The Role Play-El juego del anfitrión

Capítulo 8

Abrí los ojos con dificultad, sintiendo la brisa fresca del bosque acariciar mi rostro. Me costaba recordar cómo había llegado allí. A mi alrededor, mis amigos comenzaban a despertar, sus expresiones llenas de confusión. ¿Qué había pasado? La niebla de la incertidumbre nos envolvía, y por un momento, me sentí completamente perdida.

Me levanté lentamente, con el cuerpo aún pesado por el cansancio. El sol apenas se filtraba entre los árboles, lanzando sombras alargadas sobre el suelo cubierto de hojas. Me acerqué a Will, el único que parecía completamente despierto. Nuestros ojos se encontraron, y en ese silencio compartido, una avalancha de preguntas nos invadió: ¿Por qué estábamos aquí? Sin necesidad de palabras, entendimos que ninguno de nosotros tenía la respuesta.

Poco a poco, los demás comenzaron a despertar, frotándose los ojos y mirando a su alrededor, tan desconcertados como yo. Mientras los observaba, Will se acercó a un extraño palo de metal que había caído al suelo. Un botón brillante destacaba en su superficie.

-¿Qué es eso? -le pregunté, intrigada.

-No lo sé, pero creo que nos borraron la memoria -respondió, su tono grave me hizo sentir un escalofrío.

-No, para nada. Eso solo pasa en los libros -le repliqué, intentando restarle importancia a lo que estaba sugiriendo.

-Lo sé, pero no hay otra explicación -dijo, su mirada fija en el objeto. Su voz era tensa, como si algo en él estuviera alterado.

-Tienes razón -asintió Toby, quien había estado escuchando nuestra conversación desde el borde del grupo.

-Una batería -murmuré, casi para mí misma, al ver algo brillante en el suelo.

-¿Una batería? ¿De qué hablas? -preguntó Toby, frunciendo el ceño, acercándose para mirar.

Recogí una batería que había quedado parcialmente oculta bajo una capa de hojas y tierra.

-¿Qué hace una batería aquí, en medio de un bosque? -se preguntó Billy, quien hasta ahora había permanecido en silencio.

-Déjame ver -dijo Will, examinando la batería con más detalle-. Está vacía.

-Viene del laboratorio de Charly Gates -dijo Catherine, acercándose con curiosidad, su voz llena de incertidumbre.

-Sí, tienes razón. Necesitamos averiguar qué hace esta batería aquí -respondió Will, su tono lleno de determinación.

El grupo permaneció en silencio por un momento, la batería en el centro de nuestra atención, mientras la tensión aumentaba. Había algo inquietante en la forma en que todos nos mirábamos, como si el peso de la situación nos hubiera dejado sin palabras.

-Esto no es una batería normal -dijo Will, pasando la mano por la superficie metálica-. No entiendo cómo una cosa así terminó aquí.

Billy pateó una piedra cercana, claramente incómodo. Se cruzó de brazos, su rostro reflejando una mezcla de frustración y miedo.

-Quizás no queremos saberlo.

Sus palabras me inquietaron más que la propia batería. Me giré hacia Will, quien seguía mirando el objeto con el ceño fruncido. Fue entonces cuando noté que sus manos temblaban ligeramente.

-¿Estás bien? -pregunté en voz baja.

Will suspiró y apartó la mirada, como si se sintiera atrapado en sus propios pensamientos.

-Nunca me ha gustado lo desconocido -admitió-. Me gusta saber en qué me estoy metiendo, tener el control... Pero esto, todo esto, no tiene sentido.

Era raro escuchar a Will hablar así. Siempre había sido el racional del grupo, el que analizaba todo con lógica, pero ahora su lógica no podía explicarnos lo que estaba pasando. A mí también me costaba entenderlo.

Billy, como siempre, fue directo.

-Si te sirve de consuelo, yo también estoy asustado -dijo sin rodeos. Todos lo miramos sorprendidos. Billy nunca admitía que tenía miedo.

-Tengo miedo todo el tiempo, Miranda -continuó Billy, su voz más seria de lo que jamás le había escuchado-. Pero si lo admito, ¿qué nos queda? Así que finjo que no me importa. Es más fácil así.

El grupo cayó en silencio. Miré a Billy, luego a Will. En ese momento, comprendí algo profundo: todos fingíamos ser más fuertes de lo que realmente éramos. Y eso, de alguna forma, nos hacía aún más humanos.

-¡Yo! -gritó Peter desde su asiento, interrumpiendo el silencio. -Conozco a alguien que trabaja allí.

Todos nos giramos hacia él, buscando una salida. Si había una manera de obtener respuestas, probablemente Peter tenía una pista.

-Entonces, vamos a Charly Gates -dijo Lorry, quien acababa de despertar y aún no entendía del todo lo que sucedía.

-Sí, necesitamos averiguar por qué está esta batería aquí. Seguramente tiene que ver con la pérdida de nuestras memorias -dije, sintiendo que la adrenalina comenzaba a fluir. Mi mente ya estaba funcionando a mil por hora, y por primera vez en mucho tiempo, sentí que teníamos una dirección.

-¿Y qué creen que vamos a hacer con este palo? ¿Deberíamos apretar el botón? -preguntó Will, su curiosidad a punto de desbordarse.

-¡No! -gritó Billy, alarmado. -Puede que nos borre la memoria de nuevo.

-Sí, es muy peligroso -añadió Toby, su rostro pálido. La preocupación era evidente en sus ojos.

Finalmente, decidimos que iríamos al laboratorio al día siguiente, ya que era feriado y tendríamos más tiempo para investigar. La decisión estaba tomada, aunque ninguno de nosotros tenía claro qué encontraríamos allí.

Al llegar el nuevo día, nos encontramos frente a un edificio imponente, cuya estructura parecía desbordar frialdad. Peter, con una mirada decidida, se acercó al guardia de seguridad.

-Hola, señor, nos gustaría ver a Jeff Bucky.

El guardia nos miró con una sonrisa burlona.

-¿Vosotros otra vez? -dijo, casi riendo.

-¿Cómo que otra vez? Es la primera vez que venimos aquí -respondí, confundida.

El guardia comenzó a reírse aún más fuerte.

-Dejen de decir tonterías. Si quieren ver a Jeff, solo díganlo -y procedió a llamarlo por su radio.

Nos miramos, desconcertados. ¿Cómo que otra vez?



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En el texto hay: misterio, manipulacion, juegos psicologicos

Editado: 29.05.2025

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