Con la determinación reflejada en sus ojos, el grupo decidió que al día siguiente explorarían el edificio que aparecía en la foto misteriosa. La emoción mezclada con el temor les mantenía despiertos la noche anterior, cada uno repasando mentalmente los pasos que darían al amanecer.
El siguiente día, el cielo estaba cubierto de nubes grises, amenazando con una tormenta. Laura, David, y Nicolás se reunieron en la entrada del ayuntamiento para planificar su expedición. El mapa antiguo de Hugo estaba cuidadosamente doblado en la mano de Laura, señalando la ubicación exacta del edificio.
— Aquí es donde debería estar — dijo Laura, señalando una pequeña nota al margen del mapa—. Es en la parte norte del pueblo, cerca de donde antes estaba el viejo molino.
David asintió, estudiando el mapa con atención.
— No recuerdo haber visto este lugar desde que el molino fue demolido hace años. ¿Estás segura de que está aquí?
— Sí, según este mapa, el molino nunca fue demolido realmente. Solo abandonado —respondió Laura, marcando el camino con su dedo.
Nicolás miró hacia la dirección señalada, su expresión grave.
— Si este edificio está allí, debería haber algo que Hugo y María descubrieron. Algo que probablemente involucra a personas que querían mantener esos secretos ocultos.
— Tenemos que estar preparados —dijo David—. No sabemos qué nos espera allí.
Al amanecer, el trío se dirigió hacia la ubicación indicada. Las calles estaban tranquilas, y el aire fresco de la mañana les daba un poco de energía para el día que les esperaba. Al llegar al sitio, encontraron los restos del viejo molino: algunas piedras dispersas, madera podrida, y un área que parecía haber sido el edificio principal.
— Esto es todo lo que queda —comentó David, mirando alrededor—. Parece que realmente se demolió.
Laura revisó el mapa de nuevo, confirmando la ubicación.
— Según el mapa, hay una entrada secreta aquí —dijo señalando una pared de ladrillo cercana—. Debe haber sido escondida para proteger lo que hay dentro.
Nicolás se acercó a la pared, examinando cuidadosamente el ladrillo. Notó una pequeña abertura oculta detrás de algunas enredaderas y ramas secas. Con esfuerzo, logró empujar la pared y revelar una pequeña puerta de metal oxidado.
— Aquí está —dijo, mirando a sus compañeros—. Tenemos que abrirla.
Laura sacó la llave que habían encontrado en el río y la introdujo en la cerradura. La puerta chirrió al abrirse, revelando una escalera que descendía hacia la oscuridad. El olor a humedad y moho llenó sus narices mientras bajaban cuidadosamente por las escaleras de metal.
Al llegar al final, se encontraron en un pasillo estrecho y oscuro, iluminado solo por la luz tenue que filtraba desde arriba. Las paredes estaban cubiertas de polvo y telarañas, y el suelo crujía bajo sus pies. En el centro del pasillo, había una puerta de madera que parecía más robusta que las demás.
— Vamos a ver qué hay allí —sugirió David, avanzando hacia la puerta.
Con un esfuerzo conjunto, empujaron la puerta y entraron en una habitación pequeña. Lo que vieron les dejó sin aliento: un cuarto lleno de documentos, mapas, y fotografías antiguas, similares a las que habían encontrado en el ayuntamiento. Pero lo más impactante era una mesa al fondo, sobre la cual descansaba un dispositivo extraño, algo que parecía una combinación entre una brújula y un reloj antiguo.
— Esto es... —trilló Laura, acercándose a la mesa—. ¿Qué es esto?
Nicolás tomó una de las fotografías y la comparó con las del cuaderno de Hugo.
—Parece que este dispositivo fue utilizado para señalar ubicaciones específicas. Tal vez Hugo y María estaban tratando de encontrar algo o alguien.
David miró alrededor de la habitación, su mente trabajando a toda velocidad.
— Si esto es lo que estaban buscando, necesitamos saber qué es. Quizás aquí tengamos la clave para entender la desaparición de María.
Laura recogió un mapa similar al que habían encontrado en el sótano y comenzó a revisar las marcas y anotaciones.
— Mira esto —dijo, señalando una serie de líneas que conectaban varios puntos en el mapa—. Parece que hay más lugares marcados aquí. Quizás estos son puntos importantes para lo que estaban buscando.
Nicolás se acercó a la mesa, examinando el dispositivo.
— Esto podría ser una especie de mapa interactivo —sugirió—. Al mover los componentes, podría mostrar diferentes rutas o ubicaciones.
Con cuidado, comenzaron a manipular el dispositivo, girando los elementos y observando cómo el mapa respondía. Cada movimiento revelaba nuevas rutas y puntos de interés, todos ellos alrededor de Santa Lucía y sus alrededores.
— Esto es impresionante —comentó David—. Hugo tenía una visión más clara de lo que estaba ocurriendo de lo que habíamos imaginado.
— Pero también significa que estábamos en peligro —añadió Laura—. Si alguien estaba siguiendo sus pasos, tal vez no quieran que descubramos esto.
El grupo sintió una mezcla de miedo y determinación. Sabían que estaban a punto de desenterrar secretos que el pueblo había intentado mantener ocultos durante décadas. Pero también sabían que descubrir la verdad era la única forma de resolver la desaparición de María y enfrentar los fantasmas del pasado.