Pov's Derek:
Aburridos, es la palabra que describe perfectamente el estado de Alex, Ian y el mío. En el momento en el que las chicas se fueron las seguimos a una distancia prudente y estacionamiento el auto a unos metros del hospital pero con una vista completa del panorama.
– Han pasado casi 4 horas y nada, estoy a punto de morir por un paro anímico –se queja Alex.
– No puedes morir de eso idiota –Ian le da un golpe en la nuca y comienzan a darse golpes leves, serán niños.
La gente que está en la entrada del hospital empiezan a fijar sus miradas en algún punto dentro de este y se apartan asustados. A los segundos tres oficiales llevan detenidas a Alice, Rose y Megan, las suben a una patrulla y se las llevan a lo que supongo es la estación de policía.
– Vieron eso? –les pregunto por su repentino silencio. Hacen un sonido con la garganta dándome a entender que lo vieron. Si descubren la verdadera identidad de Megan no la dejarán salir ni por buen comportamiento.
– Hay que llamar a los chicos –saca su celular y coloca la llamada en altavoz.
– Alex? –la voz de Mia se escucha al otro lado de la línea.
– Tenemos un problema muy grande –contesta el nombrado.
– Se llevaron a Megan –afirma.
– También a Rose y Alice –le digo encendiendo el auto.
– Será más complicado de lo que pensé –suspira– Voy a ver los expedientes de las 3 y crear el de Eliza –nos informa y corta la llamada.
– Simplemente genial –murmuro con sarcasmo.
(...)
Pov's Megan:
– Señorita McQueen –el oficial a cargo entra con una carpeta en sus manos y se sienta en la silla frente a mi.
– Son necesarias las esposas? –pregunto elevando las manos lo poco que las esposas me lo permiten.
– No sabemos que puede hacer a si que preferimos evitar problemas –abre la carpeta y comienza a leer "mi expediente"
– No es como si fuera una asesina serial –me lanza una mirada fulminante– Bien –bufo jugando con mis dedos.
– Dígame que pasó para que su hermano quedará en el hospital con una bala en el abdomen –dice sin rodeos.
– Estábamos saliendo de la casa de Alice y 3 hombres nos detuvieron, querían todo el dinero que tuviéramos y mi hermano nos defendió para que nos dejarán tranquilas. Los hombres no se lo tomaron bien, le dispararon y se llaveros lo todo lo que teníamos –explico de manera simple.
– Su declaración coincide con la de sus amigas y su hermano a si que por el momento quedan en libertad, no se meta en problemas señorita –saca las llaves de las esposas y lo era mis manos.
– No se lo prometo oficial –sonrio inocente masajeando mis muñecas. Me levanto y salgo cerrando la puerta detrás de mi, menudo día de mierda.
Rose y Alice salen de las salas en las que estaban y caminamos a la entrada para buscar un taxi. Cómo no traemos los celulares tendremos que arreglar las cosas por nuestra cuenta.
– No podemos tomar un taxi –se giran a mirarme confusas.
– Por que? –preguntan al unísono.
– No tenemos absolutamente nada –les recuerdo.
– Podríamos pedir prestado un celular y llamar a los chicos –propone Alice.
– Llamemos a Nik, aún no es seguro estar con los demás –asienten y entramos a la estación de policía otra vez. Rose se acerca al oficial que se encuentra en "recepción" e intercambia algunas palabras con él.
Vuelve con nosotras y un celular en la mano. Marca el número de Nik y le da la dirección para que nos venga a buscar, le devuelve el celular al oficial y nos sentamos afuera de la estación a esperar.
(...)
– Recuérdeme nunca llamar la atención de los policías –gruño entrando a la sala. La verdad que ir a la estación me dejó de mal humor, he estado muchas veces en prisión pero solo por 2 horas y sin esposas.
– Megan! –las chicas se tiran encima de mi abrazándome con fuerza.
– Porque tan cariñosas? –pregunto divertida.
– Creímos que te dejarían adentro –contesta Vane por todas.
– Chicas como están, nosotras bien gracias y ustedes? –dialoga Alice haciéndose la ofendida. Ruedo los ojos y les hago una seña a las chicas para que vayan con ella y Rose.
Derek se acerca a mi, rodea mi cintura con sus brazos y junta nuestros labios sin decir nada. Pasó mis manos por su cuello siguiendo su ritmo, lento y sin apuros.
– Admito que estaba aterrado, no sabía que podía pasarte –junta su frente con la mía y trata de controlar su respiración agitada.
– Estoy bien –tomo su rostro entre mis manos pasando mis dedos por sus mejillas. Sonríe un poco y se separa de mi para ver a los demás.
– Me diste un susto de muerte –mi mellizo se acerca y me abraza.
– Ni que hubiera ido al infierno –bromeo un poco. Se separa de mi mirándome mal– Estoy bien calmense –los tranquilizó desapareciendo la poca tensión del ambiente.
Editado: 21.12.2018