Capítulo 5.

Ok, eso no fue lo que paso. Ese día no nos besamos, tampoco me dijo que me casará con él, admito que mi probre corazón de 15 años hubiera deseado que eso sucedierá, pero el mundo es cruel.

Regresemos a ese día.-Te quiero a ti...- Josh trago en seco, y sentí todo aquello describido atrás, solo que esto es más intenso que las palabras, y me preguntaba si eso algún día iba a cambiar.-mi mejor amiga...-Y así señoras y señores, acabo mi entusiasmo.¿Cómo es que este chico puede llevarme a la luna y bajarme de un golpe?.¿Puedes amarme?, ¿Puedes?. Aclaren la garganta incomoda, y salí corriendo hacia mi clase de Matematicas. Josh gritó mi nombre, sin embargo, ahora no quería saber nada de él. ¿Por qué beso a esa chica, justo en frente mío?. No quería llorar, prometí que no lo haría. Me detuve al ver el salón del Profesor Lee.

 Tome todo el aire que pude, y puse una sonrisa. Camine hacia mi asiento y espere a Mindy. Su cabellera teñida de rosado, me hizo sonreír un poco más. Ella era más bajita que todas las niñas del curso, media justamente 1.56. Estatura promedio de una enana. Mindy corrio hacia el asiento a mi lado. Y me observo esperando mi desahogo.-Y...bien?.-Pregunto curiosa, chasqueo la lengua, luego acomodó un mechon de su cabello rosa detrás de su oreja.

-No paso nada...-Bajo mi cabeza mirando la mesa, Mindy simpelmente coloca su mano en mi espalda y la gira en circulos, no quiero que me consuele, quiero que me diga que ya no luche por él y que lo olvide, quiero que alguien me lo diga para hacerlo más real. Gruño enojada.

-¿Qué fue exactamente lo que te hizo?.-Cierro mis ojos con fuerza, porque recordarlo duele más que mil dagas en mi cuerpo. El daño ya esta hecho y por más que quiera olvidarlo siempre va a estar allí. 

-Quiero olvidarlo.-Levanto mi cabeza rapido, Mindy abre sus ojos con sorpresa, luego piensa sus palabras con detenimiento.

-Debío hacer algo muy malo...-Chasqueo mi lengua exasperada.-Te voy a ayudar, porque eres mi mejor amiga.-(Recordar aquelllas palabras, duele). Vuelvo a tirar mi cabeza a la mesa, poniendo mis brazos como almohadas, solo hasta que el señor Lee entre.