The Pain of Smiling

Capítulo 6: Bar.

Su respiración era lo único que me hacía compañía. El ruido de sus pasos me aturdía.
Desde hacía un rato había dejado de sentir mi cuerpo, aunque por momentos llegaba la sensación de cómo la piel de mi rostro se desgarraba contra el áspero suelo. A ratos me ahogaba con la sangre que no paraba de salir de mi nariz, obligándome a respirar por la boca… pero cada vez que la abría, se llenaba de mi propia sangre.

El tiempo pasaba. Ese sujeto había recorrido una gran distancia, por más que suplicaba mentalmente que alguien aparecería por compromiso o casualidad para ayudarme, no pasó. Era como si huyeran… de él o de mí.

—Qué idiota fui… —pensé, odiando la situación en la que me encontraba. No podía imaginar qué me esperaba, ni si era mejor morir o sobrevivir a lo que me deparaba.

Para mí habían pasado horas y mi cuerpo seguía sin moverse. Tal vez aquel gran y feo sujeto era un buen tipo y lo había juzgado mal… o simplemente era como todo en este maldito lugar, y me arrepentiría de vivir.

En un momento se detuvo frente a una estrecha grieta donde la luz no se atrevía a entrar. Sentí que algo me observaba desde dentro con un deseo enfermizo que me revolvió el estómago… o quizá fue aquel olor, tan fuerte que atravesó la sangre que tapaba mi nariz, haciéndome sentir sucio con solo respirarlo.

El sujeto miró hacia el interior de la grieta. Tomó una gran bocanada de aire, hundió el abdomen y comenzó a pasar por el estrecho hueco. La roca le raspaba la piel, estirándola, y avanzaba a duras penas soltando pequeños jadeos con cada paso. En ese momento no sabía si había sido buena suerte o mala estar desnutrido, y poder pasar fácilmente por ese lugar.

Tras un tramo, el pasaje comenzó a ensancharse hasta convertirse en un corredor en el que podía caminar sin dificultad. Envueltos en la oscuridad, avanzamos en línea recta. En un momento se detuvo. Lo escuchaba jadear, su respiración se volvía extraña. Se sentó en el suelo, llevando la mano al pecho; su rostro se volvió pálido y sus ojos se perdieron por un instante.

—Siempre es difícil… pero vale la pena —dijo, regulando la respiración— ¿Tú no hablas? —preguntó.

—Te mataré —dije, sonriéndole.

—¿Cómo lo harás? —preguntó.

—Quién sabe. Es mejor que me liberes. Podemos ser amigos —dije.

—Ve directo a mi cuello —contestó, y volvió a avanzar.

La grieta desembocó en un lugar amplio que, por un momento, me hizo creer que habíamos salido de la torre. El suelo ya no era solo tierra: alguien había colocado rocas y otros materiales formando un camino. Podía ver las estrellas por alguna razón inexplicable, y en medio de todo había una especie de bar rodeado por altas flores que guiaban hasta su puerta. Todo era hermoso… pero el olor seguía siendo el mismo.

Había escuchado hablar de lugares así, pero estaban en niveles más altos y eran conocidos por ser indispensables para sobrevivir.

El sujeto abrió la puerta con fuerza. Nadie volteó a mirarnos: todos seguían bebiendo y charlando, ignorando al gigante que entraba arrastrando a alguien. Para ellos era algo normal. Un hombre bajo, con barba, se acercó a él como si fueran viejos amigos. Me observaba como a una criatura exótica; su boca se hizo agua y no ocultó sus deseos… o simplemente no quiso hacerlo.

—¿Cuánto por estar con él? —preguntó el hombre bajo.

—Veinte monedas de oro.

—¿En cuánto puedo estar con él?

—En una hora.

—No lo dañes mucho…

Ellos siguieron hablando de mí y de otras personas que habían pasado por lo mismo. Yo logré mover el dedo gordo del pie, lo que me dio un instante de alegría. Seguramente el cuchillo con el que me habían apuñalado tenía veneno, pero no quería pensar en eso.

Algo me llamó la atención: entre la gente estaba aquel hombre al que le había dado unos cigarrillos. No recordaba su nombre, pero su presencia me devolvió un poco de esperanza. Me miraba sin pena ni preocupación… solo esperaba algo.

—Ayuda —pensé. Pero las palabras no podían salir de mi boca. En mi cabeza resonaba una frase: Los hombres fuertes no piden ayuda. Ese eco me hizo un nudo en la garganta y me dieron ganas de vomitar.

Terminó su cigarro, desvió la mirada y siguió conversando.

El gigante pagó una habitación. La recepcionista me miró con lástima mientras le entregaba la llave. Subimos al segundo piso; mi cabeza golpeaba cada escalón. La luz del primer piso se alejaba, y los crujidos de la vieja madera se mezclaban con gritos de dolor y súplica.

Entramos a la habitación tras cruzarla me arrojó sobre una pequeña cama que tenía una almohada sucia. —Eres bonito —dijo, acariciando mi rostro con una sonrisa—. Si yo tuviera una cara como la tuya, sería una persona diferente —añadio dándome un golpe que hizo retumbar todo en mí. Luego, comenzó a sobarse mientras pasaba sus dedos por mi cara—. Sí que eres bonito… —repitió, pasando su lengua por mi rostro.

Tomando mi mano, la puso en su miembro, mientras me besaba en la boca, no podía aguantar las ganas de vomitar, su lengua recorría mi cuello y una gran sonrisa se dibujo en el cuando empezó bajarse los pantalones... Mordí su cuello.

Gritó, moviéndose erráticamente por toda la habitación, golpeándome para que lo soltara. Yo me aferraba más, con la idea de matarlo y salir vivo de esta mierda de lugar. Tomandome de la cabeza me lanzó contra la pared.

—Hijo de puta… —jadeó, apretando la herida que había dejado en su cuello, la sangre escurría por sus manos temblorosas. Escupí el pedazo de carne al suelo. No podía levantarme: mis piernas no respondían.

Avanzó hacia mí, empezó a pisarme con furia mientras murmuraba las atrocidades que me haría antes de matarme. De pronto, perdió el aire, y con este el equilibrio, sus ojos se pusieron en blanco y cayó sobre mí. No respiraba. No sabía qué había pasado… pero me sentí aliviado y me desmayé bajo su peso.

Golpes en la puerta me despertaron.
—Ya pasó una hora —dijo el hombre bajo—. ¿Te volviste a quedar dormido? —añadio sin dejar de golpear.



#3633 en Fantasía
#1465 en Personajes sobrenaturales
#296 en Terror

En el texto hay: psicolgico, magia, teror

Editado: 11.08.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.