⁶ Sorpresas Misteriosas

MARCUS

El sorpresivo encuentro acabo con un intercambio breve de palabras entre los ex y todos sentados en diferentes muebles, menos el orco, con la tensión palpable. No era exageradamente físico tal sentimiento pero si psicológico; la elfa tenía una mirada penetrante que expresaba un vaivén de sentimientos o más bien una tormenta, como si no se decidiera con cuál confrontar al pelirrojo que tenía frente a si.

«¿Novios?», pregunto entre sus pensamientos con el ceño fruncido y su conciencia siendo carcomida por la duda. En lo que llevaba junto al detective gruñón el ahora adulto novicio no podía imaginar al mismo con una pareja, era imposible, desde su perspectiva. «O tiene gustos lamentables o un daddy issues», concreto intercambiando miradas no muy afectuosas con el detective.

La peliblanca tenía piernas largas, al descubierto por la ranura de su vestido mientras tenía una puesta por encima de la otra de manera tan elegante; piel pálida como los copos de nieve y tan perfecta a simple vista; ojos almendrados que engañaban con ser ámbar y labios superiores finos que le eran acompañados por una nariz corta. Marcus parecía estar viviendo una escena trillada, elfos atractivos. Solo los había leído en libros pero aquí tenía una frente a él, sosteniendo un copa con un contenido que era irreconocible para el mientras miraba a su ex.

-Ahora usas la puerta trasera -afirmo ella bebiendo del contenido de su envase.

-Ahora uso la puerta trasera -se limitó a decir, aunque en realidad fue más bien repetir.

-¿Problemas en tu vida celestial? -burlo ella encarnado una sonrisa desdentada.

-No se de qué hablas.

Marcus comenzaba a llegar a la deducción de que otra capa de su compañero era terca. «Menuda combinación, imperturbable, sarcástico, terco y poco amable -pensó volteando los ojos-. De seguro termina siendo sociópata, no, los sociópatas son impulsivos, y él no lo es».

-Estas en serios problemas. Te ganaste como enemigo a uno de los grandes por proteger a alguien, escuché que persigues a una manada de lobos y ahora... Ahora no sé en qué demonios estás metido.

No lo dijo con sorna o rencor, o si lo había lo oculto muy bien. La situación era más que suficiente para dar por obvio que entre ambos había más que una historia de amor que acabo como la mayoría.

Algo le pareció raro al novicio, y fue que Leo no había contestado, parecía... sufrir de culpa; había desviado la mirada y se limitaba a a ser reprendido por sus acciones pasadas. Marcus no pudo evitar desviar la mirada al orco que cuidaba las espaldas de su jefa, así como el pensar si todos los sobrenaturales eran así de fríos.

-Niño... -le llamo ella posando su mirada en el sin expresión alguna en sus facciones.

-No soy un niño -respondió impulsivamente interrumpiéndola.

Lo habían llamado «Niño» tantas veces que ya no lo soportada, padres, compañeros, instructores y jefes. Al principio lo dejaba pasar, pero con el tiempo se convirtió en una deformación aparente y verbal de lo que era el. Quería valerse como el hombre que era, que quería y deseaba ser. Su rostro se frunció tan rápido como cuando se alivio al oír la voz melodiosa de la contraria.

—¿Entonces como debo llamarte? No sé tú nombre, no sé si eres menor de edad o simplemente no has madurado. Pero aún así seguiré porque eres tan importante para mí como uno de esos Lycans del barrio Óleo Lavanda. ¿Quieres que te advierta de algo? No confíes en el —le advirtió lanzándole una mirada breve al detective que seguía cabizbajo—. Te usa y te usará como lo hizo conmigo...

—Eso no fue...

—Lo hiciste. Una vez ya no servía para tus impulsos para alcanzar tus objetivos me desechaste al igual que lo hiciste con no sé cuantos más antes de mi. Eres egoísta, un narcisista e interesado. No te acercas a nadie a menos que logren darte ventaja. Y como decía, adivino a que te ha dicho que busca justicia, exterminar el mal... Déjame aclararte algo, el mal siempre está presente, no por esa estupidez de que el bien no puede vivir sin él mal, sino porque nadie está dispuesto a cazarlos, y si nadie lo está más malos habrá, más que buenos, tantos que al final solo quedarán ellos.

»La justicia y venganza noble solo la pueden dar quienes son lo suficientemente fuertes tanto mental como físicamente.

»Ahora, no hace falta que yo imaginé o deduzca el por qué han venido a mi, por la puerta trasera, a escondidas del resto de los 5 grandes.

¿Eran esas palabras ciertas? Marcus sentía pavor. No sabía con quién estaba aliado, a quien le había pedido ayuda. ¿Era de confianza o no? ¿Era peligroso o lo opuesto? Comenzaba a nacer la paranoia. Si se enemistaba con el ahora mismo no podría salir de ese lugar, eso era casi seguro. Si daba un mal paso podría ser aún peor. Si seguía con el sin saber quién era realmente podría ir camino a un precipicio. Todos los caminos apuntaban a otro no muy bueno.

—Les daré una mano —sentencio la peliblanca dejando el envase en la mesita de noche junto al mueble—, no por aprecio o por qué les deba algo, más bien porque sé que quien está detrás de esos cazadores y la manada de Lycans que atacó la comisaría no es alguien bueno. Escuchen con mucha atención, y cuando digo atención digo que dejen de actuar como perros regañados, es patético. Dos de los 5 grandes están con el benefactor misterioso, el mismo trato de ponerme de su lado con sobornos y promesas... Pero no le he dado una respuesta, no quiero ganarme un enemigo y menos un amigo poco confiable. Leonard es terco pero también mi amigo, el te considera su enemigo por interferir en el «rescate» de su nieta, puedes reunirte con el, disculparte y rezar a no sé que dios para que él sea piadoso.

—¿Que más sabe? Debe de haber algo. Si es una grande sabe del atentado, de los grandes y del benefactor misterioso, hasta quizás que planea el último —reclamo el novicio incorporándose para elegir una postura más seria.