The Sacred Orb

Capítulo 32 – Paralelismo

El salón de mapas estaba iluminado solo por antorchas y velas altas. La luz temblaba sobre el enorme pergamino del mapamundi de Ventos, extendido sobre la mesa principal. Tifa, con su porte imponente, tenía la mirada fija en el centro del mapa: Azoth. Mitad del territorio ya estaba marcado con un color oscuro, como una herida que se expandía lentamente.

Blair entró despacio, las botas resonando sobre la piedra. Se quitó la capucha y suspiró.

—Tía…

—Llegas tarde —dijo Tifa sin apartar los ojos del mapa.

—Lo siento.

La reina señaló con un gesto seco hacia la mesa. Blair se acercó y vio cómo, además de Azoth, había símbolos pintados en los otros reinos: Donner al este, Caldus al sur, Nifelheim al norte y Veltramar al oeste.

—Zeknier controla la mitad de Azoth —dijo Tifa, su voz baja pero firme—. Si dejamos que avance, tomará todo el reino y entonces irá por los demás. Antes de que eso ocurra, debemos mover nuestras fichas.

—¿Atacar primero? —preguntó Blair.

Tifa asintió.
—Es arriesgado, pero si conseguimos aliados en Donner, Nifelheim y Caldus, podremos cercarlo antes de que extienda sus tentáculos a Veltramar. La guerra es inevitable. Mejor que la demos nosotras que esperar a que él lo decida.

Blair bajó la mirada.
—¿Y el torneo?

—El torneo es parte de su plan —dijo Tifa, finalmente mirándola directo a los ojos—. Zeknier quiere medirnos. Ver quién se atreve a presentarse, estudiar sus habilidades. Y si puede quebrar a uno o dos portadores, mejor para él.

Blair apretó los labios.
—Entonces no deberíamos ir.

—Al contrario. —Tifa apoyó un dedo en el mapa—. Debemos ir. Si no lo hacemos, todos creerán que Azoth ya está muerto.

El silencio que siguió era pesado. Blair respiró hondo.
—Tía… ¿y si Asori no está listo para afrontar aun esto? Se que ha cambiado desde lo que paso con Lira, y puede que solo sea momentáneo…

Tifa arqueó una ceja.
—¿Te preocupa él más que tú?

Blair sintió calor en las mejillas.
—Es que… él es diferente. Jason siempre fue fuerte, seguro de sí mismo, incluso arrogante. Pero Asori… es torpe, duda de todo, se queja a cada rato. Y aun así, cada vez que se levanta después de caer, siento que lo hace porque quiere proteger, no porque busque poder.

Tifa la observó con atención.
—Ese chico carga con una contradicción peligrosa. Los pacifistas que se ven obligados a pelear… son los que más pueden cambiar la historia.

Blair apretó los puños.
—Pero si lo pierdo…

—Entonces asegúrate de no perderlo —dijo Tifa con firmeza—. Como princesa, como guerrera… y como su compañera.

La muchacha bajó la mirada. En su pecho, el Sweet Kiss vibraba débilmente, recordándole cada momento con Asori: sus discusiones tontas, las risas bajo la hoguera, las lágrimas en silencio, y ese beso de despedida que aún ardía en sus labios.

Más tarde, en sus aposentos, Blair se dejó caer sobre la cama con un suspiro largo. Mikan estaba tumbada en la suya, lanzando una daga al aire y atrapándola como si fuera un juego.

—Vaya cara de funeral —comentó la ninja—. ¿La reina te regañó?

Blair la miró de reojo.
—Hablamos de la guerra… del torneo… y de Asori.

Mikan sonrió de inmediato.
—Ajá, lo sabía. Ese chico te trae más confundida que los mapas de tu tía.

Blair rodó los ojos.
—No es así.

—Claro, claro. —Mikan dejó caer la daga sobre la almohada y se incorporó—. Mira, te lo diré así: Jason tiene más técnica, más fuerza, y probablemente más resistencia. En un duelo serio, Asori está muy por detrás.

Blair se tensó.
—…

—Pero —continuó Mikan, con una sonrisa torcida—, Asori tiene algo que Jason no. Ese chico lucha como si le doliera cada herida que ve. No va pelear buscando ganar; va a pelear para que otros no pierdan. Si se vuelve a enfrentar a Jason, puede que todavía caiga… pero al menos dará más pelea.

El corazón de Blair latió fuerte. Bajó la mirada y se mordió el labio.
—Él… ya me demostró que no se rinde. Y yo…

Mikan la observó, afilando su sonrisa.
—¿Y tú… qué?

Blair se llevó una mano al pecho.
—Cada vez que pienso en él, siento que debería hablarle… y decirle lo que realmente somos. Amigos, compañeros… o algo más. No quiero que piense que el beso de despedida fue solo por el Sweet Kiss o por obligación.

Mikan arqueó una ceja.
—Entonces díselo. Antes de que alguien más lo haga.

Blair se sonrojó.
—¿Alguien más?

—Yo, por ejemplo. —Mikan se encogió de hombros con picardía—. Es simpático, sabe escuchar y además me hace reír. ¿Por qué no?

—¡Mikan! —exclamó Blair, encendida como un tomate.

—Tranquila, tranquila. —La ninja levantó las manos, pero su sonrisa seguía ahí—. Solo digo que si no aclaras lo que sientes, otros lo harán por ti y debes empezar a decidir por tu cuenta.

Blair apretó las sábanas. Sus pensamientos volvieron a aquel beso, al calor en sus labios, a la forma en que Asori la miró como si de verdad quisiera protegerla y estar a su lado siempre.

“Debo hablar con él… pronto.”

Mientras tanto, en el salón de mapas, Tifa escuchaba a uno de sus consejeros.

—Mi reina, los enviados de Nifelheim esperan respuesta. Ofrecen apoyo militar, pero exigen compartir el control de las rutas de Astral.

—Lo sé —respondió Tifa, con el ceño fruncido—. Y si aceptamos, perderemos parte de nuestra independencia. Pero si no lo hacemos, lucharemos solas.

El consejero bajó la voz.
—¿Y qué hay de Jason? El reino de Donner lo respalda. Su regreso ha causado rumores: dicen que podría ser la verdadera carta de Azoth y quien haga frente a Zeknier.

Tifa cerró los ojos un instante. Jason era fuerte, sí, pero frío. Y en esa frialdad, tal vez había un peligro oculto.

—Jason puede ser un arma. Pero Asori… —susurró— Asori podría ser nuestra esperanza en esta guerra.

El viento agitó las velas como si confirmara sus palabras.



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En el texto hay: romance, aventura, fantasía drama

Editado: 01.10.2025

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