ella. Nunca le vi tan feliz como ahora, Hope. Es feliz gracias a ti, no pienso darte el discurso de una madre porque no lo soy, su madre murió, y sé que no hace falta porque eres una buena bruja, eres lo que él necesitaba en su vida, la parte que le complementa, y estoy feliz por ambos. ¡Listo! Estás realmente perfecta, querida-.
-Estoy segura de que te quiere como a una madre- tomo sus manos, veo como su mirada se ilumina, sí, es como su madre, lo ama como a una madre y se preocupa como una. Ahora me pregunto si ella pensará lo mismo de mí cuando se entere de que soy una bruja de la luna.
Camino hasta la entrada al gran salón, ubicado a las orillas de Castile, cerca del bosque, donde una línea de abedules mueven lentamente sus ramas con el soplar del viento, es inútil mirar al cielo en espera de ver una hermosa luna o un conjunto de hermosas estrellas ya que está tan nublado que no puede si quiera distinguirse aquella luz que le acompaña. Vestidos de colores alegres inundan el salón, brujos beben cerveza mientras ríen a carcajadas mientras que sus esposas utilizan su abanico como si el clima fuese favorable para ello, creo que éste es simplemente un objeto que les hace creer que son más importantes, hace tanto frío que me parece ridículo usarlo, lo pasaría si solo lo portasen en su mano, es increíble a donde llega la vanidad.
Música alegre comienza a sonar, algunos brujos se forman en un círculo a medio salón y comienzan a bailar, las risas no faltan en semejante acto, me detengo un momento a admirar, risos dorados se agitan a cada paso, miradas como el sol atraviesan la mirada de la pareja que les acompaña. Me pregunto en donde se encuentran los demás, miro alrededor, solo máscaras y vestidos extravagantes, tarros de cerveza y barbas largas. Algo anda mal, Damon no está aquí, nadie está aquí. Las puertas se abren de par en par, una bruja de cabello rubio y mirada desafiante entra al frente de un grupo de guardias reales con espadas en alto, mira alrededor, su expresión es aún peor que cuando la conocí, me quedo en donde me encuentro cuando todos los invitados de Myra comienzan a retroceder, dejando espacio para que puedan entrar.
-"Oruhovnus, arhevo, ervado"- los gritos resuenan.
Uno.
Tres.
Cinco.
Cinco brujos están en el suelo inconscientes, guardias se acercan a ellos para poder ver sus ojos, llevo una mano a mi cuello, el amuleto me protege de su hechizo, pero qué hay de ellos, no puedo simplemente dejarles, y no puedo dejar que él viva un día más. -¡Salgan todos de aquí ahora, vuelvan a sus casas y no salgan más esta noche! Todos ellos serán ejecutados esta misma noche- todos salen corriendo, Myra aparece a mi lado y toma mi brazo para tirar de él.
-Es momento de volver, linda- su mirada expone el pánico que le invade. -Ellos van a encargarse-.
-Ellos no tienen culpa alguna de la supuesta muerte de Damon, no tienen por qué pagar un crimen que no han cometido, conoces a esos brujos Myra, estoy segura de que los conoces desde hace tanto si después de todo les has invitado a venir esta noche, ¿Cómo puedes dejar que los asesinen? No han hecho nada malo, nada, y sé que lo sabes-.
-Son brujos oscuros linda, no soy consciente en si ellos han cometido atrocidades las cuales no conozco- tomo su mano y hago que arranque el amuleto en mi cuello, ella lo puso, ella debe quitarlo.
-Los únicos oscuros son ellos, al haber acabado con cientos de brujos de mi linaje. Soy una bruja de la luna, Myra, soy lo que tú llamas "un oscuro"- retrocede de inmediato, mira atrás, sostiene mi mano nuevamente insistente en volver con ella, pero no puedo hacerlo a pesar de que no me mira como si fuese un monstruo, ahora tengo la oportunidad de vengar Karp de vengar a Nathaniel, acabaré con el brujo del rey, con su brujo más poderoso. Me mira no convencida de dejarme y deja el amuleto en mi mano, lo coloco en mi cuello yo misma. Entonces desaparece.
Ya todos han salido, Isolde me observa cuando nota mi presencia.
-Señorita, debe usted volver a su hogar, no es seguro este lugar- advierte uno de los guardias amablemente, me pregunto si empleará ese mismo tono cuando conozca mi secreto. Comienzan a atar las manos a la espalda de los brujos inconscientes.