The Project 99

Capítulo 6

Capítulo 6

Salimos del apartamento casi arrastradas por el pánico, bajando las escaleras como si cada peldaño fuera a explotar. El eco metálico de los zumbidos nos perseguía desde arriba, acercándose cada vez más. Mis piernas ardían, el corte del pie volvía a molestarme, pero no me detuve ni un segundo. La chica tiraba de mi mano con fuerza, como si dependiera de mí para no desvanecerse y yo dependiera de ella para no morir.

Al llegar al callejón trasero del edificio, el olor a humo y metal quemado se convirtió en algo insoportable. Las calles estaban llenas de restos de coches destrozados, cables colgando y cuerpos que evitaba mirar. No podía perderme en ese horror. No ahora.

La chica me empujó hacia la izquierda, señalando un camino estrecho entre dos edificios derrumbados. Seguimos corriendo, jadeando, hasta que la ciudad empezó a volverse menos caótica. Al fondo, casi escondido entre nubes de polvo, lo vi: un enorme edificio industrial, viejo, oxidado, con las ventanas rotas y grafitis en cada pared. Una fábrica abandonada. El tipo de lugar que cualquiera evitaría... excepto si buscas esconderte del fin del mundo.

Atravesamos la verja caída y nos metimos dentro. El silencio era extraño. No un silencio vacío, sino uno denso, lleno de respiraciones contenidas. Presencias. Algo se movió rápido a mi derecha. Me giré de golpe, alzando la barra metálica aún manchada de restos de la criatura, lista para rematar lo que fuera.

Antes de golpear, alguien salió de las sombras: un chico con las manos levantadas en señal de paz. Pero no lo pensé. No razoné. Solo vi la sombra, el movimiento rápido, la altura similar a la criatura que había matado minutos antes. Todo mi cuerpo reaccionó. Le agarré del brazo, giré sobre mí misma y lo tiré al suelo con una llave que ni siquiera sabía que podía ejecutar tan perfectamente cuando estaba aterrada.

El golpe resonó por toda la nave industrial. El chico soltó un gemido ahogado, completamente inmovilizado bajo mi rodilla. Me miró con los ojos muy abiertos, entre sorprendido, dolido y... ¿impresionado? Antes de que pudiera reaccionar, escuché varias exclamaciones alrededor. De las esquinas, detrás de cajas metálicas y maquinaria vieja, salieron más personas, todas jóvenes, todas armadas con lo que podían: tubos, palos, herramientas oxidadas. Un grupo de supervivientes. Todos nos miraban como si yo fuera una especie de soldado profesional, o una amenaza.

—¡Ey! ¡Tranquila! —exclamó el chico bajo mí, levantando un poco la cabeza— Me aparté rápido, sintiendo mis mejillas arder. La chica desconocida se acercó, con una mezcla de nervios y diversión en la mirada.

—Perdón... —murmuré, bajando la barra de metal y tragando saliva— Pensé que eras... otra cosa.

Él se incorporó con una mano en la espalda,los demás supervivientes se acercaron, algunos desconfiados, otros curiosos. Una chica rubia de pelo rizado se adelantó, evaluándonos con la mirada, sobre todo a mí, como si intentara descifrar si era peligrosa o simplemente estaba desesperada. Finalmente asintió hacia nosotras.

—Si habéis llegado hasta aquí respirando, sabéis más de lo que parece —dijo.

Miré a la chica desconocida, que apretó los labios y asintió débilmente. Sus ojos oscuros estaban cargados de algo que no sabía si era miedo, culpa o las tres cosas juntas.

—Nos están siguiendo —dijo ella.

El grupo se tensó al instante. Todos se miraron entre sí, aterrados.

—¿Quién? —preguntó la chica rubia.

—No quién —respondi, tragando saliva—. Qué.

El silencio se volvió aún más pesado.

El chico al que había tirado al suelo se acercó un paso a mí muy cerca. Lo suficiente para que pudiera ver la pequeña cicatriz junto a su ceja, y cómo su respiración todavía estaba acelerada por el golpe. Me miró fijamente, como si quisiera leerme el alma.



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En el texto hay: ciencia ficion, romance, accion

Editado: 04.12.2025

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