The Phantom Violinist

Capitulo 26

Mientras Lancel y Edwin se dirigían a St. Giles, Madam Zenobia había buscado refugio en una lujosa suite del Hotel Savoy, una recompensa generosa de Thorne por su "ayuda espiritual". El ambiente era un contraste absoluto con la humedad del teatro.

Zenobia se había quitado los velos de luto y ahora vestía una bata de seda carmesí. Se sentó sola ante una mesa de té, y en lugar de dormir, había extendido un tapete de terciopelo. No era un espectáculo para el público; era una lectura personal.

Con una precisión metódica, barajó su mazo de tarot. Las cartas eran antiguas, pintadas a mano con oro.

—El destino no está escrito, sino actuado —murmuró Zenobia para sí misma mientras colocaba la primera línea de la tirada—. Pero las almas, las almas repiten su diálogo.

Colocó las cartas: el As de Espadas, la Torre Invertida y la Reina de Copas.

—La verdad cortante (As de Espadas), el colapso (La Torre)... y la pasión contenida (Reina de Copas). El Maestro de las Cuerdas se ha inmolado para revelar una verdad que destruirá a Thorne. Pero la Reina de Copas... ah, la Reina es Lyra. O quizá... la otra.

Zenobia barajó de nuevo, sintiendo la extraña energía que había dejado el duelo. Extendió las cartas buscando la esencia de la conexión que había sentido entre el Inspector y el espíritu del teatro.

Puso la carta del Amante, seguida por la Muerte y el Juicio.

—Amor no consumado (Amante), fin violento (Muerte), y resurrección (Juicio) —susurró Zenobia, tocando la última carta—. El Maestro de las Cuerdas no busca la venganza, busca la creación. Él cree que puede usar la música para revivir a su Musa.

Zenobia cerró los ojos y se concentró. Dejó a un lado las cartas. Su voz se hizo etérea, canalizando la energía del teatro que aún la rodeaba.

—Liana Vance... ¿Estás aquí? El Inspector Lancel te busca.

El aire en la lujosa suite, a pesar de la ausencia de incienso, se enfrió instantáneamente. Un sutil aroma a laca de violín y jazmín llenó la habitación.

Él me vio —respondió una voz suave, casi inaudible, pero clara en la mente de Zenobia. No venía de la boca de la espiritualista, sino de las sombras.

—Sí, te vio. ¿Por qué le has permitido verte a él, Liana? ¿Por qué al Inspector Lancel?

La voz de Liana se volvió repentinamente más fuerte, vibrante, con una alegría que no había existido en su música de luto.

—Él no me teme. Él me amó. Él sintió la música. Él es el único en diez años que no me miró con miedo o con codicia.

—Él ha sentido tu pena. Es un rival para el Maestro de las Cuerdas.

El Maestro es un protector, pero está... roto. Él no entiende. Él quiere completar la partitura de Thorne para traerme de vuelta. Cree que el solo de violín es el hechizo final.

Zenobia preguntó, tocando la carta del Juicio. —¿Y tú quieres volver, Liana? ¿Quieres ser revivida por la música de El Orfebre de Sombras?

La voz de Liana se llenó de una emoción intensa.

Si eso significa que la música del Maestro me libera... ¡Sí! Y si eso significa que el Inspector Lancel, mi amado, pueda verme otra vez sin el velo del espejo... Si puedo ver sus ojos...

Zenobia sintió la oleada de amor de Liana, un amor puro y trágico.

—El Inspector Lancel busca tu cuerpo, Liana. El Maestro se lo ha dicho. Él va a ir a la cripta.

La voz de Liana se convirtió en un suspiro esperanzado.

¡Oh, Lancel! ¡Mi amado! Él me liberará del silencio. Dile al Inspector... dile que la música que se rompe... está hecha de huesos... y que él debe escuchar a la orquesta, no solo al violín.

El aire volvió a calentarse. El aroma a jazmín desapareció. Madam Zenobia abrió los ojos, volviendo a la realidad de su lujosa suite. Se quedó mirando la carta del Juicio, que representaba la resurrección.

—Huesos, y escuchar a la orquesta —murmuró Zenobia, tomando nota mental de la extraña revelación—. Thorne ha escondido más que solo un encubrimiento.

Zenobia sabía que el "duelo" no había terminado. Ahora, con el Inspector Lancel en la búsqueda de la cripta y el Maestro de las Cuerdas en fuga, el clímax se acercaba. Y ella, la espiritualista, tenía la clave de la obsesión del Maestro: revivir a Liana con música, y el amor del Detective Inspector era el catalizador.




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