The River Of Secrets

Capítulo 14: Huellas Invisibles

El sol comenzaba a ocultarse, y las sombras crecían a lo largo de las calles empedradas del pequeño pueblo. Laura y David caminaban en silencio hacia la casa de Clara, sintiendo el peso de lo que habían descubierto. El silencio entre ellos no era incómodo, pero sí estaba cargado de incertidumbre. Ambos sabían que lo que estaba en juego iba más allá de la desaparición de María; ahora sentían que estaban al borde de desenterrar algo mucho más profundo.

Cuando llegaron a la casa de Clara, todo estaba apagado. Las ventanas cerradas, las luces ausentes, como si la casa hubiera sido abandonada. Laura tocó la puerta, aunque sabía que sería inútil. Nadie abrió.

— No está aquí, —dijo David, mientras miraba alrededor, con la mandíbula tensa—. No me gusta esto, Laura. Todo esto se está volviendo demasiado extraño.

Laura suspiró y retrocedió, observando la fachada de la casa de Clara. Se sentía atrapada en una maraña de secretos que parecían no tener fin. Justo cuando estaban a punto de darse por vencidos, el sonido de un auto acercándose los sobresaltó. Laura giró la cabeza y vio cómo un viejo sedán se estacionaba a unos metros de ellos. Clara salió del auto, mirando a su alrededor antes de notar su presencia.

— ¿Qué hacen aquí? —preguntó Clara, su voz denotando una mezcla de sorpresa y desconfianza.

— Tenemos que hablar —dijo David, acercándose con paso firme—. ¿Por qué te fuiste tan repentinamente ayer? Dijiste que había cosas que no sabíamos. Necesitamos respuestas, Clara.

Clara los miró en silencio por un momento, como si estuviera evaluando qué tanto debía confiar en ellos. Finalmente, suspiró y asintió con la cabeza, caminando hacia la puerta de su casa.

— Está bien, pero no aquí. Entremos, no es seguro hablar afuera, —murmuró mientras abría la puerta y les hacía un gesto para que entraran.

Laura intercambió una mirada de preocupación con David antes de seguir a Clara al interior. El ambiente dentro de la casa era frío, y el aire se sentía pesado, como si las paredes mismas guardaran secretos. Clara cerró la puerta con fuerza y se apoyó contra ella, como si quisiera asegurarse de que nadie más pudiera entrar.

— Escuchen, hay algo que deben saber sobre María y sobre lo que pasó antes de que desapareciera, —comenzó Clara, su voz baja, casi en un susurro—. No puedo decirles todo todavía, pero lo que encontraron en el cobertizo es solo el principio.

— ¿El principio de qué? —preguntó Laura, sintiendo un nudo en el estómago.

Clara se quedó en silencio por un momento, como si estuviera debatiendo internamente cuánto podía revelar.

— La noche antes de que María desapareciera… ella tuvo una conversación con alguien. Alguien que nadie sabe que estaba involucrado, —dijo Clara, finalmente, su voz temblando—. Ella estaba asustada, más de lo que la habíamos visto antes. Nos dijo que había hecho algo terrible, algo que no se podía deshacer.

Laura y David se miraron incrédulos. Esto no encajaba con lo que recordaban de esa época. ¿Qué podría haber hecho María que la asustara tanto? Ninguno de ellos había tenido idea de que María estuviera en una situación tan grave.

— ¿Qué hizo? —presionó David, su tono más áspero de lo que pretendía.

Clara negó con la cabeza, su mirada perdida.

— No lo sé, nunca nos lo dijo, pero creo que esa persona con la que habló tenía algo que ver con su desaparición. Y creo que esa misma persona… está todavía aquí.

El silencio en la habitación se hizo denso. Laura sentía cómo un frío incontrolable recorría su espalda. ¿Quién en el pueblo podría haber estado involucrado con María justo antes de su desaparición? Más importante aún, ¿por qué ese alguien seguía en las sombras, observando todo sin ser descubierto?

David se inclinó hacia delante, sus ojos llenos de determinación.

— Necesitamos saber quién es, Clara. No podemos quedarnos esperando. Si sabes algo, tienes que contárnoslo.

Clara apartó la vista, su rostro visiblemente perturbado.

— Es más complicado que eso. Si digo algo, podría ponerme en peligro. Ya no estamos hablando solo de María… esto va más allá. Hay algo mucho más oscuro en este pueblo, y todos estamos en peligro si seguimos indagando.

Laura sintió una oleada de frustración mezclada con miedo. Sabía que Clara tenía razón. Sentía que cuanto más se acercaban a la verdad, más sombrío se volvía todo, como si el pueblo estuviera cubierto por una sombra imposible de dispersar.

— Clara, estamos en esto juntos, —dijo Laura, suavizando su tono—. No vamos a dejar que te pase nada, pero necesitamos respuestas. Esto ha durado demasiado. María se merece que se sepa la verdad.

Clara dudó, pero finalmente asintió, aunque sin mostrar alivio.

— De acuerdo. Mañana, nos veremos en la vieja fábrica, —dijo finalmente—. Les diré lo que sé, pero deben estar preparados. Lo que van a descubrir no les va a gustar.

Laura y David se miraron una vez más, conscientes de que, aunque no lo dijeran en voz alta, algo en su intuición les decía que estaban más cerca que nunca de una verdad que podría cambiarlo todo.



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En el texto hay: thiller, psicológico.

Editado: 08.10.2024

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