The Original Crown

² Cuidado Con Los Telones

STEVEN

Aquel adolescente de cabellos azabaches, piel pálida y facciones inmaduras se encontraba sentado en un desolado metro subterráneo de Boston. Los rieles causaban tal sonido de contacto con los rines del medio de transporte que parecía repetitivo, constante y aparentemente interminable. En el vagón en el que se encontraba Steven solo estaban el y un desconocido encapuchado a unos 3 asientos de distancia a su izquierda. El olor de los puestos, pisos y paredes metálicas yacía impregnados de sudor, comida derramada y demás, El chico llegó a la conclusión de que resultaba desagradable hasta cierto punto pero no más que las calles en la superficie.

—Oye, niño... —le dirigió la palabra el extraño que le acompañaba en el vagón sin voltear a mirarlo siquiera—, ¿tienes un cigarrillo de sobra?

—¿Disculpe?

—Un... "Cigarrillo", de los que te calman a costo de tu vida, de fumar, ¿Tienes o no? —pregunto más específicamente el encapuchado aún sin músculo alguno que no fueran sus propios labios.

—No, no fumo —le respondió Steven haciendo un intento por ignorarlo y concentrarse en lo que debía de hacer una vez bajase del metro.

Una sensación oscura ensombreció el lugar concentrándose de sobremanera sobre Steven.

—Por ser amable y sincero conmigo te daré una muerte rápida, niño —le aviso el encapuchado con un tono gélido tanto de manera metafórica como física.

El frio en las palabras recién mencionadas parecía tener un efecto de pesadilla en la escena. Las paredes metálicas del vagón se tornaron heladas, como si dentro de un congelador se encontrarán el par. La respiración del desconocido se hizo más grave y sonora. Las luces que iluminaban el lugar comenzaron a ausentarse y volver de manera constante logrando intimidar aún más al joven.

—¿Que...? ¿Quién eres? ¿Quién es usted? —quiso saber el de cabello azabache mientras se levantaba en un intento de dar cara al peligro inminente.

—¿Yo? —pregunto en tono de burla y superioridad—. "Quién soy" es irrelevante, intrascendente. Stevenson Thadeus, tu muerte es significante para el futuro, el futuro de los sobrenaturales y el fin de los humanos.

Este finalmente dio su rostro a conocer. Aquel tipo con chaqueta de nieve color vino tinto desgastada no tenía rostro que se revelase a la luz, solo un par de ojos rojizos y una lengua gruesa y larga que no era digna de ser humana en lo absoluto. Este hombre... No, en definitiva no era digno de ser llamado de tal manera, era un monstruo, un monstruo que se puso de pie sobre sus dos piernas encarando al chicho pálido. 

—No debió salir de casa, señor Thadeus, es un niño —siseaba de manera amenazante con la cabeza inclinada a un lado. Sus ojos rojos comenzaron a iluminarse como un par de faros que hipnotizaban al adolescente—. SeÑOr thAdEus, nO ME temaaa... Yo lE aYUdAre. Le librare de este cruel mundo...

El frio paso a ser agonizante de tal manera que empezaba a ser asfixiante para Steven. La criatura oscura comenzó a deformarse, por costados, espalda y torso por igual comenzaron a abrirse paso unas pequeñas y finas extremidades tan oscuras como el hollín. Era aterrador. El contrario comenzaba a desear no haber escapado de su cruel madre, de que esto fuera una pesadilla, de poder salir de aquel lugar. El apedillado Thadeus retrocedió por instinto a tropiezos en cuanto el monstruo se acerco con intención innegable de asesinarlo. Hecho tanto para atrás que su espalda choco contra la puerta del vagón que marcaba la conexión a otro compartimento. Estaba desesperado, prácticamente angustiado. Lo único que escuchaba era el rechinar de los dientes no visibles del otro mezclados con sus pasos. Fue en el instante en el que las puertas tras del chico se abrieron en el que se esfumaron toda sensación oscura que le rodeaba. 

Fue una ilusión.

—Hey, ¿Qué te paso? —le interrogo uno de los pasajeros del otro vagón, un adulto de mediana edad, después de ver caer al suelo al joven.

Steven no dio respuesta alguna que acallara las dudas de la persona, menos aun pronuncio siquiera una vocal, sino que se levanto del suelo al ver que las puertas del metro se habían abierto y huyo a través de ellas.
 

 

 

HAILEY

Estaba diluviando a medio dia, cosa que rara vez ocurría en Boston. En los barrios de vida promedio no se podía caminar mas de una manzana sin siquiera escuchar del ataque que fue llevado a cabo a la estación central de policía de la ciudad. "Terroristas", "Fanáticos", "Drogadictos", tales palabras eran repetidas constantemente por los medios como si casi se tratase de una lobotomía o una especie de mensaje subliminal. Hailey Rodderson, que traía consigo apenas una sombrilla, estaba agotada de que los informes se oyeran hasta incluso fuera de los televisores y radios, hasta las personas comenzaban a hablar de lo mismo. La buena moza de apariencia impecable y perfecta, cabello color castaño rubio y ojos dotados de una tonalidad de ámbar suspiro aliviada al llegar a la puerta trasera de un edificio mal cuidado y entro echando una mirada con la finalidad de conjurar que no la siguiesen.

—972 —musito para si misma.

Tal numero tenia un significado, puede que exiguo para oídos ajenos pero de vital importancia para ella, pues le recordaba cuantos días habían pasado desde su ultimo y primer incidente con un humano debido su confianza.

Hailey sacudió de manera abrupta y violenta su cabeza obligando a su conciencia a no revivir tales recuerdos repulsivos y tenebrosos. Ahora estando en el establecimiento al que consideraba prácticamente su hogar se dispuso a seguir el camino a su puesto de trabajo. La castaña se despojo de su sombrilla junto chaqueta de invierno de lana y con ellos su apariencia, que resulto ser aun mas deslumbrante que su aspecto humano. Su cabello se vio reemplazado por uno purpura que iba trenzado hasta la parte trasera de sus rodillas; unas orejas puntiagudas sobresalían en la parte superior de su cabeza; su ropa paso a ser de un estilo turco de la época medieval, en su mayoría purpura mesclado con mora azul, y la acompañaba una capa lateral escarlata; lo único que no había cambiado eran sus ojos, que ahora lucían mas intensos en comparación a hace un minuto. Sonriendo satisfecha entro al escenario atrayendo una cantidad embriagadora de vítores por parte del publico; un publico sobrenatural. Hailey sin dejarse tiempo para distracciones comenzó su oficio tomando el micrófono que era sostenido por el soporte.



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En el texto hay: monstruos, suspenso, sobrenarutal

Editado: 13.09.2022

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