El aire en el pueblo era pesado, impregnado de un silencio incómodo que parecía anunciar una tormenta inminente. Laura, Clara y David se reunieron en casa de Laura para discutir su próximo paso. La revelación sobre Hugo había elevado la tensión entre ellos, y cada uno sabía que lo que estaba en juego era mucho más que la verdad sobre la desaparición de María; era su propia seguridad.
— Tenemos que ser astutos, —comenzó Laura, sentándose en la mesa con el cuaderno de María abierto frente a ellos—. Si Hugo realmente tiene algo que ver con esto, no podemos abordarlo sin un plan.
Clara se cruzó de brazos, aún procesando lo que habían descubierto. — ¿Y cómo lo hacemos? No podemos simplemente presentarnos en su casa y esperar que se abra a nosotros. Es un hombre peligroso.
David, pensativo, sugirió: — Quizás deberíamos buscar más información sobre él. ¿Qué sabemos de su pasado? Quizá hay algo que pueda darnos una ventaja.
Laura asintió. — Tienes razón. Debemos investigar quién es realmente. Además, tengo un par de contactos que podrían ayudarnos a descubrir más sobre la familia de María y el tiempo que Hugo pasó con ella.
— Deberíamos dividirnos, —sugirió Clara—. Yo puedo intentar hablar con algunos de los viejos amigos de María para ver si saben algo más. David, ¿podrías revisar los registros del pueblo? Quizá encuentres algo sobre Hugo que nos dé más claridad.
Laura miró a ambos, sintiéndose aliviada por la disposición de sus amigos a seguir adelante. — Perfecto. Yo intentaré hablar con algunos contactos en la biblioteca local para ver si hay archivos sobre la familia de María o eventos inusuales en el pueblo.
Después de organizarse, el trío se dispersó, cada uno enfocado en su tarea. Laura se dirigió a la biblioteca, donde el ambiente era tranquilo, casi opresivo. Se sentó en una mesa, rodeada de estanterías llenas de libros polvorientos y antiguos documentos. El bibliotecario, un hombre mayor con gafas gruesas, la miró con curiosidad.
— ¿En qué puedo ayudarte? —preguntó.
— Estoy buscando información sobre la familia de María, especialmente sobre su padre, Hugo. Tal vez algo sobre su historia o eventos extraños en el pueblo, —respondió Laura, sintiéndose un poco incómoda al mencionar el nombre de Hugo.
El bibliotecario asintió, dirigiéndola hacia una sección de recortes de periódico. Mientras revisaba los archivos, se encontró con una serie de artículos que relataban incidentes extraños en el pueblo, incluidos rumores sobre desapariciones y eventos trágicos que parecían estar ligados a la familia de María.
Uno de los artículos llamó su atención: “El oscuro pasado de los Vega: sombras de un legado trágico.” La historia hablaba de cómo la familia de Hugo había estado involucrada en un escándalo que había dejado huellas en el pueblo durante años. Desapariciones de personas cercanas a ellos, siempre cubiertas por un velo de silencio.
Laura tomó nota de los nombres mencionados en el artículo. Podía sentir que cada nuevo fragmento de información la acercaba más a la verdad. Terminó de revisar los documentos, agradeciendo al bibliotecario y prometiendo regresar para más.
Mientras tanto, Clara había ido a ver a algunos de los amigos más cercanos de María. Se reunió con una mujer mayor llamada Silvia, quien había sido compañera de clase de María.
— María siempre fue muy reservada, — dijo Silvia, su voz llena de nostalgia—. Pero había algo en su familia que la inquietaba. A veces hablaba de su padre, Hugo, y de cómo no le gustaba la manera en que controlaba su vida.
— ¿Por qué? ¿Era realmente tan controlador? — preguntó Clara, con atención.
— Sí, y había rumores sobre él. La gente decía que tenía tratos oscuros. Nadie sabía exactamente qué hacía, pero siempre había un aire de misterio a su alrededor. María intentaba mantenerlo a distancia, pero al mismo tiempo, no podía dejar de investigarlo. La obsesión de su padre parecía consumirla, —respondió Silvia, mirando al suelo, como si reviviera viejos recuerdos.
Clara tomó nota mentalmente de lo que había escuchado. La conexión entre la obsesión de María y el control de su padre era cada vez más evidente. Pero, ¿cuánto había llegado a descubrir realmente María antes de que desapareciera?
Mientras tanto, David se encontraba en la oficina del registro civil, buscando documentos sobre la familia Vega. Al revisar los archivos, notó algo extraño: había varios registros de cambios de nombre y direcciones, lo que indicaba que la familia había estado en movimiento durante años. Parecía que Hugo había estado ocultando algo, algo que podría estar relacionado con su pasado y, tal vez, con la desaparición de María.
Cuando el grupo se reunió nuevamente esa tarde, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar, pero el miedo a la confrontación con Hugo era palpable.
— Tengo que saber qué hacer, —dijo Laura, mirando a sus amigos—. Tenemos información que puede vincularlo directamente con la desaparición de María. ¿Estamos listos para confrontarlo?
— Tal vez debamos llevar a alguien con nosotros, —sugirió Clara—. No queremos que se ponga violento. Recuerden lo que Nicolás dijo sobre las amenazas.
— Eso tiene sentido, —asintió David—. Pero también podría ser nuestra única oportunidad de obtener respuestas. Si nos enfrascamos en esto, tal vez podamos sacarle algo.