The other Gilbert

Capítulo 25

Corrí enfurecida por los pasillos en su busca, si alguien me viera pensaría que me habría escapado del manicomio; pero después de lo que hizo solo podía pensar en una sola cosa: matar a Damon. Quería despedazarlo y hacerlo sufrir, verlo suplicar para que parase; aunque pensándolo bien, Damon era Sr. Orgullo y nunca iba a suplicar o dejar que alguien le viera vulnerable. ¿¡Dios por que tenia que ser así!? Me sacaba de quicio esa actitud tan prepotente, arrogante y orgullosa ( aunque una parte de mi me decía: “eso es lo que te atrae de él”). 

 

Bien recapitulemos:  

 

Fiesta de Stefan 12:00 de la noche

 

Estaba agotada pero extrañamente feliz. La felicidad extraño sentimiento que pensé era imposible volver a sentir: pero era agradable estar así. Llegué en mi preciosa moto nueva, he dicho ya que la amo? Porque si, la amo, es el mejor regalo que me podían haber dado. La aparque frente a la casa, había un extraño silencio en la calle y la sensación de ser observada no se me había quitado en todo el dia. Lo deje pasará, una vez más, por lo cansada que estaba. Decidí irme a dormir en mi cómoda y blandita cama. Bendito sea el que las creó. Nada más tocar las suaves sábanas caí rendida en ella.


 

3: 00 am

 

Me desperté por el molesto sonido de mi teléfono. ¿Quien en su sano juicio llamaría a estas horas? Con toda la pereza del mundo me estire para alcanzar el aparato de incesante sonido. “Stefan” decía. Alarmada descolgué, preocupada de lo que hubiera pasado.

 

-Stefan, que ha pasado? ¿Estas bien?- sollozos, eran lo único que se oían del otro lado de la línea tenues sollozos de Stefan. Todavía más alarmada insistí- ¡¿Que pasa?! ¡Stefan!

 

-Él… ella… ya no….- y se volvió a romper. No entendía nada, necesitaba que se calmase y me explicase que había pasado.

 

-Stefan, respira ondo y explicame que está sucediendo.

 

-Damon… Él la ha matado Lara- Damon, no podía ser. Pero la pregunta más importante era, a quien había matado esta vez?

 

-¿Quien?-solo pude decir eso en un susurro.

 

-Lex- dijo el de la misma manera. Me rompí, otra vez. Parecía una maldición cada vez que conseguía reponerme de la paliza que me daba la vida, esta volvia a la carga. Llore, llore por todo: Elena, mis padres, mis sueños rotos y ahora por Lexie. La lista iba en aumento y eso me enfurecía a más no poder, pero me era imposible poder parar de derramar lágrimas. Lo odiaba, odiaba esa sensación estaba harta solo quería poder descansar y volver atrás.


 

Ahora

 

Bien después de pasar por la tristeza y la culpa, llego la ira y ahora me encuentro enfurecia en la casa Salvatore en busca de Damon. Habíamos hecho un entierro en el bosque horas atrás. Ahora quería venganza y la iba a obtener. Así que si, me encontraba corriendo como una desquiciada en busca de Damon.  Entre en la unica habitacion que conocía, la verdad no sabia de quien era pero esperaba con todas mis fuerzas que fuera la de Damon o que por lo menos él se encontrase ahí.  Cuando entre en la habitación sentí un ligero dolor en la cabeza, a decir verdad un poco molesto. Pero estaba tan enfadada que no le di importancia. La habitación estaba muy ordenada, lo único fuera de lugar era algo parecido a un álbum de fotografías que estaba en la mesa frente a la cama. Me acerque con cuidado, como la curiosa que soy, se veía que las fotografías fueron tomadas hace tiempo, por lo que supuse eran de cuando aún eran humanos. Poco a poco fui pasando las hojas envejecidas por el pasar de los años. Encontre unas fotos que llamaron mi atención. Éramos Elena y yo, pero usábamos unos vestidos antiguos y corsés. Era imposible que fuéramos nosotras. Mire si había algo escrito en la vuelta de la hoja y en ella ponía Katherine y Elisabeth Pirce 1864. El dolor punzante de mi cabeza había aumentado considerablemente al ver la fotografia como si ese dolor tratara de decirme algo. Empecé a rebuscar en toda la habitación en busca de algo que pudiera resolver mis dudas. Abrí un armario en el cual había una gran cantidad de diarios. Este cuarto era de Stefan. Busque el diario en el que pusiera la fecha que estaba buscando. ¡Bingo! 1864. Lo había encontrado; fui pasando rápidamente las hojas en busca de los nombres de esas dos hermanas identicas a mi hermana y a mi. Una de ellas era igual a la que vi en ese sueño tan raro que tuve. 

 

“Querido diario, hoy padre nos informó a Damon y a mi que dos hermanas vendrás a hospedarse en nuestra mansión. Jamás pude imaginar cuán bellas podían llegar a ser…” 

 

Bien esto significa que son de su pasado, pero como es posible que seamos idénticas a ellas? Busque el diario de este año, no fue muy difícil encontrarlo dado  que era el más nuevo que había. 

 

“Querido diario. Son ellas, las he encontrado. Había oído antes de su parecido y por eso tuve que venir a verlo por mi mismo. A pesar de ser prácticamente idénticas si te fijabas mucho podías notar ciertas cosas diferentes en ellas.”

 

Algo en mi mente hizo click. Yo ya había descubierto esto, ya había estado en esta misma situación y ya me había enfurecido por esto mismo con ellos. La unica explicacion para que no recordase nada era que aquella vez que Damon apareció en mi habitación él me hubiese hecho olvidar. Mi furia empezó a crecer, si antes ya tenía ganas de matarlo por lo que le hizo a Lexie ahora queria mas, y en eso incluía a Stefan. La rabia me cegaba. Sabía que no había nadie en casa; si no ya hubieran venido a ver que pasaba y porqué estaba allí. Baje velozmente las escaleras y me subí a mi moto. No podía pensar con claridad, solo quería despejar la mente. Poco a poco fui subiendo la velocidad sin darme cuenta 100km/H, 120, 150… iba tan rápido que apenas podía ver los árboles al pasar. De repente en mi camino vi una figura, era una persona. Estaba parada en medio y no se movía. Estaba ahi mirandome. Para cuando quise intentar esquivar era demasiado tarde iba demasiado rápido. Di un volantazo intentando esquivarlo pero al hacerlo choque contra un árbol. Dolor solo sentía eso, por todo el cuerpo. A lo lejos pude ver a la silueta acercarse a mi. No pude ver bien su rostro, solo unos preciosos ojos marrones antes de caer en la conciencia.




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