The other Gilbert

Capítulo 23

Me encuentro totalmente paralizada, él está aquí, en mi habitación y por la expresión de su cara no se si esta enfadado, furioso o decepcionado. Intento hablar pero me es imposible balbuceó cosas sin sentido tratando de hacer una frase coherente para tratar de explicarle el porque lo he hecho.

 

-Damon, yo…- 

 

-Shh… - me calla. La verdad es que estoy aterrada, a pesar de que el me dijera que sería incapaz de hacerme daño ahora mismo no estoy tan segura de ello. - ¿Sabes? Me lo podía haber esperado de Stefan y de la brujita pero de ti…

 

-Damon dejame explicartelo, por favor- le suplico con la mirada. 

 

-No, confíe en ti. - No aguanto mas y estallo.

 

-¡Y yo en ti también! ¿¡Y que es lo primero que haces!? Si eso es, utilizar a Car como tu bolsa particular. 

 

-¡Soy asi!

 

-¡No no lo eres! No eres asi Damon- le digo mientras pongo una mano en su mejilla.- No eres el monstruo que quieres hacer ver a los demás. Te conozco.

 

-No, no lo haces.- Se aparta de mí- Creo que deberías ayudar a San Stefan con un funeral el pobre no podra solo.- Y sin decir nada más ni tampoco darme opción de preguntar el significado de lo que ha dicho. Corriendo cogo el telefono para llamar a Stefan y preguntarle que es lo que ha pasado. Un tono, dos tonos, tres tonos…. No lo coge. Vuelvo a intentarlo y obtengo el mismo resultado esto es demasiado frustrante. 

 

No pude pegar ojo en toda la noche, estoy deseando llegar al colegio para contarle todo esto a Bonnie y poder localizar a Stefan; ayer me quedé muy preocupada, lo llame una cantidad innumerable de veces pero en todas obtuve el mismo resultado: nada. Cuando baje a la cocina extrañamente no había nadie, ni siquiera Jenna. Normalmente ella siempre tomaba un café pero nunca se lo llegaba a terminar por lo que lo dejaba encima de la encimera y siempre salía corriendo de casa porque llegaba tarde a la universidad a hacer su tesis; pero hoy no había ninguna taza de café, que raro. Dejando de lado eso solo cogo una manzana y me encamino al colegio, estoy deseando poder comprarme una moto para poder moverme más cómodamente y no tener que estar pidiéndole el auto a Jenna. Después de lo que parecen siglos llegó. Tengo 20 minutos ante de que suene la horrible campana que anuncia que el hora de que las clases empiecen. Nada. Últimamente esa palabra se repite mucho, ninguna señal de Stefan ni de Bonnie, nada. Esto empieza a ser frustrante, no se por que pero pienso que algo está pasando y que me lo estan ocultando; eso explicaría la ausencia de mis dos mejores amigos. 


 

Cuando el maldito timbre suena indicando que soy libre de ese infierno salgo disparada con un solo objetivo: descubrir que está pasando. Voy hacia casa para pedirle el auto a Jenna ya que la mansión Salvatore se encuentra muy lejos de mi casa como para ir andando. Cuando llego, me encuentro otra vez con ese horrible silencio, lo cual se me hace cada vez más raro. Me acerco de nuevo a la puerta de la entrada para ver si el coche de tía Jenna está aparcado ahí, pero no hay nada. Decido llamar a Jeremy, un tono… dos tonos…

 

-Lara

-Jer. ¿Donde estas? ¿Sabes donde esta tía Jenna?

-Estamos en el parque que está frente al Mystic Grill.

-A vale. Espera, estamos?

-Si. Estamos, será mejor que vengas aquí.

-Esta bien, voy para alla.- cuelgo la llamada. Todo el mundo está muy raro hoy: Stefan no coge mis llamadas, Bonnie no ha venido a clase, Jeremy y tía Jenna parece que no han pasado por casa en todo el dia. Para cuando quiero darme cuenta ya he llegado. Decido entrar dentro del bar, que raro no hay nadie. 

 

-¿Hola?- pregunto asustada y extrañada.

 

-¡¡¡SORPRESA!!!- gritan muchas personas, veo que salen de sus escondites Jeremy, Matt, Jenna, Bonnie, Stefan, Caroline e incluso Tyler.

 

-Pero que… ¿Que es esto? ¿Que está pasando?- Jeremy y Jenna se acercan a mi con unas sonrisas en sus rostros que dan mucho miedo la verdad.

 

-Sabemos que no es tu cumpleaños pero…- empieza tía Jenna

 

-Hemos querido hacerte este regalo.- le sigue Jer.

 

-¿Que regalo?

 

-Ven esta fuera. - les sigo extrañada, mientras camino me giro y moviendo los labios les digo a Stefan y a Bonnie “tenemos que hablar”. Una vez fuera no veo nada fuera de lo normal, gente andando por la calle, coches aparcados en la carretera….

 

-Umm chicos. No entiendo lo que pasa.- Sin decir nada mi hermano me coge de la muñeca y me dice un escueto “cierra los ojos”. A lo que yo obedezco. Siento que caminamos unos cuantos pasos y que nos detenemos en  menos de un minuto de caminata; me suelta la muñeca.

 

-Abrelos- dice.- Dicho y hecho. Al abrirlos me encuentro una preciosa moto aparcada delante de mí. No me lo puedo creer, me han comprado una moto.

 

-¡Ah!- chillo de emoción. Me giro hacia ellos y les abrazó fuertemente.- Gracias, gracias. Os quiero mucho, de verdad.

 

-Toma- me da unas llaves en la mano- disfrútala- dice mientras me guiña un ojo. Volvemos a entrar al Grill y decidimos montar una pequeña fiesta improvisada. Cuando se hizo de noche cada uno se fue a su casa. Dios mio me encanta esta moto, el camino a casa se me hizo corto en ella. Ninguno ceno nada al llegar, ya que habíamos estado comiendo en el Grill, me despedí de los dos y me metí en la cama exhausta. Había quedado con Bonnie y con Stefan mañana en la mansión Salvatore para hablar sobre Damon.




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